Contabilizar las tumbas que son profanadas durante el mes es imposible para los sepultureros que trabajan en el cementerio de La Guaira pues afirman que cuando menos se lo esperan, encuentran una tumba abierta, reseña El Varguense.
El hurto de los huesos de los deudos que reposan en dicho camposanto se ha incrementado con el pasar de los años y no hay quien lo pare, ya que en el lugar no hay ningún tipo de seguridad que resguarde el lugar. Particularmente, quienes sirven en el lugar como sepultureros no pernoctan en el lugar y mucho menos prestan servicio de vigilancia pues como ellos mismos refieren, no tienen sueldo fijo ni ningún beneficio como para cuidar esos espacios de noche enfrentándose a gente peligrosa.
“Nosotros solo prestamos el servicio de limpieza de la tumba, abrirlas y cerrarlas… preparar el terreno para lo del entierro pero no somos parte de ninguna nómina de la Alcaldía aunque es lo que hemos solicitado durante años”, refiere uno de los señores que tiene trabajando más de 30 años en ese cementerio.