Juan Guerrero: Odio, mentira, terror y crueldad

Juan Guerrero: Odio, mentira, terror y crueldad

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Toda dictadura es cruel por naturaleza. Y en Venezuela el régimen dictatorial llamado socialismo siglo XXI se sostiene, tanto por su crueldad como por el odio, la mentira y el terror.

  Odiar, mentir, ser cruel y generar terror son inherentes al poder ejercido por un grupo izquierdista que ha diseñado un plan de aniquilamiento de opositores, siguiendo patrones de conducta similares a los ejecutados en la Europa del nacionalsocialismo alemán y en la Italia fascista.





  Ese plan de aniquilamiento de opositores tiene varios años y su ejemplo clásico fue la figura crística de Franklin Brito. Un agricultor venezolano que fue sistemáticamente humillado, vejado y sometido a tortura psicológica, hasta llevarlo al extremo de provocarle (inducirle) la muerte por inanición.

  La propaganda oficialista se caracterizó por sesgar las noticias afirmando que el Sr. Brito se negaba a ingerir alimentos y llegó al extremo de la locura, razón por la que debió ser internado en un centro hospitalario, donde no se le podía visitar hasta que un día fue declarado oficialmente “fallecido” y entregado a sus familiares.

  Después han sido los centenares de presos anónimos que han sido “muertos” en extrañas circunstancias. Van desde huelgas de hambre por falta de alimentación, medicinas y servicios médicos, hasta insalubridad y reclamos por sus juicios. Las aberrantes imágenes que por estos años se han filtrado por los medios de comunicación, espantan por lo dantesco y cruel.

  Pero si esto no es suficiente, el odio a la humanidad de la dictadura se evidencia en los reportajes de agencias internacionales que muestran al mundo la crueldad de un régimen en la protección y asistencia a los enfermos psiquiátricos. Abandonados a su suerte en fétidos y oscuros cuartos donde reina la soledad, alimentación y medicinas, además de los médicos y enfermeras.

  En estos centros se resume la naturaleza pervertida de un régimen dictatorial de izquierda que intenta perpetuarse, no tanto por el odio al semejante, sino porque usa la mentira como parte de su naturaleza y por lo tanto, como estrategia política en los escenarios nacionales como en los escasos espacios internacionales donde se invita a sus defensores.

  El odio en boca de la jerarquía política chavomadurista pasó de ser amenaza y coacción, a hechos concretos. Todos, absolutamente todos estamos bajo vigilancia de un Estado devenido organización criminal, que las 24 horas del día, de lunes a viernes –incluyendo días feriados- se dedica a propagar el terror de Estado en la población venezolana.

  Y ese terror está diseñado para ejecutarse en la cotidianidad del venezolano. Desde la falta de alimentos para generar incertidumbre hasta el terror que genera no encontrar una medicina o una simple inyectadora, mientras en el quirófano de emergencia esperan para salvar la vida de un familiar.

  Por eso hay que insistir en denunciar a esta dictadura del socialismo siglo XXI como agente que diseña torturas psicológicas en la población venezolana. Centenares de miles de ciudadanos han sido “inducidos a morir” por un régimen que, a sabiendas de que existe una crisis humanitaria en alimentos y medicinas, no permite que las agencias internacionales de socorro auxilien al 80% de la población sometida a un estado de pobreza y falta de alimentos y medicinas.

  Lo otro que es preciso advertir y denunciar, son las “muertes selectivas” básicamente de opositores. Está ocurriendo en los estudiantes capturados por las fuerzas represivas y de dirigentes políticos. Uno de ellos es el alcalde de Barquisimeto, Alfredo Ramos.

  Independientemente de la circunstancia y la certeza o no de haber cometido delito, el ciudadano alcalde está preso. Por lo tanto, bajo responsabilidad directa del Estado. Sometido a maltrato moral y con patología cardiovascular diagnosticada desde hace varios años, el régimen pareciera usar esta enfermedad para acelerarle un desenlace fatal. Por ello, la dirigencia de su partido debería acudir a los organismos internacionales para denunciar esta atrocidad. Internamente la censura de los medios de comunicación no permite que la ciudadanía se entere ni pueda defender al alcalde.

  Como el alcalde Alfredo Ramos son cientos de presos políticos quienes están en riesgo extremo de morir (asesinatos inducidos) por falta de asistencia médica adecuada y efectiva.

(*)  [email protected]   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1