Cierre de las casas de cambio agudiza situación de compradores venezolanos

Cierre de las casas de cambio agudiza situación de compradores venezolanos

Foto La Nación
Foto La Nación

 

El cese de actividades de las casas de cambio de La Parada y Cúcuta en protesta contra regulaciones establecidas por el Gobierno nacional de Colombia, acentúa aún más la precaria situación económica de los centenares de compradores y viajeros venezolanos, quienes ante el paro de los cambistas se ven obligados a recurrir al mercado clandestino, donde el precio del bolívar es inferior al que mantenía el mercado cambiario de la frontera colombiana, reseña el diario La Nación.

Los cambistas de La Parada y Cúcuta cesaron actividades este miércoles y en carteles pegados en las santamarías de las agencias anuncian que la medida de protesta será por ocho días, para solicitar al Gobierno que establezca “normas y requisitos más flexibles”.





Protestan contra las regulaciones 060 de agosto de 2016 y la circular 013 de diciembre del mismo año, las cuales establecen una serie de condiciones y requisitos de ley para que las casas de cambio puedan operar.

El cierre de las casas de cambio colombianas complicó la situación de los centenares de venezolanos que diariamente cruzan la frontera con bolívares a cambiarlos por pesos, para luego comprar comida, medicina, repuestos u otros insumos en el comercio neogranadino.

También afecta a los viajeros venezolanos que se internan en Colombia o van en tránsito hacia terceros países y requieren convertir bolívares en pesos o dólares para costear el viaje.

En la mayoría de comercios de La Parada tampoco estaban recibiendo bolívares, lo que privaba al venezolano de la posibilidad de hacer sus compras. Muchos que viven en la frontera por lo general acostumbran a guardar pesos y no tienen problemas al momento de comprar en el comercio neogranadino, sin embargo, la situación se torna complicada para aquellos venezolanos procedentes del interior del país que llegan con cantidades de bolívares para convertirlos en pesos y poder comprar.

 

Siga leyendo en La Nación