La mala decisión de cobrar el petróleo venezolano en yuanes

La mala decisión de cobrar el petróleo venezolano en yuanes

A partir del 1 de octubre de 2016 ingresó a la canasta de monedas de Reserva del Fondo Monetario Internacional —derechos especiales de giro— donde acompaña al dólar estadounidense, al euro europeo, la libra esterlina de Reino Unido y el yen japonés
A partir del 1 de octubre de 2016 ingresó a la canasta de monedas de Reserva del Fondo Monetario Internacional —derechos especiales de giro— donde acompaña al dólar estadounidense, al euro europeo, la libra esterlina de Reino Unido y el yen japonés

 

Para los gobiernos, así como para todos aquellos sujetos económicos que intervienen en las transacciones internacionales, resulta imprescindible la existencia de mecanismos a través de los cuales se materialicen los intercambios monetarios que aseguren el flujo comercial y financiero. Por ello, la importancia de los tipos de cambio y las divisas.

Por Rubén Orlando Noguera en Inteligencia Petrolera





Una transacción internacional que involucre a actores económicos de dos o más países, requiere la adquisición de una divisa, que es utilizada para cubrir las obligaciones de pago contraídas. De esta manera, si una empresa o institución, como la venezolana Pdvsa, amerita insumos, productos o tecnología de un país extranjero, debe contar con la divisa requerida por el oferente de ese país, además de ciertos ajustes institucionales que posibiliten el intercambio.

Pero no toda moneda extranjera es aceptada como medio de pago internacional. Los procesos de importación y exportación están sujetos a la utilización de divisas convertibles, es decir, que puedan ser libremente cambiadas por la moneda de otro país. Aquellas sometidas a restricciones por parte de los gobiernos, limitan su eficacia en transacciones con el exterior, relegando sus funciones para la economía doméstica

Actualmente, podemos contar con unas 170 monedas distribuidas alrededor del planeta, sin embargo, solo un pequeño grupo es adecuado para los intercambios internacionales. Para lograr ese grado de aceptación, además de la convertibilidad, deben ser aptas para su uso en el mercado de divisas y ser libremente obtenidas e intercambiadas.

El rol del dólar estadounidense

La divisa norteamericana es la más aceptada y utilizada a nivel global. Es el soporte fundamental del sistema financiero internacional; domina las carteras y las reservas de los bancos centrales, se utiliza como principal medio de pago internacional,  el más importante centro de refugio para los inversionistas y, además, la base para establecer los sistemas de cambio de las monedas de la mayor parte de países. Esta condición se ha mantenido desde el Tratado de Bretton Woods en 1944, cuando se estableció como la principal divisa de reserva internacional. Si bien es cierto que el poder hegemónico de Estados Unidos no es el mismo de finales de la segunda guerra mundial, la Organización Swift (Society for Worldwide Financial Telecommunications) estimaba para septiembre de 2016, que el dólar se utilizaba en 42% de las transacciones internacionales, seguido por el euro (30,8%) y la libra esterlina (8,7%)

En el mercado internacional de divisas —conocido como Forex— bancos, empresas, gobiernos, inversionistas y particulares compran y venden monedas. Los pares de divisas que usan el dólar estadounidense como base de operaciones, representaron entre 70% y 72% de todas las transacciones realizadas en 2016. La relación euro-dólar domina las cambios internacionales (30%), seguidas por la relación dólar-yen japonés (18%), y dólar-libra esterlina (9%). Además, la más grande reserva en divisas —a nivel global— está nominada en dólares estadounidenses.

El yuan chino

El renminbi o Yuan es la moneda oficial de la República Popular China. Desde hace tiempo el gobierno de ese país ha venido trabajando para convertirla en una divisa de referencia mundial. A partir del 1 de octubre de 2016 ingresó a la canasta de monedas de Reserva del Fondo Monetario Internacional —derechos especiales de giro— donde acompaña al dólar estadounidense, al euro europeo, la libra esterlina de Reino Unido y el yen japonés. Es un reconocimiento al creciente poder económico del gigante asiático, que se ha consolidado como la segunda potencia económica del mundo, la primera comercial y el segundo país detentor de dólares (detrás de Japón), gracias a las reformas económicas realizadas a  partir de 1978. También ha logrado crear nuevas instituciones financieras internacionales, como el BRICS Bank y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB).

Sin embargo, el talón de Aquiles de la economía china lo constituye precisamente su sistema financiero, supeditado al control del Estado. Se ha acusado al gobierno chino de devaluar permanentemente el yuan para beneficiar sus exportaciones. El sector bancario —que ha realizado progresos notables— adolece de fallas e insuficiencias, motivadas por el intervencionismo del aparato estatal, el cual sigue regulando el crédito. El sistema cambiario y el mercado de valores ha crecido, particularmente las bolsas de Shanghái, Pekín y Shenzhen. Sin embargo, los mercados de acciones y bonos no tienen la dimensión y trascendencia de los mercados occidentales; también están supeditados a la regulación del Estado.

No ponemos en duda que, en el devenir de  los años, el Yuan habrá de escalar posiciones en las transacciones internacionales, pero no es factible que a corto y mediano plazo, pueda desplazar la hegemonía del dólar y el euro como las principales referencias monetarias en la economía global.

Para el funcionamiento de las cuentas externas, es importante la selección idónea tanto del régimen cambiario como de las divisas a utilizar como medio de pago. Algunas de las monedas propuestas como alternativas para ser utilizadas en los intercambios internacionales de una empresa como Pdvsa (rublo y rupia) presentan más debilidades que fortalezas, principalmente por ser monedas no convertibles, de limitada aceptación a nivel mundial. Reacomodar las transacciones internacionales a este tipo de divisas, poco utilizadas en el ámbito comercial en que nos desenvolvemos habitualmente, generaría un conjunto de costos adicionales, provenientes de los procedimientos y transferencias necesarios para hacer funcional su uso.

Prescindir del dólar, aparte de poco práctico y operativo, solo  servirá para incrementar la larga lista de ligerezas y disparates, conque el régimen venezolano ha manejado la economía.

Rubén Orlando Noguera es economista venezolano y profesor universitario