Richard Blanco: La morbosa complicidad del régimen

Richard Blanco: La morbosa complicidad del régimen

thumbnailrichardblanco

No podemos tratar el tema como un secreto a voces cuando desgraciadamente es una realidad palpable, tangible y puesta en bandeja de plata ante la mirada, que ya no tiene nada de atónita de los venezolanos, que por culpa del régimen mueren de mengua, por una crisis de salud propiciada por ellos, por nadie más. En el año 2014 nos aventuramos a decir que la escasez de medicamentos ya nos respiraba en la nuca, cuando se comenzaba a asomar la inexistencia de las medicinas hasta la falta de reactivos para un simple examen de rutina. Así de crítica es la situación.

Los hospitales discrepan en exceso de lo que una vez fueron. Ni un ápice de dotación cuentan hoy en día. Hasta las mujeres se han visto obligadas a reforzar la valentía signada por su venezolanidad, trayendo un halo de vida en salas de espera. El periplo da vergüenza, genera impotencia porque todavía cabe la pregunta de, ¿cómo una de las naciones más ricas del mundo, con mayor producción de petróleo, nuestra marca, por así decirlo, vive entre muerte, entre tanta miseria y necesidad? ¿Cómo los que han hundido el país viven buchones, gozando de buenos planes de salud, asegurando su presente y futuro fuera de estas latitudes? Les importa poco el devenir de nuestro pueblo, un pueblo que ya despertó y que por pruebas más que evidentes saben que estos años de “revolución” nos han quitado incluso la vida.

Es como si hubiésemos caído en el macabro juego de la ruleta rusa, si te enfermas pocas probabilidades tienes de cumplir un tratamiento, por más sencillo que parezca, los niños, sonrisas de luz en los hogares más humildes de nuestro país, en más de una ocasión han sido blanco de ese juego que no precisa edades, ni gusto político, les toca y punto. Así con ese dolor enmarcado en la más terrible crisis humanitaria de nuestra historia, nos ha tocado por obligación y a regañadientes asumir que la muerte por mengua se ha convertido en una constante, la única variabilidad que ostentamos, es la de retroceso.

La magnitud de la maldad que se ha dispersado sobre Venezuela es de tales dimensiones, es tanta la irresponsabilidad y la cobardía que son incapaces de cargar con esas que son cuotas personales, para el régimen de Nicolás Maduro es más sencillo, endosarle a otros que si trabajan por el país, lo que ellos no han sido capaces jamás de atender, se inventan cuanta guerra económica les parece, dificultando a todas el luces e desempeño de los galenos venezolanos y ocultando por su parte, la ineficiencia de los entes suscritos para la publicación de las cifras en materia de salud.

Hablamos de una complicidad morbosa, entre quienes le rinden tributo al pensamiento político que por años, pareciera haber logrado su más oscuro propósito, llevarnos al límite de nuestra propia vida por pura negligencia del Estado. Meses atrás escuchaba con atención a un médico joven, de unos 32 años de edad, entregado a su profesión como amerita el caso, lo frustrante que le resultaba no poder ayudar como lo exige el compromiso social de la medicina, a los enfermos que con agrias esperanzas acudían a él para encontrar sanación.

Para los que no somos médicos, también nos calienta la sangre, como popularmente se dice, que la vida de nuestros hermanos se encuentre en riesgo, es frustrante que las farmacias antes abastecidas de medicinas, estén vacías, que no se consiga un antibiótico, que no se alivie el padecimiento por una escasez crónica de medicamentos e insumos médicos. Eso es parte del día a día y eso por muy trillado que parezca, es el objetivo de nuestra tarea. Aquí nadie puede hablar a medias tintas, salir del régimen de Nicolás Maduro, es la prioridad para luego avanzar al país que éramos, para recobrar las fuerzas y resurgir, sin muertes y en prosperidad.

@RichardBlancoOf

Exit mobile version