Irregularidades y el peso de los poderosos: Richard Marín, caso Emil Friedman, ¿víctima del vicio judicial?

Irregularidades y el peso de los poderosos: Richard Marín, caso Emil Friedman, ¿víctima del vicio judicial?

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En horas de la mañana de éste viernes 13 de octubre, Eunice Vargas de Marín, esposa de Richard Marín, quien tiene un año y tres meses privado de libertad por presuntos delitos de abuso de menores en un colegio del municipio Baruta, convocó a una rueda de prensa para denunciar el injusto traslado a un centro penitenciario, su esposo se encuentra detenido desde el año pasado en la sede del CICPC en la Av. Urdaneta en Caracas.





 

Por: Román Camacho / Lapatilla.com

 

La esposa del investigado realizó la rueda de prensa en la plaza El Venezolano en el municipio Libertador, inició la alocución informando que se “se acabó el tiempo del silencio, Richard Marín es inocente”. Desde la detención de Marín, familiares habían mantenido el anonimato mientras se realizaban investigaciones esperando que se hiciera justicia, eso no sucedió.

“Richard es un hombre bueno. Un hombre de familia. Padre de dos niñas hermosas, juiciosas, buenas estudiantes. Richard nunca cometió el delito del que se le acusa. Eso lo sabemos nosotros. Pero también lo saben sus abogados. Lo sabe el juez. Lo saben los fiscales. Lo sabe el padre de la presunta víctima. Lo saben los otros niños que involucraron en esto para darle relevancia al caso.  Lo saben sus ex alumnos. Los saben los padres y representantes. Lo sabe la comunidad educativa del Colegio. Lo saben sus compañeros de trabajo”, dijo Eunice de Marín.

Durante la rueda de prensa, denunció irregularidades en la investigación realizada por parte del Ministerio Publico, “Voy a comenzar por la prueba de ADN que se le practicó al profesor Juan Carrillo y a mi esposo Richard Marín. Ambos profesores se mostraron dispuestos a la realización de la prueba (…) La prueba de ADN determinó que el boxer que los padres del niño consignaron al CICPC, efectivamente si contienen semen y, además, determinó que contiene semen de dos donantes distintos, pero lo más importante es que ese peritaje forense de alto nivel, también determinó que el material encontrado no coincide con los perfiles genéticos ni de Juan Carrillo, ni de Richard Marín. ¿Cómo es que si el resultado de esas pruebas, dadas a conocer el 10 de agosto del año 2016, determinan algo tan vital y clave, como que el boxer si tenía semen, pero no de los profesores de natación, ¿Cómo es que los fiscales, los jueces, los investigadores, no se abocaron, ni se han abocado aún, a investigar quienes fueron esos donantes? ¿Cómo es que un año y cuatro meses después Richard Marín continúe involucrado en un juicio  que no tiene ni pies ni cabeza?  Y ¿Por qué las autoridades no han movido un dedo, para averiguar quiénes fueron los donantes?, ¿Cómo se coloca el testimonio de un niño de 6 años, sobre el resultado de una prueba científica de alta efectividad como esa? Declaración que además goza de incongruencia e inconsistencia”.

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La defensa de Richard Marín solicitó que se practicara una prueba de ADN al padre del menor presuntamente abusado pero el 12 de agosto la fiscalía la negó argumentando que él no era uno de los investigados, sino que funge como una víctima indirecta.

Eunice habló del 28 de junio del 2.016, día en que presuntamente su esposo habría abusado de un menor de edad dentro del colegio, “ese día el único contacto que hubo entre mi esposo y el niño implicado en este caso, fue a las 7:06 de la mañana, cuando como parte de sus labores docentes le abrió la puerta del carro para recibirlo. De resto, y así se desprende del análisis técnico que elaboró la fiscalía sobre el contenido de las 78 cámaras de seguridad que tiene el colegio, no hubo ningún otro contacto entre Richard Marín y el niño. No estamos hablando de unas pocas cámaras. Estamos hablando de 78 cámaras que captan, no sólo que no hubo contacto entre Richard Marin y el niño, sino que la rutina del niño transcurre con total normalidad a lo largo del día hasta que lo vienen a buscar. Adicionalmente, el 28 de junio, 1ro C, el grado en que cursaba el niño, no tenía clases de natación. Todas las actividades extra cátedra fueron suspendidas debido a un intenso aguacero. Ese día Richard Marín se fue del colegio a la 1:15 al Valle Arriba Athletic Club a donde llegó a la 1:51 PM. Así lo demuestran las cámaras de seguridad tanto del club, como del colegio. ¿Dónde ocurrieron los hechos?, ¿A qué hora?, ¿Cómo? Es algo que nunca han podido determinar, porque es imposible determinar lo que nunca ocurrió”.

La esposa del investigado responsabilizó a las autoridades, y a quienes han acusado a Richard, de cualquier situación que ponga en peligro su vida y su integridad física en este traslado a un centro de reclusión.

Durante la rueda de prensa hizo un llamado a la madre del menor, “Usted es mujer. Usted es madre. Usted sabe que mi esposo es inocente. Diga la verdad. No cargue en su conciencia un peso que no podrá cargar”.

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Antecedentes del caso

El día 28 de junio del 2.016, se recibió una denuncia de un presunto abuso sexual a un menor de edad dentro de una prestigiosa institución educativa. Ese día detienen a ambos profesores de natación del colegio para investigarlos ya que el niño los señala como responsables del hecho.

Durante las investigaciones, la Fiscalía incurrió en serias omisiones que podrían sentar las bases para que el supuesto delito quede impune. En primer lugar, la investigación sobre este caso se centró casi exclusivamente en la hipótesis sobre la culpabilidad del profesor Richard Marín, y excluyó otras posibilidades, como por ejemplo, que el victimario del menor forme parte del entorno familiar. Esta presunción se sustenta en los resultados de estudios de victimización llevados a cabo tanto en Venezuela como en otras partes del mundo, cuyos resultados son consistentes. Ante las pruebas fue liberado el Profesor Juan Carrillo, pero Marín continuó detenido por el testimonio dado por el menor de edad.

En el Ministerio Público se dieron cuenta de esta situación, pero cuando intentaron subsanarla ya era demasiado tarde. Es por esto que no se logró la obtención de los registros de videos de entradas y salidas al estacionamiento del complejo La Guacamaya, en Las Mercedes, donde el padre junto a su hijo fueron a comer luego de buscarlo en el colegio. Tampoco se profundizó en la identificación de los donantes o fuentes de los fluidos seminales hallados en el bóxer del menor de edad, quienes son personas distintas a los profesores Marín y Carrillo según la prueba realizada por el MP de su ADN.

En estricto derecho, Richard Marín debería gozar en la actualidad de una medida cautelar sustitutiva. Son numerosos los elementos de juicio que obran en este sentido. Su arraigo en la institución para la que trabaja está comprobado, así como también la imposibilidad de que incida de alguna forma en el resultado de las pesquisas, puesto que ya las diligencias pendientes contra él fueron efectuadas. De igual manera, no hay evidencias que lo inculpen salvo los resultados de los exámenes psicológicos a los niños que figuran como víctimas en el expediente, y que por sí solos no deberían ser tomados como plena prueba puesto que no hay evidencias físicas o de otro tipo que los corroboren.

La acusación carece de una relación detallada sobre la forma como Marín supuestamente cometió el abuso sexual a los tres niños. No precisa en qué momento hubo el contacto y cómo fue que el profesor supuestamente convenció a los niños para que se trasladaran al área de baño de la piscina, sin haber sido captados por ninguna de las 78 cámaras de video vigilancia instaladas en todas las áreas del colegio, con la excepción de la piscina. Esto, además, en un momento en que tal traslado representaba una ruptura de la rutina de las presuntas víctimas (todas del primer grado C) en un ambiente altamente controlado en el colegio. En la rutina del colegio, los profesores solo tienen contacto con los alumnos al recibirlo en la mañana, esto al frente de representantes, alumnos y demás trabajadores de la institución.

No está claro cuál es el trasfondo de toda esta acusación, ¿buscan desprestigiar una institución?, ¿Cobrar altas sumas de dinero?, ¿una venganza por no haber seleccionado al menor para que forme parte del equipo de natación?, todas esas interrogantes se mantienen abiertas pero, en estos momentos, las pruebas y evidencias que maneja el Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas, junto al Ministerio Publico, exoneran y descartan que el profesor Richard Marín haya cometido algún delito.

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