Juan José Moreno A: Elementos para el debate

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Entrampados como nos encontramos en estos momentos todos los venezolanos, por efectos de las marramuncias y trácalas impuestas por un adversario sin escrúpulos, como sobradamente lo ha demostrado el régimen, al arrinconado sector de la posición no le queda otra que replantear su estrategia y nuevas tácticas para ese auténtico combate al cual nos obligan a librar.

De allí que para el replanteo de esas nuevas formas de organización para las luchas por venir, es preciso convocar a todos quienes sufren las terribles consecuencias de esa forma despótica de gobernar que hoy nos somete, y aportar ideas concretas para salir de ese embrollo en el que se encuentra confinado el país.





Pensamos que hoy como nunca, está planteado un diálogo, pero de dos vías: el primero entre nosotros mismos, como hemos venido insistiendo, con representantes de los más diversos sectores de la sociedad, de manera de elaborar esa necesaria plataforma de lucha aún no definida debido a las presiones e inmediatismo que las circunstancias nos han impuesto y que nos han conducido a la derrota que en los actuales momentos nos obliga a definir nuevos derroteros; el segundo, necesariamente con quienes detentan el poder político, para alcanzar el tipo de acuerdos mínimos que se puedan lograr en situaciones de extrema confrontación. La historia del país y del mundo están llenos de ejemplos similares.

Un primer elemento para considerar en este sentido, necesariamente tiene que ver con los aspectos jurídicos y legales, en los que tendríamos que volver al origen de la desinstitucionalización del país, a partir del ilegal desconocimiento de la representación parlamentaria del Amazonas elegida en las elecciones de 2015, pues casi a dos años del truculento hecho, el también ilegal TSJ no ha resuelto su medida “cautelar” sobre su decisión, y allí radica el desencadénate histórico de todo lo acontecido hasta llegar a la imposición arbitraria e ilegítima de la “superpoderosa” Asamblea Nacional Constituyente. Y este es el punto crucial que reconoce el mundo civilizado y democrático, y del que no podemos renunciar, como de alguna manera lo hemos hecho, incluso por razones de carácter ético. Por eso, posiciones como la adoptada por el gobernador electo del Zulia, Tomás Guanipa, deben merecer todo nuestro reconocimiento y respeto.

Y en el volver hacia ese punto de partida, de donde arrancan nuestros errores, y como oposición al régimen, estimamos que existe una posición en la que debemos mantenernos firmes como pueblo y partidos, como dejar de aceptar a esa otra institución ilegítima y fraudulenta llamada Consejo Nacional Electoral, y eso implica desconocer sus convocatorias a nuevos procesos comiciales. Pues no se trata de desconocer la validez democrática de ese derecho que nos ofrece nuestra Constitución, sino rechazar las imposiciones de ese organismo espurio, radicalizando nuestra protesta contra la fijación de procesos en condiciones cocinadas por esos dos entes (ANC y CNE), por demás, descaradamente fraudulentos, e insistir en la necesaria y constitucional conformación de un nuevo organismo electoral designado por la legítima Asamblea nacional.

En esta posición no estamos solos, afortunadamente y pese a los que podemos aceptar como errores, seguimos contando con el apoyo de la comunidad internacional y de las instituciones democráticas que, como el llamdo Grupo de Lima y de la Unión Interparlamentaria Mundial, reconocen nuestras luchas y de allí sus pronunciamientos y del premio Sarajov otorgado por la UIP a nuestra Asamblea Nacional y nuestros dignos presos políticos.
Las nuevas luchas deberán revestir un carácter de profundo y especialmente de contenido ético, porque el quiebre en estos momentos es imperdonable, por eso para concluir esta humilde propuesta quiero traer a mis apreciados lectores una reflexión que hoy corre en las redes, atribuida al gran matemático árabe, Al-Khawarizmi.

Le preguntaron sobre el valor del ser humano y su respuesta fue:
Si tiene ética, entonces su valor es= 1.
Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será= 10.
Si también es rico, súmele otro 0 y será= 100.
Si por sobre todo eso es, además, una bella persona, agréguele otro 0 y su valor será= 1000.
Pero, si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor pues, solamente le quedarán los ceros.
Así de sencillo: Sin valores éticos y principios sólidos no queda nada. Solamente delincuentes, corruptos y/o malas personas.