Jesús Peñalver: Una ley que no es ley

Jesús Peñalver: Una ley que no es ley

Jesús Peñalver  @jpenalver
Jesús Peñalver @jpenalver

“Por mí, ni un odio, hijo mío. Ni un solo
rencor por mí, no derramar ni la sangre que
cabe en un colibrí, ni andar cobrándole
al hijo las cuentas del padre ruin”.
Andrés Eloy Blanco

Mucho se ha dicho y explicado suficientemente sobre el carácter ilegítimo, fraudulento, de suyo espurio de eso que llaman anc. Pero es bueno insistir en ello, aunque sea de soslayo.

Ahora quien da más tumbos que nunca y no precisamente en la dirección correcta, es el supuesto líder de lo que queda de “revolución bonita”, y a él se suman sus radicales seguidores que no conciben un cambio de gobierno en paz, en las urnas electorales y con pleno apego a las instituciones propias del sistema democrático.





Aunque los partidarios del oficialismo sigan con sus consignas mortuorias, de suyo violentas e intimidatorias, los factores de la oposición venezolana deben continuar transitando la senda democrática, para despecho del chavismo obcecado; concitando la observación y el apoyo de organismos internacionales, y desde luego, del concierto de naciones que ven en Venezuela con preocupación, la posibilidad de constituirse en un peligro, una amenaza para la tranquilidad hemisférica.

Mientras la Venezuela decente ansía, reclama, mejor, dicho, con plena convicción democrática mejores condiciones de existencia que incluyan un régimen de libertades públicas y respeto por los DD. HH, especialmente con un discurso alentador y promisorio de la oposición que señale un camino de esperanza y de reconciliación sin impunidad, el desgobierno se luce con una dizque “ley” antiodio.
Absurdo, incomprensible y kafkiano resulta, que en un país donde existe un organismo (creo que lo llaman viceministerio para la suprema felicidad), el poder se atreva, a través de aquella curiosa anc, dictar una ley antiodio, que no es ley, dirigida a regular (más bien a perseguir, acosar y condenar) a todo aquel que piense distinto.

Por si fueran pocos los ejemplos de manifestación de odio, exclusión y persecución que podemos constatar en el chavismo, ahora se suma este instrumento –de suyo ilegal, ilegítimo y violatorio de toda norma de derecho- mala suerte de incendiaria arenga, entre tantas que se escuchan a menudo, provenientes de sectores violentos del gobierno, más recalcitrante, anclado en el pasado, que sin tener discurso coherente, ni nada que ofrecer que no sea el modelo “único”, encasillado e infinito que proponía aquel desquiciado milico golpista.
El ch …abismo no admite la disidencia ni mucho menos la posibilidad evidente de perder electoralmente el poder, y entregar, por mandato constitucional y legal, la presidencia de la República a un eventual nuevo Jefe de Estado.
El pueblo venezolano honesto, sensato, y sobre todo demócrata, conoce a cabalidad este discurso violento y reiterativo que ha signado al gobierno dieciochoañero, y sabe que el mecanismo electoral es un arma infalible para deponer con votos a cualquier gobierno que rompa la sintonía con las mayoría populares.

Por si fuera poco el crispado y grave clima de inseguridad que vive el país, las colas por comida y medicinas, la corrupción, las plagas de Egipto y de más allá que han vuelto, y las no menos asombrosas declaraciones de los funcionarios, todo lo cual nos dificulta vivir tranquilos y sonrientes, al gobierno no se le ocurre otra cosa que regular el odio.

El gobierno se cree dueño de todo y de nada; hace lo que le da la gana y no tienen miramiento alguno a la hora de gritarlo a los cuatro vientos, sin que ningún otro Poder Público, llamado por Ley a hacerlo, haga nada al respecto. Silencio y complicidad es sumisión.
La ausencia de límite del poder y del control efectivo de la constitucionalidad y de la legalidad por parte de los órganos del Estado, no es otra cosa que la violación flagrante del estado de derecho y de justicia contenido en la Carta Magna.
Esa ausencia de límites para la voluntad del líder es altamente peligrosa para la democracia y los derechos humanos, que hoy vemos con mucha preocupación, habida cuenta de la ausencia-además- de un Poder Judicial que actúe en forma independiente al poder político de turno, y en defensa de la libertad de expresión.

Un pueblo que no tiene hambre, sonríe y es feliz. El hampa armada y desalmada, y al parecer con impunidad garantizada, hace estragos. En mi país escasea hasta la muerte natural. Son tantos los males de parecida naturaleza, que faltaría espacio para vaciarlos, y faltaría más, como la basura para “alimentar” a tantos hambrientos callejeros.
Yo quiero mudarme a un mejor país, pero en el mismo sitio. Sin miedo ni odio; quizá con una profunda arrechera y cada quien la expresa como mejor prefiera.

Jesús Peñalver