Jesús Peñalver: Malos actores

Jesús Peñalver: Malos actores

Jesús Peñalver @jpenalver

 

A Héctor Manrique

Otro cierre más. No se trata de otra tarea más cumplida por alguna amable costurera, ni al laborioso trabajo de ningún sastre. Los trajes a la medida están hechos, aunque deshilachándose por tanto abuso y mal uso de los malos actores en la escena nacional, que asidos tercamente al poder, siguen destruyendo a Venezuela.

Hoy la víctima de la barbarie en el Grupo Actoral 80, compañía de teatro que durante más de treinta años viene cumpliendo una loable labor de enseñanza, estudio y montajes en su sede de Parque Central, aquí en Caracas. Nadie se había atrevido –eso creo- a molestar el denodado trabajo que venían desarrollando desde ese lugar, pero les llegó la hora.

Esta decisión del poder que manda, se suma a los procedimientos administrativos abiertos a canales de TV y emisoras de radios, a periódicos y a tantos otros medios de comunicación. Al cierre –otro espantoso desalojo- del Ateneo de Caracas; al de la Fundación de los Artistas por la Vida que ocupaba un modesto espacio en La Casa del Artista.

Son muchos los casos, que faltaría espacio para vaciar los innumerables abusos en que ha incurrido la peste en su perverso afán por acosar, enjuiciar, incluso condenar a todo aquel que piense distinto.

Sospechar es mi derecho. Más allá de las razones de hecho y de derecho que sustentan la medida, hoy queremos otra vez consecuentes con la defensa del derecho a la libertad de expresión y pensamiento, y desde luego,  a la información y a la libre empresa.

Si se presume la comisión de un hecho punible, o un hecho irregular, o la violación de una cláusula contractual, al menos cumplan las formas, hagan la mueca que permita confiar en que existe, a duras penas, un Estado de Derecho. Seguramente con este cierre, muchas personas engrosarán la estadística del desempleo, y padecerán todos los otros males que eso conlleva.

Ser bolivariano no significa colocarse permanentemente una boina roja, o amarilla, o raparse el coco, o repetir cual lorito algunas frases e invocarlo a cada rato para justificar las actuaciones que solo benefician a un sector del país, o  a ninguno.

¿Qué se persigue con esta medida? Cómo explicar al mundo que una persona, habiendo tenido todos los poderes a sus pies, con el precio del petróleo por los cielos y en cierto momento, gozado del respaldo popular, haya llevado a la debacle, al foso, al despeñadero, pues, a todo un país, pretendiendo quitar, además, la esperanza y la voluntad de cambiar el gobierno como se hace en las sociedades y sistemas democráticos.

Por qué el gobierno venezolano pretende garantizar a los ciudadanos el goce y ejercicio de sus derechos, especialmente el de la libertad de expresión,  cerrando canales de TV, emisoras de radio, salas de teatro, poniendo trabas para sus representaciones, en fin, abusando. La peste persigue, acosa, multa, atropella.

En esta hora aciaga de la patria, seguirá el ch …abismo intentando mostrar un país inexistente, siendo que las mayorías claman un cambio democrático, en paz, en las urnas electorales, y con el fusil que es nuestro voto y funciona, aunque sigan rodando las bolas nada criollas y en cadena. De eso modo saldrán esos malos actores de la escena nacional.

Por eso digo con Johann Wolfgang Goethe: “Como quisiera que el escenario fuera como la cuerda de un equilibrista, para que ningún torpe osara pisarlo”

Si el actual gobierno se ufana de ser de estirpe bolivariana, entonces por qué teme a las manifestaciones artísticas y culturales, a la prensa, los gremios, al país que está en desacuerdo con su forma de gobernar, y adolorido por las penas que nos angustian. Por qué la piel tan sensible.

Un gobierno serio oiría las más duras verdades, las realidades que se le desnudad y las desgracias que se le describen, para aprovecharse de ellas y proceder en consecuencia para corregir los males que producen los errores propios.

Venezuela a esta hora y desde hace mucho tiempo, ha venido “desbaratando encajes para regresar hasta el hilo”, sí, al hilo democrático y libertario que jamás ha debido perder, e impedir así la miserable manía de querer mandar a todo trance.

Confío en que el  Grupo Actoral 80 seguirá, porque Héctor es admirablemente terco y continuará manriqueciendo al teatro y a las artes en general.

Jesús Peñalver 

 

 

 

 

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