Jesús Rafael González: Político fingido

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Sobre la base de marketing se alzan en Venezuela un grupo de políticos fingidos, de dudosa calidad, transitorios, construidos sobre la apariencia, más falsos que decoración de teatro o la pícara sonrisa de una promotora.

La edad del intelecto





En una sociedad construida sobre la base de la imagen y el mercadeo, donde la profundidad de las ideas llegan a máximo 140 caracteres, surgen nuevos grupos de “políticos morales” que se encargan de señalar a los que no piensan como ellos, más duro que Bruce Willis, más feroces que Rambo y que levantan en sus oponentes carcajadas cada vez que abren la boca. Después de mucha reflexión entendí su estrategia, quieren acabar con Maduro matándolo de risa.

No son un grupo homogéneo, son más bien un monstruo de varias cabezas que sin pensar sueltan ideas, que lejos de ayudar han debilitado la posibilidad de un cambio político en Venezuela; son los verdaderos colaboracionistas y su limitada visión de la política los convierte en esclavos de sus actos y  presos de sus errores.

Su pensamiento político es básico, intuitivo, creen interpretar el sentimiento nacional como la madre que ve al niño llorar pensando que tienen hambre, cuando en realidad lo que tiene es sueño. Incapaces de ver más allá de su propia interpretación, no preguntan, tampoco explican, ni reflexionan, solo actúan y van transitando los días de error en error; lanzando consignas huecas, imitaciones burdas de su enemigo y prefieren largos silencios cada vez que se equivocan, para protegerse de los mal hablados que hay en las redes sociales.

Vale la pena informar que el ciudadano es cada vez más listo, no en el sentido limitado de tener conocimiento y saber buscar falsas imágenes proyectadas por el marketing, sino más inteligente y mejor educado para detectar las contradicciones.

Aceptamos que la gente es cada vez más alta, más rápida al correr 100 metros, más eficiente en el uso de la tecnología, pero en un sector de la política se desprecia la capacidad de interpretar la realidad de los ciudadanos. Un relevante estudio en 14 países concluyó que había un ascenso notable del coeficiente intelectual. Ese estudio realizado por Flynn encontró diferencias entre 2 y 25 puntos entre los test medios de coeficiente intelección entre las generaciones. Esto significa que somos entre un 2 y un 25% más listos que la generación de nuestro padres. Sería importante que esto sea considerado por los “políticos fingidos” a la hora de realizar los planteamientos, pues más que simples votos, hay ciudadanos capaces de reflexionar y distinguir entre unas borrosas  propuestas que en los 2 últimos años pasaron por un largo camino que va desde RR, Colombiano, Abandono, Constituyente, hasta la última abstención, eso si todas bajo la consigna “vete ya”, el inmediatismo hizo que se esfumaran más de 2.500.000 de votos entre la elección del diputados del 2015 y la de gobernadores del 2017.

Pensar antes de hablar

Sin pensar y viendo la política como una construcción de la profundidad de un tuit, no entienden que en el juego del poder, la fuerza para imponer las ideas debe sonar más que una frase bonita y pegajosas. Las estrategias e ideas deben ser el producto de la profunda reflexión sobre las bases que soportan sus propios planteamientos. Combatir ideas, proyectos, visiones debe ser una prioridad en la dirigencia, pero lejos de eso, hacen copias, se pelean entre sí y dejan de lado el principio de la política  democrática que suma voluntades , si ya era difícil ganar elecciones unidos, peleados será imposible.

Imitadores de Chávez, calle-calle, enemigos de sus aliados, defensores de la Constitución que pretenden desconocer a conveniencia, no les faltan insultos a los colaboracionistas, asquerosos y descarados que hay que purgar, pues es imposible sentarse con ellos en la misma mesa. Sin conciencia clara de sus palabras se hacen imagen y semejanza a los que critican y se convierten inmediatamente en lo que la mayoría del país no quiere. Incapaces de explicar sus errores, no proponen nada, ni hay profundidad en sus ideas.

El aumento del coeficiente de la capacidad intelectual se debe según Flynn a que el ciudadano ha aprendido que la solución de los problemas se da sobre la base de la educación, la cultura o ambas; por eso valdría la pena que nuestros políticos hicieran una labor pedagógica de explicar los errores y definir una ruta que pase por comprender que los venezolanos son mucho más inteligentes que los que ellos consideran.

Queremos enamorarnos de nuevo con la posibilidad de tener una visión compartida de país que pinte mas futuro, dejando de llorar por el pasado y  que logre convencer a los electores que si es posible encontrar una salida a esta dura crisis.

Por Jesús Rafael González
@chuogonzalez