El submundo del país: Testimonio de un venezolano que se adentró en el Arco Minero

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Golpeado por la terrible crisis que afecta Venezuela, Hansel Hurtado, quien nunca había practicado la minería, no tuvo opción que viajar desde Vargas, 600 kilómetros para trasladarse hasta el norte de Bolívar para mejorar sus ingresos.

El Nacional Web reseña las declaraciones del venezolano que por recomendación de conocidos viajó al estado sureño, al Arco Minero. “La vida acá —entre el litoral y Caracas— está muy dura con el tema de la comida”, dijo.

Relata lo duro de la rutina: A las 6:00am ya estaba en una mina buscando oro, cosa que hacía sin descanso por 12 horas seguidas hasta el atardecer.

“Únicamente reposábamos un poco para el almuerzo. Tampoco es que tuviéramos una hora establecida: aquello era comer y continuar al terminar. No había descanso y trabajar en eso era más duro que laborar en la construcción”, recordó.

Junto a él eran 40 personas las que recolectaban el mineral en el sector Las Claritas, municipio Sifontes. El pago por gramo, individual según lo que quien encontrara, representaba entre 2 y 2,5 millones de bolívares. Mientras que si hallaban tres gramos, podían recibir 7,5 millones en tan solo un día.

Hurtado describió los alrededores del Arco Minero como una especie de “submundo” en la que, a diferencia del resto del país, abundan alimentos y medicinas, escasos en el resto del territorio nacional. Eso sí: los precios superaban los estipulados por el gobierno.

¿El pago? Transferencias o dinero en fajas de efectivo, invisible en ciudades como San Cristóbal, Valencia, Maracaibo e incluso Caracas.

El esfuerzo físico y otras condiciones le ganaron el pulso a las ganancias y Hurtado contrajo malaria. Aunque consiguió el tratamiento, no se recuperó totalmente, por lo que abandonó su oficio y regresó al litoral.

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