Los ciudadanos se abstuvieron y se divorciaron. Se abstuvieron como repudio masivo al sistema electoral, al cual parece habérsele dicho ¡ya no más! Y se divorciaron de una dirección que los dejó literalmente solos, en medio de la nada política: sin oferta, sin camino, mientras preparan el acuerdo dominicano. Los partidos de la MUD salvo los de Rosales y de Falcón, dijeron que no participarían, luego bajaron el tono, más adelante algunos de sus militantes contraviniendo o no las directrices partidistas se inscribieron, de seguidas no se sabía si los apoyaban de verdad o no, aunque algunos partidos recolectaban fondos para unas elecciones en las que supuestamente no participarían. En fin, el desmadre.
Aun con este ambiente es posible que se logre algún acuerdo este 15 de diciembre, pues ambos contertulios tienen urgencias: el régimen necesita que se le suavicen las sanciones económicas y el G4 necesita mostrar algo para intentar cierta legitimidad ante los ciudadanos que fueron abandonados; además, los cancilleres de los países democráticos pujan por resultados.
La verdad es que lo que se obtenga –si se obtiene- se hará sobre los escombros de un país arruinado económica e institucionalmente, lo que incluye a la mayor parte de su dirección política roja y azul.
Y, por cierto, ¿qué hay de la Asamblea Nacional?