Derrotas y retos, por José Luis Pirela

Derrotas y retos, por José Luis Pirela

El diputado José Luis Pirela
El diputado José Luis Pirela

 

Las recientes elecciones municipales fueron las más desastrosas que hayamos tenido en la historia. El Gobierno logró desarrollar su estrategia de desestimular la participación electoral e infló los resultados a su antojo.

Durante la campaña lo explique y ratificó: la Cúpula Roja con su sistemática campaña de mentiras e intrigas alcanzó su objetivo,  pasamos de 74% de participación en las parlamentarias del 2015 a 60% en las regionales y por debajo del 40% en las municipales.





El estatus rojo en Venezuela promueve una estrategia para que las mayorías nacionales satanicen el voto y ello permita que su clientela de 5 millones de votos pueda imponerse en las presidenciales en el 2018.

El voto es un derecho al que no podemos renunciar, ni permitirnos perder. Cometieron un grave error las organizaciones políticas de oposición que no participaron en las municipales bajo el argumento de prepararse para las presidenciales. Las contradicciones de la MUD son el reflejo de una instancia carente de dirección política unitaria; los proyectos individuales y el abuso del G4 usurpando a toda la Unidad.

Este momento es propicio para revisarnos, la crítica y autocrítica es indispensable para relanzar la esperanza en la futura contienda presidencial. Refundémonos como una instancia unitaria con reglas de juego claras, o el destino democrático será incierto.

Tenemos suficientes líderes con proyección presidenciable: Ledezma, Capriles, Leopoldo, Falcón, Ramos, María Corina, el empresario Lorenzo Mendoza y otros que son activos para el rescate de la democracia y la Venezuela de progreso.

Hace falta un programa de gobierno para reconstruir al país y convertirnos en una nación moderna, democrática, participativa y productiva. Tenemos que colocar los intereses generales de Venezuela por encima de proyectos individuales o grupales. Nuestro pueblo sufre la peor crisis humanitaria, hiperinflación, corrupción, deterioro ético, material y espiritual que está tocando fondo.

Abogamos por una salida electoral por ser la menos dolorosa. Jugamos con transparencia y firmeza a ese camino o el peso de la crisis provocará una explosión social. Este modelo político y económico que preside Maduro es inviable. El parto es indetenible, el tiempo de Dios es perfecto. La enseñanza de los errores y omisiones permitirá relanzar la esperanza. Ni un paso atrás, la Venezuela decente no puede esperar.