El Movimiento Libertadores hizo sus propuestas en el barrio popular Santa Cruz del Este de Baruta, para lograr la liberación de la dictadura. Encabezado por el Felipe Pérez Martí, el evento se transformó en una asamblea comunitaria, pues la gente del lugar fue la que hizo las preguntas. Los ponentes se refirieron a ellas en sus comentarios; y participaron los líderes naturales de la comunidad también como oradores, todo lo cual resultó en un evento en que todos se nutrieron de todos, y se respiró esperanza; se vio una luz al final del túnel.
Los ponentes del Movimiento Libertadores, impulsores de las elecciones del 16 de Julio, enfatizaron que se va a realizar una elección presidencial con la misma metodología con que se realizó la Consulta, independientemente del CNE, y del falso diálogo, para la sustitución del gobierno de Nicolás Maduro por un gobierno legítimo, de transición. La diferencia con la Consulta del 16J es que ahora sí que se va a hacer respetar la voluntad de la ciudadanía expresada en la elección. Con el apoyo de un nuevo liderazgo político, el Pacto Republicano, con sus cinco jugadores claves: la sociedad civil, los partidos del coraje (no de la cohabitación), la fuerza armada, el chavismo democrático, y la comunidad internacional.
Explicaron que el día de la elección presidencial, cada uno de esos actores se debe pronunciar, siguiendo la constitución, y la voluntad soberana, para aceptar el veredicto, y desconocer a Nicolás Maduro como presidente y comandante en jefe. Y establecerán una confrontación definitiva contra el gobierno y su régimen, al que le ofrecerán un salvoconducto para su salida inmediata del poder.
Para el despliegue de las fuerzas implicadas, el Movimiento Libertadores hará la parte que le toca. Por un lado, promoverá la conformación cabal de ese pacto, esa alianza, que representará el nuevo liderazgo político que necesita el país. Y por otro, fortalecerá la organización de la sociedad civil, su empoderamiento. Y eso lo realizará mediante una mejora sustancial de su organización, no solo en sectores, gremios y demás organizaciones similares, sino en sus territorios: en sus comunidades.
Se promoverá para esto la realización de asambleas comunitarias en todo el territorio nacional, empezando el 23 de enero, fecha simbólica de lucha contra la dictadora. En dichas asambleas, la gente se reunirá para deliberar, y plasmar sus decisiones en unos Cuadernos de Quejas (como en la revolución francesa) que recojan las inquietudes y propuestas de gobierno de los ciudadanos, y propongan un grupo de candidatos de consenso popular. Estos candidatos son los que se medirán en la elección presidencial impulsada por el Pacto Republicano.
Entre los ponentes se destacan 4 figuras los principales: Felipe Pérez Martí, Manuel Rachadell, Douglas Bravo y Christian Manrique. Junto a líderes comunitarios de la zona, como Domingo Palacios, entre otros, que ayudaron a articular una muy fructífera actividad.
Cuando la comunidad misma iba a intervenir, hubo un intento de saboteo por parte de un grupo de militantes del PSUV, que de manera abusiva instaló su megáfono directamente enfrente, empezó a dirigir improperios de todo tipo, a todo volumen, contra quienes estaban realizando el evento, y no dejó que siguiera el evento formalmente. Se realizó una confrontación entre los dos grupos. La gran mayoría de la comunidad estaba con la rueda de prensa del ML. Y los argumentos también. Empezó a bajar más gente del barrio ante la confrontación, y empezó a apoyar al ML, a pesar del miedo a no recibir los CLAP. En un momento, un grupo del ML, encabezado por Felipe Pérez, se dirigió hacia los saboteadores, y les pidieron diálogo: intercambiar opiniones y razonamientos sobre la realidad, las responsabilidades del gobierno y la oposición. Pero cuando Felipe Pérez estaba explicando la responsabilidad del gobierno en materia de inflación, los maduristas le quitaron violentamente el micrófono.
Luego de eso, el ML todavía hizo un intento adicional de diálogo, pues le dio su propio micrófono a algunos dirigentes del grupo pro-gobierno que querían dar su versión. Se produjo una contradicción entre ellos, dada la apertura del ML, y de diezmó aún más la cantidad de personas que apoyaban al gobierno. Es obvio que el barrio vio claramente quién era quién. Quién era el violento, y quién el pacífico. Quién tenía argumentos y quién usaba las frases repetitivas y sin fundamento. Y, sobre todo, quién tenía más apoyo popular, y quién usaba el chantaje de los CLAP, pero casi sin seguidores, a pesar de eso. Y el pueblo logró unirse, entrar en diálogo, y aislar al PSUV.
Lo que pudo notarse es una sociedad ávida de organización, en donde los partidos tradicionales por sí solos no calan. La gente no quiere que los partidos sigan utilizándolos. Y se notó que el ML no fue al lugar a solicitar sus votos, sino a promover su empoderamiento, para no dejarse utilizar por los partidos, que deben servirlos, y no servirse de ellos, independientemente de su ideología, y de si está en el gobierno o no. Quedó claro que en las asambleas, los paridos pueden intervenir, para impulsar candidatos y propuestas. Sin exclusiones. Pero la decisión final está en manos de los ciudadanos. Y la unidad viene de esas decisiones comunitarias, que debe ser acatadas por todos los partidos.
Es el germen de la nueva república que queremos fundar con todo este proceso. Que nos permitirá, no solo salir de este gobierno, sino también, que el nuevo tenga éxito, al ser inclusivo, reflejar la unidad de la voluntad de la ciudadanía, con la participación de este nuevo liderazgo nacional, articulado con y apoyado por el poder ciudadano, que garantice el renacimiento del país, y la solución de los urgentes problemas del hambre, de las enfermedades, de la carestía de la vida, de la falta de producción, de trabajo, de estabilidad, y de bienestar y justicia, en un entorno democrático de reconstrucción de la república, sobre nuevas bases económicas, sociales, y políticas, alejadas del rentismo petrolero.
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