Griselda Reyes: Abran paso a los nuevos liderazgos

Griselda Reyes: Abran paso a los nuevos liderazgos

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“La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano” (Voltaire)

Demasiados egos intentan cerrarle el paso a liderazgos nacientes en Venezuela, tanto del lado gubernamental como del lado opositor. Antonio Gala decía: “Al poder le ocurre como al nogal: no deja crecer nada bajo su sombra”.

Ya lo vimos en las elecciones regionales y en las municipales. Los viejos líderes amenazaron con expulsar de los partidos políticos a quienes osaran inscribirse por iniciativa propia, tildándolos de apátridas, oportunistas o utilizando cualquier otro calificativo, si esa decisión personalísima afectaba sus cómodas posiciones o las imposiciones a dedo.

Algunas organizaciones con fines políticos, para no ser señaladas públicamente, optaron por una figura que quizás no existe en sus estatutos: la autoexclusión. Lavándose las manos como Poncio Pilatos, dejaron por fuera a miles de simpatizantes y militantes que tras años de trabajo, optaban en buena lid por cargos de elección popular.

Definitivamente, hay muchos “líderes” con una valoración exagerada de sí mismos que se creen imprescindibles, pero la soberbia de sus egos no les permite ver más allá de sus narices y palpar el rechazo que hoy generan en la mayoría de nuestra sociedad.

¿A qué le temen? ¿A quedar desnudos ante la opinión pública nacional? ¿A saberse apoyados sólo en redes sociales y tener que enfrentar que son vituperados por el colectivo?

¡Qué feas resultaron las acusaciones mutuas de quienes se hacen llamar líderes del gobierno y la oposición tras los resultados de las elecciones regionales y municipales en 2017! ¡No hay respeto por el venezolano! Sólo demostraron, y siguen haciéndolo, el desprecio total por 30 millones de personas que hoy sobrevivimos en un país que parece esquivo al desarrollo y el progreso.

Montesquieu señaló una vez que “Todo poder que no tenga límites no puede ser legítimo” y esta frase lapidaria aplica para ambos bandos, para quienes ostentan el poder y se creen dueños absolutos de la verdad, de los recursos de todo un país y del destino de sus habitantes, y para quienes desde el lado opositor no terminan de entender que la coalición opositora que se creó el 23 de enero de 2008, cumplió su misión y debe ser refundada.

El poder corrompe, hasta el punto de que gobierno y oposición por igual han pretendido bloquearle el camino a un empresario como Lorenzo Mendoza, sin que hasta la fecha el aludido haya manifestado voluntad real de optar por la presidencia de la República. ¡Así están de paranoicos!

¿Quiénes dirigen los partidos políticos tradicionales de gobierno y oposición? Los mismos de siempre ¿Acaso esas autoridades no se renuevan? Sí, pero los de siempre no dejan surgir rostros nuevos, cabezas con ideas frescas o mentes brillantes con visión de futuro y, lamentablemente, estamos en un país donde si no cuentas con el apoyo de una organización con fines políticos, tienes pocas probabilidades de figurar, aunque tengas el mejor proyecto de gestión nacional, regional o municipal.

Venezuela tiene profesionales brillantes en todas las áreas que podrían desempeñar cargos públicos. Hay tantas personas con méritos para conducir los destinos de este país, pero el egoísmo y la mezquindad de gobernantes y opositores les impiden ver. Ellos mismos se colocaron gríngolas y no aceptan sugerencias ni reclamos porque están parados en la soberbia de sus egos y no en la humildad de sus corazones.

Es hora de que los retrógrados de siempre abran paso a los nuevos liderazgos, porque Venezuela lo exige. Nuestro país ya no aguanta más calamidades. Hay quienes dicen que aún no hemos tocado fondo y que siempre se puede estar peor, pero yo me pregunto ¿Nosotros queremos estar peor, nosotros merecemos tocar fondo? ¿Por qué siempre debemos esperar que otros nos digan qué hacer? ¿Acaso no es suficiente saber que los “líderes tradicionales” que hablan en nombre del pueblo han negociado por años en beneficio propio y no a favor del común? ¿Por qué quienes estamos en el medio sin identificarnos con uno u otro bando, no nos unimos en defensa de esos nuevos liderazgos que han surgido en distintas partes del país?

Me niego a aceptar que nos quebraron la voluntad. Me aterra pensar que las palabras de Simón Bolívar pronunciadas en 1819 durante su Discurso de Angostura, nos perseguirán de por vida como una mavita: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”.

Han transcurrido casi 20 años desde que el actual régimen llegó al poder, lapso suficiente para haber aprendido la lección. No necesitamos mesías que nos resuelvan la vida, requerimos hombres y mujeres de carne y hueso, normales, preclaros, que lleven a Venezuela en el corazón, la amen, trabajen por y para ella, que sean capaces de entregar sus conocimientos y experiencias para hacerla crecer y que al terminar el trabajo y vean los resultados, sean capaces de decir: labor cumplida.

No queremos gobernantes ni dirigentes opositores vitalicios. Venezuela no se rige por la monarquía como forma de gobierno. Es hora de que quienes siguen aferrados a sus cuotas de poder y a sus zonas de confort, mediten, se retiren y cedan el paso a los nuevos liderazgos. El país les sabrá agradecer los esfuerzos hechos, pero aún más les reconocerá la humildad de retirarse por la puerta grande y no por la puerta de atrás.

Lic. Griselda Reyes

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