La “revolución” causó en 2017 el peor año de las empresas básicas de Guayana

La “revolución” causó en 2017 el peor año de las empresas básicas de Guayana

Reuters
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El programa industrial de Guayana fue diseñado y desarrollado a lo largo de más de 40 años como la base de un extenso entramado de desarrollo industrial en toda Venezuela. Por eso se las llama “empresas básicas”.

Por Damián Prat / Tal Cual

Transformar en Sidor el mineral de hierro del llamado cuadrilátero ferroso de Ciudad Piar en acero y éste a su vez en productos finales o semiterminados como cabillas, perfiles, tubos, laminados diversos, hojalata, etc.

Ese enorme valor agregado se multiplicaba aún mas cuando cientos de empresas privadas en toda Venezuela, de muy diversos ramos, compraban esos productos de Sidor y a su vez los transformaban en otros productos finales para industrias como las de la construcción, automotriz, electrodomésticos, envases, herramientas, petrolera y más.

Semejante era lo que ocurría con la industria integrada del aluminio en Guayana. Desde la extracción de la bauxita en Los Pijiguaos, al oeste de Bolívar, pasando por su transformación en alúmina en la planta de Bauxilum en Puerto Ordaz y la producción de aluminio primario y/o laminado en Venalum y Alcasa ya había un importante valor agregado.

Los precios del aluminio, como los del petróleo, varían de semana a semana y de año a año, pero si usamos un promedio usual en la primera década del siglo XXI, tenemos que de los 60 a 80 dólares la tonelada de bauxita, pasamos a mas de 2 mil 400 dólares la tonelada de aluminio.

Igual que en el caso del acero, más de cien empresas en Guayana y en toda Venezuela compraban el aluminio de Alcasa y Venalum y lo transformaban en incontables productos finales o semiterminados para la construcción, electrodomésticos, automotriz, envases, enseres domésticos, conductores eléctricos y un largo etc.

Saque la cuenta el lector: no hay una escuela, liceo, casa, edificio, centro comercial, puente, instalación deportiva y recreativa, galpón, tendidos eléctricos, construido en los últimos 50 años, que no lleve cabillas y/o estructuras de acero de Sidor o Sidetur-Sivensa y/o partes de aluminio de Alcasa-Venalum.

Mire a su alrededor en su vivienda o lugar de trabajo y verá el aluminio de Guayana transformado y el acero de Sidor-Sidetur.

Guayana, pues, significó para Venezuela la base de un desarrollo económico independiente. ¿A cuales costos habría que importar todo eso?

Un extenso entramado industrial generador –directamente y en toda la nación- de cientos de miles –quizás millones- de empleos productivos, sustituyendo miles de millones de dólares en importación de productos que ahora podían ser destinados a otros usos necesarios.

Generando la exportación de otros cientos de productos que permitían el ingreso de otros cientos o miles de millones de dólares.

Soberanía económica y desarrollo, en tres palabras.

¿Acaso era Disneyworld?

Pues no. Ese desarrollo industrial aún tenía carencias y podía ser mejor. Por ejemplo, en los años noventa la CVG decidió estimular la instalación de plantas de pellas y briquetas que son formas de reducción directa de mineral de hierro que le dan valor agregado al mineral (más o menos el triple de su valor en los mercados internacionales) y que son cada vez más usados por las acerías.

En Guayana se instalaron unas 8 plantas industriales entre peletizadoras y briqueteras, la mayoría por inversión y manejo de capitales privados nacionales asociados a capitales y tecnologías internacionales.

Otro ejemplo: para inicios de siglo XXI el 64% del mineral de hierro extraído por Ferrominera se transformaba dentro del país obteniendo valor agregado. Era un gran avance. Desde el casi cero % de los tiempos de Pérez Jiménez. Aunque podía y debía ser mejor.

La gran producción de aluminio podía haberse aumentado de las magníficas 630 mil tons/año a unas 800 mil.

La proporción de uso de ese aluminio era, aproximadamente, 60% exportación y 40% transformación nacional.

Era un gran avance pero podía ser mejor, aumentando la transformación nacional para exportar más productos finales que llevan consigo más empleos buenos, más desarrollo, cadena económica y significan más divisas al país.

La robo-lución, como veremos, en lugar de mejorar eso y superar carencias causó en brutal retroceso anti histórico y anti nacional.

Un poquito más y retrocedemos a 1958.

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