La Unión Europea se suma a países como Estados Unidos y Canadá al adoptar medidas unilaterales en contra de funcionarios del más alto rango en Venezuela y para limitar actividades que favorecen el uso de la fuerza interna para imponer la dictadura de Nicolás Maduro, herencia del difunto golpista Hugo Chávez.
El señor Arreaza que funge de Ministro de Relaciones Exteriores rechazó esas “sanciones” por considerarlas que eran “erráticas”, “intervencionistas”, “coercitivas” e “ilegales”, declaración que acompaña Jorge Rodríguez, el siquiatra del Carnicero, al afirmar que “pongan más sanciones porque lo que viene es más democracia y más elecciones”.
Un cinismo mayor, no lo puede haber. Hablar de democracia cuando todavía no han sido enterrados todos los masacrados del Junquito o mientras la “gloriosa” PNB ataca con los colectivos paramilitares del régimen a los estudiantes en la Plaza de las Tres Gracias que protestaban pacíficamente en honor de los masacrados, hoy incontestablemente héroes nacionales, es la muestra del mayor cinismo de los jerarcas bolivarianos.
Las medidas unilaterales adoptadas por la UE son lejos de erráticas, muy acertadas y además, esperemos, eficaces, ya que ellas están dirigidas no a “sancionar” al régimen, sino a presionarle, lo que es válido en las relaciones internacionales cuando ello se ajusta al Derecho Internacional, para que se respeten los derechos humanos en el país, cesen las masacres, liberen a los presos políticos y dejen de secuestrar y torturar a los venezolanos que deben enfrentar una verdadera catástrofe humanitaria que ya afecta al mundo.
Tampoco son intervencionistas. Esas medidas son conforme al Derecho Internacional; medidas aceptadas, legítimas, válidas que los Estados pueden adoptar ante violaciones graves de las normas fundamentales de Derecho Internacional. O no lo saben o simplemente lo ignoran deliberadamente.
Tampoco son coercitivas, mucho menos ilegales como dije. Pero el régimen insiste en tergiversar las cosas y mostrar otras realidades, manipular a través de la mentira. Pero, lamentablemente para ellos y afortunadamente para todos, sus políticas comunicacionales perversas no tienen más el efecto que una vez pudieron tener.
Las sanciones seguirán, quiéranlo o no. Es más, se acentuarán. Y ello traerá la democracia en el país y además, como consecuencia de ello y sin ánimo de revancha o venganza, la aplicación de la justicia interna e internacional para castigar a todos aquellos que secuestraron el país, lo saquearon y golpearon a la sociedad venezolana, al venezolano, humillándolo tratando siempre de convertirlo en un objeto para sus fines canallas de perpetuación en el poder.