Incomprensible la posición de una parte de la oposición que insiste, pese al fracaso rotundo del “diálogo” en Santo Domingo, en elecciones presidenciales, cuando el mundo entero ha dicho que no aceptará sus resultados, por cuanto la convocatoria es fraudulenta, por su origen y por su contenido mismo; e irrespetuosa de las normas constitucionales y de las reglas electorales. Entonces, qué es lo que buscan estos individuos al hacerse pasar por representantes de la oposición…
Para los líderes del mundo que expresan su preocupación por la catástrofe venezolana no es fácil comprender que haya dos o más oposiciones, que un grupo se siente con quien le ofende y les descalifica abiertamente y boicotea el proceso al que invitan, en el que uno, el régimen, trampea, miente, solo para ganar tiempo y el otro busca “conservar espacios”. No cabe más que pensar que ALGO les están pasando por debajo de la mesa para mantener esa posición totalmente divorciada del clamor popular.
No es fácil entenderlo y darnos cuenta de en dónde estamos y hacia dónde vamos. Lo cierto es que el país enfrenta un grave problema. No hay un líder que diga por dónde ir, sino que hay “dirigentes” que acomodan sus cartas para un juego particular sin ver las cosas en su conjunto.
El juego está trancado. ¿Qué hacer, sobre todo ante unas elecciones fraudulentas anunciadas? ¿Ir a votar o no; ir unidos o no?
Sin dudas las elecciones que plantea el régimen dictatorial de Maduro son más de lo mismo. No hay transparencia, ni nunca será justa, mucho menos, honesta. Nos tienen acorralados pues vamos con ese aparato encima o dejamos todo por delante y desde ahora nos colocamos en la posición de rechazar sus resultados, por lo demás seguramente ya calculados por las Tibisay que hay en el régimen.
La pregunta de siempre. ¿Conviene ir de cualquier manera a esas elecciones o simplemente dejar de lado todo y activar una tercera vía que definitivamente motive la presión internacional al máximo, hasta que el régimen se sienta derrotado y ceda y acepte una elección libre y honesta?
A mi manera de ver solo la presión de la comunidad internacional, con más sanciones, más críticas y posturas firmes, podrá junto a la posición que debe adoptar la dirigencia en el país, de todos los partidos y acá sin duda, solo puede pensarse en unidad, al menos estratégicamente, derrocar al régimen. Las Fuerzas Armadas están allí, todavía muy cerca del poder, aunque forman un cuerpo no demasiado homogéneo. Sus fisuras no se ven hoy, pero las hay. La posición de los militares, de presión, más que de acción golpista, puede también ser útil en estos momentos en que, paradójicamente, quien está en la posición más débil es el mismo régimen que enfrenta problemas de todo tipo que no resuelve por incompetente, pero, además, porque piensan que esa crisis les favorece en el mediano y largo plazo.
El régimen ha sobrevivido gracias al oxigeno que le brinda y le sigue brindando, torpemente, una oposición complaciente que no representa la mayoría de quienes adversan al régimen.
En conclusión, el panorama post-diálogo se complica y para que se pueda avanzar a favor de la salida de Maduro deben los dirigentes hacer un esfuerzo por dejar sus ambiciones personales, sus “espacios”, esos que nadie entiende, ni ubica; y, anunciar lo antes posible una estrategia y no precisamente electoral, sino una ruta seria que responda a lo que la gente quiere.
¡Ese día podremos empezar a ver una luz al final del túnel!