“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”. Martin Luther King
Hay días realmente duros, en los que lograr transmitir un mensaje esperanzador es difícil, más aún cuando el autor también sufre los rigores de una crisis que parece extenderse a futuro sin mostrar visos de mejoría.
Digerir las noticias en nuestro país se ha convertido en un reto hasta para los estómagos y corazones más endurecidos. La inflación descontrolada, la falta de medicinas, la escasez de alimentos, la precariedad del transporte, el inoperante sistema de salud que mantiene en vilo a los enfermos renales y niños con cáncer, aunado a la impune inseguridad que nos mantiene punteando las más temibles estadísticas mundiales.
Hoy, los venezolanos somos individuos tristes, atormentados por pensamientos que nos mantienen cabizbajos. Salir a la calle significa estar preparados para cualquier sobresalto, nos convirtieron en una especie de autómatas que vamos arrastrando los pies rumiando nuestro infortunio y rogando a Dios no decaer mientras seguimos perdiendo peso.
Es ya una aventura de dimensiones épicas tomar el transporte público en cualquiera de nuestras ciudades. Un servicio caro, deteriorado y escaso, para una vez instalados a como dé lugar, escuchar por doquier cuentos de hijos, hermanos, madres, padres, tíos y amigos que se van o están preparando sus documentos para emigrar. Es allí, entre nuestras cavilaciones, que nos preguntamos, cuándo nos tocará partir a nosotros.
A diario nos repetimos ¿hasta cuándo esto Señor?, o escuchamos “aquí tiene que pasar una vaina, porque esto no se aguanta”, mientras vemos la sombra de un Gobierno que permanece impasible a lo que está sucediendo, porque lejos de gobernar, estos 20 años los han dedicado a hacer política aplastando a quien lo adverse o le critique.
Innumerables son los motivos para tener caras tristes, para sentir un nudo en la garganta, y experimentar esa sensación de vacío. Pero también creo, que todos los ciudadanos nos debe unir un solo motivo: la recuperación de nuestra amada Venezuela.
Así que, por difícil que resulte transmitir hoy un mensaje de esperanza, yo trataré desde mi humilde tribuna, seguirlo haciendo. Estoy convencido que en manos ciudadanas conscientes y comprometidas nada está perdido.
Ing. José Manuel Rodríguez
@ingjosemanuel
Analista y Consultor Político