Colaboracionistas, traidores, miserables… Por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr

Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr
Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr

 

You may say I’m a dreamer
but I’m not the only one

John Lennon (Imagine)

La perplejidad inocultable





Si Tovar-Arroyo escribiese lo que piensa Tovar-Arroyo sobre la farsa electoral, Tovar-Arroyo diría: ¡váyanse al carajo colaboracionistas, traidores, miserables!

Pero Tovar-Arroyo no escribirá lo que piensa Tovar-Arroyo porque escribir semejante invectiva pública –que es lo que provoca– lo convertiría en un recalcitrante, que no lo es, y él, aunque no lo parezca, entiende la imperativa necesidad de arrostrar unidos a la tiranía chavista, por eso se contiene o intenta hacerlo.

Tovar-Arroyo, no obstante, mientras escribe no puede ocultar su perplejidad.

Nómadas o sonámbulos

La hipérbole egocéntrica que está empleando Tovar-Arroyo en esta entrega pretende mostrar el ensimismamiento inconfundible de todo venezolano en la añoranza de su tierra: todo el día pensamos y repensamos las mismas inverosímiles vainas y no entendemos un carajo.

Como Tovar-Arroyo, los venezolanos son nómadas –¿sonámbulos?–en la incredulidad de su tiempo. Andan introvertidos, como abstraídos en una exorbitante demencia histórica. Tovar-Arroyo lo entiende así y por eso lo escribe destempladamente, poco importa lo que digan.

Tovar-Arroyo garabatea la palabra Venezuela en un espejo, que estalla, que se hace trizas: ¿Qué somos?

Su errático e incomprensible maniobrar

El liderazgo opositor, algunos de ellos, no todos –le pido a Tovar-Arroyo que no generalice, que puntualice, y saltan de su pluma las referencias de los partidos políticos Un Nuevo Tiempo (UNT), Avanzada Progresista (AP), Acción Democrática (AD), su errático e incomprensible maniobrar– tiene perplejo al venezolano, no sólo a Tovar-Arroyo, al venezolano en general. Nadie comprende qué les sucede.

¿Quién coño en su sano juicio, no ensimismado o sonámbulo, puede entender que los líderes de tales partidos están convalidando una patraña tan escandalosa como las elecciones presidenciales? ¿Qué pretenden?

Ya ni valle hay donde llorar.

La única forma

Si Tovar-Arroyo no fuera Tovar-Arroyo estaría lanzando granadas, disparando a mansalva o ametrallando colectivos y narcotraficantes, es decir a chavistas. El problema es que Tovar-Arroyo es Tovar-Arroyo, un venezolano más que no podría asesinar venezolanos a diestra y siniestra, no sólo porque no lo sabe hacer (disparar) sino particularmente porque hacerlo lo convertiría en chavista. Y eso nunca.

Pero Tovar-Arroyo entiende igual que tú, igual que todos los que tienen sentido común y conciencia crítica, que la única forma de liberarnos de la criminal lepra chavista, de esa inhumana pesadilla, es a través de una descomunal rebelión popular que implique la participación activa de militares, políticos estudiantes, de todos.

¿Nos unimos?

La epidemia de necedad

El incomprensible, desmesurado, maniático depresivo y, por supuesto, masoquista afán por participar en unas elecciones absolutamente amañadas y fraudulentas es algo que tiene mudo al nómada Tovar-Arroyo y a todo venezolano consciente; sí, mudos. Los venezolanos, y Tovar-Arroyo también lo es, están boquiabiertos y sin palabras, estupefactos. Venezuela padece otra epidemia más, esta vez es de necedad.

Los mismos que liberaron al asesino en serie Hugo Chávez, los que encarcelaron a Carlos Andrés Pérez (de su propio partido) y que veneraron a Fidel Castro, ahora, acomodados en su poltronas de lodo retozan necedad. Su entreguismo colaboracionista produce desprecio y cuando lanzan sus babas retóricas para justificar su traición, lástima. Muchísima lástima.

Son la nada, no les hagamos caso.

Colaboracionistas, traidores, miserables

El venezolano sueña con su libertad, Tovar-Arroyo también es venezolano. La perplejidad nos confunde pero no nos rinde. Estamos intactos, pese a las traiciones y las incoherencias, seguimos. La necedad no nos doblega. Los que queremos libertad somos mayoría.

Aunque Tovar-Arroyo no escriba lo que piensa, toda Venezuela lo está haciendo sonoramente y a coro. Estamos hartos.

¡Váyanse al carajo colaboracionistas, traidores, miserables!