Juan Gámez: ¿Por qué dolarizar la economía venezolana?

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Vamos a partir del siguiente hecho: Venezuela se encuentra sumergida en una hiperinflación asociada a un estancamiento del aparato productivo, cosa que se traduce en un término poco estudiado y que se llama estanflación.

Si consideramos que los sueldos y salarios están rezagados porque son cancelados en bolívares desvalorizados como consecuencia de la devaluación que a diario sucede producto de las decisiones erráticas de quienes manejan la política macroeconómica (monetaria y fiscal), y si consideramos que 98.9% de los ingresos que obtenemos en divisas son por concepto de exportación de petróleo y sus derivamos (toda vez que las exportaciones no tradicionales prácticamente no existen por la misma paralización del aparato productivo), la pregunta que nos planteamos es ¿Por qué no dolarizamos la economía?





Existen muchos factores y hechos que consienten desarrollar su aplicación. Queremos hacer notar que la dolarización de la economía permitirá la corrección de ciertos defectos económicos. Todos nuestros ingresos en divisas son producto de la renta petrolera, es por ello que si optamos por esta medida, corregiríamos muchas cosas con su aplicación, las cuales enunciamos a continuación:

1.- Inflación. Se corrige si consideramos que ésta estará sujeta a la devaluación que pueda sucederle a la moneda que rige una economía más sólida que la nuestra y cuya tasa de depreciación oscila en promedio un 2% interanual. De esta manera no tendremos que estar ajustando los precios de acuerdo con el deterioro del aparato productivo, si partimos del hecho de que la inflación tiene dos componentes muy importantes: Los costos de producción (afectados directamente por las empresas productivas de bienes y servicios), y la demanda de bienes y servicios (el gran demandante es el Estado venezolano, son muy pocos los particulares que logran influir sobre la demanda de bienes y servicios).

A este componente inflacionario, le agregamos un elemento poco común en una economía inflacionaria: la escasez de bienes y servicios, la cual presiona para que exista una escalada de precios y se desate una competencia desleal en el mercado.

Si dolarizamos, entraríamos en un mercado de competencia perfecta donde productos de diferentes marcas y calidad podrán entrar al país a competir con los bienes y productos nacionales. Esto traerá en consecuencia una rebaja en los precios, toda vez que para competir en calidad y servicios se tendrán que ajustar a los precios internacionales.

2.- Sueldos y salarios. En los últimos dos años se han aplicado 16 ajustes salariales y los mismos han sido contraproducentes, porque presionan la demanda de bienes y servicios muy escasos, situación que hace que la inflación se dispare porque hay una demanda insatisfecha.

También debemos considerar un fenómeno jamás visto en Venezuela que es el éxodo masivo de profesionales y técnicos en busca de mejoras de calidad de vida. En Venezuela, ganando salario mínimo se hace imposible cubrir la canasta básica familiar que al mes de diciembre rondaba los 25 millones de bolívares, según el Cendas.

Si dolarizamos la economía, colocaríamos al país en condiciones favorables, toda vez que tendríamos los recursos productos de la renta petrolera y de las exportaciones no tradicionales, lo cual nos ubicaría con uno de los mejores salarios mínimos de toda Latinoamérica. Esto, porque tendríamos las mejores ventajas comparativas y competitivas por el ingreso de divisas por exportación de hidrocarburos y recursos minerales.

3.- Base monetaria. Hay otro fenómeno novedoso para Venezuela: la escasez de efectivo. Hoy no existe papel moneda de curso legal y el que hay es limitado y tiene un gran costo de intermediación.

Si dolarizamos, entraremos en el mecanismo de moneda de curso legal de la economía más grande del mundo, con suficiente capacidad de pago y respaldo en la circulación de billetes y monedas, que nos permitirá el abaratamiento de la intermediación financiera. Y el canje en el mercado secundario de moneda (que en Venezuela se ha convertido en un gran negocio, violando todas las leyes y principios económicos por la nula intervención del ente regulador monetario que es el BCV), desaparecería.

4.- Deuda externa. Este fenómeno es “tradicional” en Venezuela, porque en los últimos 50 años el país fue sumergido en un endeudamiento externo que, a mi juicio, era innecesario. Por años, no hemos sido lo suficientemente responsables en la administración de los ingresos que por concepto de renta petrolera han entrado al país.

Venezuela tiene un gran déficit en el pago de la deuda externa y su servicio, que no ha podido solventar como consecuencias de las erróneas políticas aplicadas (solicitud de préstamos, corrupción, devaluación y señoreaje).

Si dolarizamos, tendremos la posibilidad de mantener un flujo constante de divisas, que nos permitirá saber en tiempo real el manejo de la balanza de pagos con los agentes externos. De manera que esto traería consigo la sinceración de las cuentas del BCV, que hoy son una caja de pandora y nos permitiría un mayor control sobre el servicio de la deuda, elementos perniciosos que están golpean nuestra economía y llevándola a la estanflación de la cual somos objeto en estos momentos.

Finalmente quisiera hacerle saber al país que llegó el momento de sincerar las finanzas. Con el favor de Dios y el esfuerzo de todos, superaremos esta crisis con el cambio de gobierno y de modelo rentista petrolero que nos ha traído, de manera paradójica, a un empobrecimiento sostenido a pesar de haber recibido las mayores riquezas que por renta petrolera han ingresado a Venezuela desde la nacionalización del petróleo.

Para quienes se preguntan ¿y después de esto qué?, les digo que estamos al final de un ciclo malo, el cual se ha extendido en el tiempo por razones políticas y por la opresión económica a la que está siendo sometido el bolívar con esas devaluaciones diarias que agobian a todos los agentes económicos que trabajamos con moneda de curso legal y que debemos transar en divisas para obtener o generar bienes y servicios.