Castor González: Consenso estratégico para el cambio

Castor González: Consenso estratégico para el cambio

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Ante el anticipado y previsible fracaso del mal llamado diálogo que tuvo lugar en República Dominicana entre los emisarios de Nicolás Maduro y un sector representativo de las fuerzas opositoras al gobierno, vuelven finalmente a sonar las campanas de lo que pareciera ser un sincero llamado a lo que algunos han denominado una nueva alianza nacional unitaria.

En esta ocasión y luego de que las compuertas a una salida honorable fuesen clausuradas por la intransigencia de un régimen que se niega a aceptar que los ciclos de la historia son inevitables, que todo tiene su final y nada dura para siempre, escuchamos a múltiples voceros opositores señalando la necesidad perentoria de ese nuevo esfuerzo unitario, esta vez bajo el esquema de una alianza amplísima y que vaya mucho más allá de la tradicional reunión de cuatro o cinco partidos, sobre los cuales ha recaído la conducción política opositora, al menos de 2015 a estas fechas. Sin embargo, si bien todos coinciden en la urgente exigencia de superar este accidente histórico que ha supuesto el régimen madurista para Venezuela, no todos apuestan a un mismo camino para alcanzar el objetivo.

Mientras algunos actores políticos salieron raudos y veloces a confirmar sus candidaturas a unos comicios claramente viciados y sin condiciones ni garantías, suponemos que bajo la máxima de que es mejor pedir perdón que pedir permiso y pescando en río revuelto o inclusive, dándoles el beneficio de la duda, por auténtica convicción; otros tantos, han sido prudentes y si bien no se han decantado aún sobre el camino a seguir ante el reto electoral, de forma inequívoca han expresado su rechazo a la ausencia de condiciones y además de convocar a una posible gran alianza, continúan barajando opciones, incluyendo la de participar siguiendo una ruta aún no anunciada. Algunos otros, ya se decantaron y luego de largos debates en su seno, acordaron ya formalmente no participar. Luego, un cuarto sector, desde el mismo momento de la desafortunada convocatoria espuria puesta en escena por la también ilegítima ANC,  ha señalado que no participará en los comicios presidenciales bajo ninguna circunstancia, denunciando no solo las evidentes condiciones adversas y parcializadas, sino además una falla de origen insubsanable que hace nula su propia convocatoria.

Así las cosas, todo pareciera orientarse a que la inmensa mayoría de las fuerzas opositoras democráticas han decidido evitar la emboscada electoral y para ello, se asoma en el horizonte la intención de presentar al país una ruta distinta a la de la simple, pasiva y frustrante abstención que marcó el evento de la controversial ANC y de las más recientes elecciones municipales.

Apostamos a que se trate esta vez de una hoja de ruta que trascienda a las alianzas y meros pactos, que sin importar su amplitud resultan ahora mismo insuficientes. No se trata ya simplemente de la reconstrucción de la unidad o de cambios cosméticos en la plataforma, sea electoral o de un centro operativo de protestas, ni mucho menos de designar a un nuevo equipo de secretaría o coordinación ejecutiva unitaria. Se trata de cumplir con la tarea más compleja a la que seguramente nos hemos enfrentado en estos últimos 20 años y la que tal vez podríamos completar con éxito si es que hemos asimilado la madurez y el aprendizaje adquirido luego de tanto ensayo y error.  Esa tarea es la de crear el consenso de todas las fuerzas opositoras democráticas en una estrategia común para alcanzar el cambio político en Venezuela.  Ahora mismo, más allá de sumarnos a una plataforma que ya por la vía de los hechos existe y cuyo objetivo compartido es la de superar al modelo político regresivo que ha arruinado a Venezuela en los últimos 20 años, lo que impera es acordar de forma unánime como alcanzar dicho objetivo.

Como ciudadanos, más allá de esperar la respuesta y el llamado de los actores políticos de siempre, nos toca preguntarnos  y encontrar en nosotros mismos la respuesta sobre qué hacer ahora que al parecer la decisión de las mayorías es la de no caer en la emboscada de un proceso electoral inviable. ¿Qué haremos más allá de simplemente abstenernos? De la respuesta, saldrá el consenso estratégico para el cambio y cambiaremos!

Castor González

Abogado.

Presidente del Centro Popular de Formación Ciudadana -CPFC

@castorgonzalez

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