A la cárcel juez gozón: Desestimaba condenas a cambio de fotos sexuales

Foto: Infobae
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Durante siete años, el juez de Arkansas Joseph Boeckmann utilizó a decenas de jóvenes que llegaron a su tribunal por delitos menores absolviéndolos para que realicen un “servicio a la comunidad”.





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Boeckmann les daba su número de teléfono personal y les pedía que llamaran para acordar un horario. Cuando acudían, el juez los obligaba a posar desnudos y con ropa en distintas posturas sexuales mientras les sacaba fotos. Ahora, la Justicia lo castigará con USD 50.000 de multa y cinco años de cárcel, informó el diario El País.

El magistrado hizo esto entre 2009 y 2015 y la fiscalía lo describió como “un depredador que utilizaba su posición como juez para acceder a jóvenes hombres vulnerables para satisfacer sus propios deseos sexuales”.

Richard Milliman, una de las víctimas, testificó esta semana que Boeckmann, de 71 años, le hizo fotos desde atrás mientras le hacía agacharse a recoger latas de aluminio como parte del voluntariado. El perverso juez llegó a ofrecerle 300 dólares si posaba como la escultura de David, por Michelangelo. A otro joven le pidió que se bajara los pantalones en medio de un descampado.

El recuento de las autoridades apunta a que Boeckmann absolvió 66 casos relacionados a hombres entre la edad de 15 y 35 años a cambio de esas fotos. Se desconoce el número total de víctimas, pero podrían superar el centenar, según el testimonio del fiscal. En su casa, la policía encontró al menos 46 fotografías de los jóvenes y miles de archivos digitales con más retratos sexuales de sus víctimas.

Cuando comenzaron las investigaciones, Boeckmann sobornó a uno de los testigos para que mintiera y cambiara la historia que había contado a los inspectores.

Por otro lado, el Departamento de Justicia afirmó en un comunicado que estas maniobras del magistrado produjeron importantes pérdidas económicas para autoridades federales, estatales y municipales ya que todas sus víctimas se libraron de importantes multas.

El abogado de Boeckmann pidió prisión domiciliaria para su cliente, al que llamó un hombre “viejo, roto y enfermo”.