Diversos sectores de Valencia permanecen sin recibir el servicio de agua potable, por lo que la situación cada día se torna más insoportable. Asñi lo reseña el-carabobeno.com
La falta de agua afecta sobre todo a los habitantes del sur de la ciudad, quienes desde hace dos semanas se las ven negras para tratar de abastecerse del líquido.
Donde funciona un pozo de agua profundas y la gente se entera, de inmediato se forman colas que perduran día y noche, porque las familias necesitan abastecer sus hogares a como dé lugar.
Una de estas situaciones se vive en el barrio Bicentenario. Con recipientes de todos tamaños los vecinos del sector acuden a las pilas. Algunos utilizan carretillas para llevar los envases llenos a sus casas y no tener que hacer más de tres viajes en un día.
A Bicentenario van a buscar agua vecinos de Ricardo Urriera, Ruiz Pineda, Villas de Santa Inés y otras comunidades cercanas. José Morales, un anciano de avanzada edad, mostró los callos que se le han formado en las manos de tanto cargar agua.
Según reveló tiene que dar un mínimo diario de tres viajes, para que en su casa se puedan hacer los oficios y el aseo.
Rafael Castañeda, otro anciano, también hacía la cola mientras se quejaba de la situación del país. Comentó que un camión cisterna está cobrando hasta 60 mil bolívares por llenar un tanque mediano. El chofer pide el dinero en efectivo, por lo que muy pocas familias pueden acceder a su petición.
Rosa de Quintana se preguntó, por qué el gobernador Rafael Lacava no puede solucionar este problema junto a Hidrocentro, si los dos forman parte del gobierno nacional.
CISTERNAS COBRAN MUCHO
A la urbanización Parque Valencia, de la parroquia Rafael Urdaneta, tampoco está llegando el agua. A los vecinos se les hace muy difícil abastecerse del liquido porque un camión cisterna se está ofreciendo entre un millón y millón y medio de bolívares. Para completar el conductor exige que 300 mil bolívares del pago deben hacerse en dinero en efectivo.
Por lo menos una semana tienen los vecinos de esta comunidad, esperando que se regularice el servicio. Mónica de Mavarez señaló que lo que más le ha afectado es poder bañarse con regularidad, pues para cocinar y otros quehaceres del hogar, compra botellones de agua potable.
Mientras que Rita Sarmiento expresó que ya no haya cómo hacer para lavar la ropa acumulada.