Para quien no haya vivido la tragedia venezolana, por Bladimir Díaz

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Para quien no haya vivido la tragedia venezolana, o alguna de data recién, no sabe, no siente el espanto, la maldición que estamos padeciendo y sufriendo, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Chávez y toda su comitiva hablaban de una guerra. Tal cual la han desarrollado. Lo grave y difícil, hasta ahora la vienen ganando.

Manu militari combinado con operarios civiles han sacrificado a cientos de jóvenes que instintivamente han buscado la lógica propia de la vida. Todo ser humano sabe por instinto que eso que han denominado progreso y desarrollo en boca de marxistas, marxólogos y marxianos o izquierdista de cualquier cuño, es una cruel perorata que cuando se hace realidad sólo hecatombe, holocausto y destrucción trae consigo.





Hoy una buena parte de los liberales y libertarios abogan por Venezuela. Hace falta mucho más que eso. El tema es de política internacional. De rigor hacen falta operadores políticos que articulen todos los hilos necesarios para impulsar la salida de los 74 sancionados con Maduro y Cabello a la cabeza. Quisiéramos decir que no importa por cuál vía, pero la inoperancia o el secuestro de los grandes poderes internacionales por la izquierda parece no dejan muchas opciones.

Estamos ante una tragedia que los muertos ya se cuentan a diario por miles entre el hambre y la delincuencia promovida desde Miraflores. No obstante si la salida no se fundamenta sobre la política de los derechos ciudadanos, solo llegaremos a mover el péndulo hacia menos izquierda. Con una cantidad de leyes y enredos legalistas que solo alcanzan a oprimir al ser humano.

Cabe preguntarse hasta dónde las economías vecinas o allende a Venezuela son capaces de soportar los ríos de masas humanas huyendo del infierno, del horror del socialesclavismo moderno. Lo que hemos visto y vivido es apenas un abre boca del porvenir, imperceptible para aquellos que no hayan vivido la tragedia venezolana