F.A.L.C.O.N. por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini
Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Hecho el pendejo, generó la expectativa del guabineo, engañó a conocidos, manipuló a sus amigos políticos, mintió a los parlamentarios, se coló por la baranda, eludió las primarias, se sacudió las encuestas, logró el consenso quedándose solo y se inscribió, con el Frente Amplio Legitimando Chavistas Oportunistas Nacionales (F.A.L.C.O.N.). Entre él y Maduro, un pastor evangélico de no demasiadas cristianas vinculaciones y con prontuario que exhibir, predica promesas con más entusiasmo que vergüenza; un aviador del 27N y otro de aporrea, que acompañan la comparsa y se ofrecen entusiastas al sainete.

El Presidente apesta a ilegitimidad y, desesperado, exige más candidatos y hasta insulta a quienes no lo complacen. Le angustia la carestía de una fingida “rivalidad electoral” en combate ideológico, sin postulantes “opositores creíbles”. Lo que puede presentar es la vergüenza de una pantomima fétida de antifaces entre el heredero, hijo de Chávez -filiación que no todos reconocen- contra ex chavistas confesos y fieles al legado. Todo en familia incluyendo reclamantes a quienes se envía a la cárcel.

Es evidente que el militar (r) y político con base larense es instrumento subordinado, pertenece a la tradición -no muy barquisimetana- que se atrincheró en el país; una oligarquía rancia y ultraconservadora de izquierda comunista que gobierna provocando la miseria del pueblo que se niegan a cambiar. Alcalde, gobernador, admirador y aliado del fallecido Hugo Chávez, desafió el boicot a las mal llamadas elecciones anticipadas y registró su ambición, a pesar de las duras críticas a las condiciones para la bufonada organizada. ¿Es tonto o sabe algo que oculta?
Promete el populista en la burda pretensión que beneficia a sus camaradas, un gobierno de unidad nacional, y no descarta, por el contrario, le embelesa casi orgásmico ratificar al actual madurista Ministro de la Defensa, y, no conforme según maléficas y bien informadas lenguas, tampoco rechaza el financiamiento de chavistas incursos en corrupción, como “rojo rojito” y su primo Dieguito. La excusa esgrimida para justificar semejante majadería y obscena presencia en la fiesta mortuoria contra la democracia y a favor del comunismo castrista, asegura que la exclusión es ineficaz y sólo le dará a su apreciado amigo una victoria no disputada. Paja maniobra de parloteo.





Argumentos baladíes habituales en cooperantes complacientes cazadores de güiro para presentarse en el hediondo cuchitril preparado para el 20M, y continuar en el dialogo macilento e inservible.

Venezuela no cree en convivencias dictatoriales ni en la persistente jaladera, solicitando condiciones de elección que no les otorgaran. Por cierto, que en estos nuevos tiempos un gafo porfiado afirma que Falcón, -especie de cañón de artillería antigua-, es uno de los nuestros, pieza fundamental de la oposición, cuando es compinche encubridor del régimen, que altera intencional un pedimento a la Organización de Naciones Unidas para el convite indigesto. Una celada en que la ONU jamás caerá. Están claros que en Venezuela no hay condiciones electorales. Manipulador traicionó a los guaros, pero ya basta de apariencias y disimulos, quienes participen en esta bribonada forman parte del sistema. Son hipócritas políticos.

La dictadura repartirá el botín y pagará con migajas de amplitud al Frente Amplio Legitimando Chavistas Oportunistas Nacionales (F.A.L.C.O.N.) en la integración de los legislativos estatales y concejos municipales. El problema está en la Asamblea Nacional, cuya desaparición definitiva no ha sido suspendida sino diferida, pero como a todo cochino le llegará su sábado, a menos que habladores y verborreas opositoras tomen conciencia y defiendan su responsabilidad. El castro comunismo necesita con urgencia recuperarse de la caída libre en la cual se encuentra el país. Un Poder Legislativo sumiso, manso que al resto del mundo no le quede más remedio sino reconocer, es castristamente necesario.

Pero desprestigiada y desacreditada como ha quedado la AN después de incumplir las promesas del 2015, burlarse sin remordimiento ni consideración del mandato ciudadano del 16J en 2017, y rematar con la payasada negociadora, sus miembros se aferran a ese pelambre como hambriento a medio kilo de harina de maíz precocida.

En los próximos meses saldrán de nuevo a la cancha electoral afirmando a quien quiera escucharlos que se han sacrificado por el pueblo, han forzado aceptar sus condiciones y por eso, ahora sí, van a pelear electoralmente por el poder. El oficialismo, que tiene un montón de rojos virtuales, se mostrará como demócrata generoso, cumplidor del acuerdo -como el que insisten firmaron ellos solos.

En consecuencia, la bandera desplegada y embaucadora por la autocracia sazonada con la timorata, contradictoria y ambigua actuación de cierta oposición de espacios, dejaría a los aliados y vigilantes internacionales inmovilizados y sin argumentos. ¿Cómo denunciar dictadura en un país donde compiten en elecciones? Afortunadamente el mundo está claro, ni en Venezuela hay democracia ni ciertos opositores son oposición, tan solo cooperantes encubiertos.

Hipnotizados por la fantasiosa prestidigitación electoralista no discuten, aunque lo conocen, que la economía está devastada y el país en ruinas, no produce, el dinero no alcanza, salvo para bandidos que han asaltado el tesoro público que felizmente están sancionando, congelando cuentas bancarias y bienes, en gran parte del mundo.

El Gobierno tratará de realizar dos simulaciones electorales, una para Presidente que trampeará el actual, ya en campaña, inflando sus propias mentiras, y otra, legislativa, en el cual volverán a ponerse de moda los cuadros que por uno u otro grupo serán quitados de las paredes, por supuesto con la participación decidida y activa del Frente Amplio Legitimando Chavistas Oportunistas Nacionales (F.A.L.C.O.N.) que ha insinuado se juramentará -en el supuesto negado de ser elegido- en la comunista constituyente hablachenta de pocas consecuencias y ninguna legitimidad, sin respaldo interno genuino ni reconocimiento por la mayoría de los gobiernos democráticos al otro lado de nuestras fronteras.

Aunque, podría pasar, como en aquella vieja película -El hombre que pudo reinar- del soldado británico que por confusión y supersticiones fue nombrado rey de un pueblo, repleto de ciudadanos sin conciencia de tontos.

@ArmandoMartini