Nosotros los que huimos, por Leocenis García

Nosotros los que huimos, por Leocenis García

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La inflación no solo produce hambre, sino fuga de cerebros. Los mejores hombres se van, de cada punto del globo donde se les vuelva pobres a la fuerza, o se trate de esclavizarlos. Como se aman a sí mismos, y como no quieren ser carne de sacrificio de ninguna horda, entonces se niegan a colaborar con los déspotas. Huyen en búsqueda de libertad.

El muro de Berlín fue levantado por el bloque soviético presuntamente para proteger a su población de supuestos elementos fascistas que pudieran conspirar para evitar la voluntad popular de construir un estado socialista en Alemania del Este.





Pero la verdadera razón fue otra. Hasta ese día, casi tres millones de alemanes del Este habían abandonado el Estado comunista para refugiarse en la República Federal Alemana, una huida masiva que resultaba verdaderamente insoportable para los comunistas.

A nuestros jóvenes se les suele criticar porque huyen de los controles, atraviesan ríos y montañas para huir de la esclavitud.

Pienso que nadie debe juzgarlos.

Ellos aman la libertad. Ellos escapan, mientras que otros se abalanzan sobre los supermercados saqueando, contribuyendo con los opresores, actuando como salvajes. Y un salvaje no puede entender que todo tiene su precio, incluso la libertad.

El profeta Oseas dice en las sagradas escrituras que el pueblo de Dios perece y sufre por ignorancia. Durante siglos la inflación ha arruinado a un país tras otro, pero los hombres no entienden que su origen está en sus gobiernos.

Hay solo una institución que puede abrogarse legalmente el poder para hacer intercambios por medio de cheques sin fondos: El gobierno. Y es la única institución que puede hipotecar el futuro de ustedes (sin o con su consentimiento). Los billetes del gobierno son promesas de pago sobre impuestos futuros a recibir.

El gobierno no produce nada. Con respecto a sus funciones legítimas: son las policías, el ejército y los tribunales, presta un servicio necesario a una economía productiva. Cuando un gobierno mete las manos en la economía la destruye.

Cuando el gobierno acaba con todo, como hizo el de Nicolás Maduro en Venezuela, que destruyó la industria petrolera, recurre a dos impuestos, uno el ordinario que le quita dinero a usted hoy, que deberá ser pagado con dinero que le pedirá mañana, y el otro el impuesto encubierto: La inflación.

Esta es la verdad. Lo demás es engaño. Pero como a los populistas poco les interesa lo que le pase a usted, porque quieren mantenerse en sillas del poder, siempre intervienen.

Y cuando la reducción del gasto se haga imperativa, ellos demandarán más proyectos de bienestar público. Cuando el país necesite capital, ellos dirán que hay que expropiar a los ricos. Cuando el país necesite ahorro, ellos pedirán bonche y despilfarro. Pero no lo olvide, ese bonche lo pagará usted.

Ellos pedirán más puestos de trabajo y menos ganancias, pedirán darle dinero basura a la gente y crédito irresponsable, no importa lo que pase con las fábricas o productores.

Es hora de que la gente deje de votar por nombres como Henry, María, Leopoldo, Henrique. Es decir, es hora de no votar mesías, sino proyectos. Nosotros, desde Prociudadanos tenemos un proyecto, que nadie defiende, ni siquiera la gran prensa, que busca más favores estatales. Ese proyecto es una economía libre, con ausencia de controles estatales. Y sobre todo donde lo importante no son los políticos, sino los ciudadanos.

Esta clase política no cambiará VENEZUELA, porque representan el mismo catecismo del Estado poderoso. Queridos amigos, hay que dejar de discutir los chismes del día, de unos resentidos desde Miami, y empezar a discutir sobre libre mercado, globalización, ausencia de sueldos mínimos, fortalecimiento de la libre empresa y la iniciativa individual. Este es es debate que proponemos.