Alexei Guerra Sotillo: Refugiados del Alma

Alexei Guerra Sotillo: Refugiados del Alma

Alexei Guerra Sotillo  @alexeiguerra
Alexei Guerra Sotillo @alexeiguerra

Describir lo que vive hoy Venezuela se convierte en un ejercicio en el que conviven la angustia y los temores de quienes son testigos y víctimas de un deterioro a todo nivel, en cámara no tan lenta, y la necesidad de extraer reservas internas, en la determinación de seguir adelante. La comparación como tentación es inevitable, en la revisión que se hace de la historia reciente, indagando en desastres análogos, en tragedias algo similares, en términos de destrucción democrática y devastación económica. Sin embargo, la comparación resulta estéril e incompleta, por la peculiaridad del caso venezolano, y de las paradojas que subyacen en nuestro escenario.

Sin que haya existido un conflicto bélico o una guerra civil, las cifras de contracción económica, de destrucción del tejido empresarial e industrial, los indicadores de pobreza, de hambre y desnutrición, que el gobierno dejó de aportar pero que particulares y especialistas están reportando y calculando, dan cuenta de un cuadro de crisis y colapso que muy bien pudieran atribuirse a tales fenómenos. Nuestra condición de país receptor de inmigrantes, el siglo pasado en distintos momentos pero especialmente en la década de los 50, 60 y 70, contrasta hoy con el descomunal y permanente flujo humano de compatriotas que, por aire, pero más por tierra, se van del país, huyendo de esta asfixia llamada “revolución”, de esta clausura del futuro que pretende imponer la élite militar con fachada civil que gobierna el país.

Una suerte de inercia parece dominar el espacio de lo público, sin que nada ni nadie contraríe el monólogo de la violencia y represión en manos del gobierno. El empobrecimiento masivo que ha desatado el actual modelo chavista-madurista y la persistencia de un modelo económico interventor y de supresión de la empresa privada y aislamiento de mercados mundiales, tiene en la hiperinflación un “Frankenstein” monetario engendrado en las distorsiones eficiente e irresponsablemente diseñadas durante años por la “revolución”. La ruptura y trituramiento del hilo constitucional por parte de Maduro y sus seguidores, junto al saqueo del erario público y la quiebra de PDVSA, son la guinda de una torta cuyo horneo continua a estas horas. Las sanciones de la Administración Trump, de la Unión Europea y otros bloques regionales y países del mundo contra funcionarios del gobierno venezolano, revelan un cerco y aislamiento creciente del mundo democrático y de la sensatez económica global, que observa con asombro la existencia de un fenómeno extinguido en el mundo: la hiperinflación.





En un debate reciente, se discutía la conveniencia o pertinencia de emplear términos que tienden a vincularse a guerras civiles, conflictos étnicos o desastres naturales, a propósito de las movilizaciones sociales que estas situaciones generan. Uno de esos términos es “crisis humanitaria”. El otro es “refugiado”. Ud. puede agregar otros: hambruna, desplazados, desnutrición, violación de derechos humanos, genocidio. Como ejercicio académico este debate es, sin duda, interesante. Como vía para crear respuestas y acciones, algo bastante inútil.

Mientras el actual modelo de dominación y control político y militar siga en el poder en Venezuela, la crisis y agudización de la actual tragedia no cesará. Millones de venezolanos que aun queriendo, quizá no pueden salir del país, junto a los que decidieron permanecer en la tierra que los vió nacer, asumen a estas horas otra categoría, otra circunstancia. Se sumergen en sus anhelos y deseos, se hunden en la esperanza. Son, sencillamente refugiados del alma.

@alexeiguerra