Cono monetario, Petro y Harakiri fiscal. Ficción y realidad Por Rosana Sosa García

Cono monetario, Petro y Harakiri fiscal. Ficción y realidad Por Rosana Sosa García

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Rumbo al fracaso las nuevas medidas económicas de Maduro. Realismo mágico puro y duro. Nuevo cono monetario la nueva estafa. El Petro criatura de la desesperación. Prórroga al pago del impuesto harakiri fiscal. Banco Central de Venezuela jarrón chino. Destrucción institucional. Desaparición empresarial inducida desde el poder. La incapacidad alienta la crisis. Soplan vientos de cambio político.

La incapacidad es el signo de la gestión económica de Maduro y su régimen, las nuevas medidas económicas arrastran esa fatalidad. No tienen idea del funcionamiento de la economía y sus leyes más elementales.





El enorme y continuado fracaso en sus políticas públicas se extenderá. Y con ello la desesperación de una población que ya no sabe cómo afrontar tanto colapso en todas las áreas de la vida nacional.

La reconversión monetaria y el Petro son paliativos absurdos. No podrán frenar la escasez, la hiperinflación, ni la devaluación sostenida del bolívar. El nuevo cono monetario es un burdo maquillaje a la hiperinflación. El Petro en las transacciones económicas es una criatura de la desesperación.

Se trata de medidas superficiales que no frenarán el hundimiento progresivo de la economía venezolana. No atacan el fondo, la causa. No van contra la monetización del déficit fiscal y la destrucción de aparato productivo del país.

El realismo mágico no cesa. Son hechos cada vez más graves y significativos que consolidan la destrucción institucional y favorecen la concentración de poder absoluto. El Banco Central de Venezuela es un jarrón chino. No se le toma en cuenta como ente emisor al contemplar una medida de ésta índole. El directorio del BCV debe decidir pero sigue pintado en la pared, no tiene funciones. La medida emanó de Maduro.

Una estafa … un engaño más

La falta de respeto de Maduro a la inteligencia del venezolano común no tiene límites. Los tres ceros menos en el bolívar son un engaño. Una vil estafa. Una decisión inconcebible. Un tratamiento cosmético que pretende esconder la hiperinflación.

La resolución ignora que la única manera de combatir la hiperinflación es la aplicación de un programa coherente de reformas macroeconómicas con cambios estructurales.

Eliminar tres ceros al bolívar es una medida que jamás va a representar, por si sola, la corrección de las enormes distorsiones de la economía venezolana en la coyuntura actual.

La escalada inflacionaria seguirá siendo exponencial. Al cierre del 2016 la inflación cerró en 495 %. Durante el 2017 fué de 2584,3 %. Y para el primer trimestre de 2018 es de 6041%. La más alta del mundo.

La medida tiene su origen en la insostenibilidad de la cantidad de efectivo y medios de pago necesario para abastecer las necesidades más básicas. Pero se desconoce que la canasta básica actual se sitúa en Bs 45.000.000. Se necesitan ingresos por el orden de Bs 1.500.000 diarios para adquirirla.

Estos grados de criticidad impiden la adaptación de los agentes económicos a procesos de facturación expeditos y asfixian el desenvolvimiento operativo de pagos, facturación, en todas las transacciones económicas. En consecuencia, la sociedad se paraliza sin medios de pago al punto de no poder acudir a sus centros de trabajo. Situación insostenible en la medida que se agudiza la hiperinflación.

Al no combatir las causas de la hiperinflación, la eliminación de los tres ceros tampoco corregirá la irracionalidad en la estructura de precios de los bienes y servicios. El fenómeno seguirá agudizándose a pesar de la reconversión monetaria. Los elementos subyacentes son inalterables y se profundizan a medida que no se acometen las correcciones.

Harakiri fiscal

Sin el ritual ni mucho menos el honor de los samuráis, Maduro y su régimen se hacen un harakiri fiscal. Prorrogan el pago del impuesto sobre la renta al 30 de mayo, en un periodo distinto al primer trimestre. Ello conduce a la reducción de los ingresos fiscales en términos reales debido a la empinada hiperinflación y la galopante devaluación, en un país que se está quedando sin ingresos. ¡Mayor chinazo!

Pero además, la postergación de la fecha de la liquidación fiscal también genera costos administrativos a las empresas que deberán modificar aceleradamente sus sistemas de contabilidad al alterar su ciclos de efectivo con el nuevo cono monetario.

Representa un gasto frente a la ya asfixiante situación para las empresas que quedan. Son empresas sin divisas para importar materias primas. Sin financiamiento externo por la coyuntura. Con la demanda agregada interna reducida debido a la poca capacidad de compra. Y sufriendo el desesperante éxodo de capital humano especializado. Un peligroso cóctel que las limita a crecer e induce su desaparición.

No hay forma de planificar financieramente la estructura de precios de las empresas y es imposible un horizonte de planeación de negocios asertivo o realista. Esta situación genera una destrucción progresiva del tejido industrial que queda, con una marcada tendencia a desaparecer.

La incoherencia entre los medios de pago con brechas adicionales entre uno y otro tampoco desaparecerá con la adopción de dichamedida. Además de que el funcionamiento del Petro añade otra distorsión en términos de la incapacidad de valoración real de cada medio de pago.

La profundización de las distorsiones es tal que tanta insensatez para perpetuarse en el poder, con un control social desmedido hacia una población sumida en la miseria, puede resultar un arma de doble filo para el régimen.

Es factible un severo trastorno del devenir histórico del escenario político en el corto plazo

Pareciera que estamos a punto de reescribir nuestra historia, sin eximir de culpa a los causantes de este desastre.

Rosana Sosa García
Economista
PHD