Las Muñecas de la Corona (II), por Carlos Tablante

Carlos Tablante @TablanteOficial
Carlos Tablante @TablanteOficial

Las denuncias sobre corrupción en el Miss Venezuela, difundidas en redes sociales por algunas de sus participantes, confirman la imagen que dibuja la novela Las Muñecas de la Corona de la periodista Ibéyise Pacheco, publicada a finales de 2017.

El cierre del concurso y el despido de su creador y director Osmel Sousa, confirman el entramado de corrupción y degradación moral de la casta gobernante que se apoderó del país y que hundió a una de las marcas más exitosas.

Las Muñecas de la Corona expone los entretelones de un certamen que degeneró en una palanca para utilizar la belleza como instrumento de influencia y facilitación de relaciones y negociados en las altas esferas del poder en Venezuela.





El caso más nombrado es el de las “petromisses”, en referencia a la red de corrupción que se creó en Pdvsa durante la presidencia de Rafael Ramírez. La utilización de algunas de las misses para facilitar los oscuros negociados de Ramírez y sus testaferros, como su primo Diego Salazar, comienza a salir a la luz pública aunque era un secreto a voces desde hace años.

La lista de los beneficiados con los favores de algunas de las misses no se reduce solo a los jerarcas de Pdvsa y sus socios. Incluye también desde ocupantes de Miraflores hasta el TSJ, pasando por el BCV, la Tesorería y algunos medios de comunicación, entre muchos otros que, en nombre de una supuesta revolución a favor de los pobres, saquearon al país condenando al pueblo a la miseria, el hambre, las enfermedades y la violencia.

Algunas misses fueron ofrecidas en bandeja de plata, seguramente no de forma gratuita. Como dice Pacheco: “Se trata de jóvenes que ven en los miembros de la boliburguesía, el trampolín a una nueva vida de comodidad y lujos alejada de la pobreza y la violencia que ha instaurado en Venezuela el mal llamado socialismo del siglo XXI”.

Exhibir lo robado se convirtió en una obsesión para los funcionarios corruptos, familiares, testaferros y socios. No bastaban los carros mas lujosos, ni las mansiones y los aviones privados. Entre los símbolos de estatus de la nueva casta corrupta figura, en lugar destacado, la visión machista de la mujer como objeto. Algunas misses y modelos son exhibidas como “trofeos” del supuesto éxito social de los nuevos millonarios.

En la lectura de la novela de Ibéyise – que se consigue en Amazon.com – los venezolanos encontrarán otros reconocibles perfiles de los responsables del gran saqueo que ha sufrido el país.

@TablanteOficial