Eduardo Fernández hacia la cumbre o al abismo, por Olga Hidalgo de Curiel

Eduardo Fernández hacia la cumbre o al abismo, por Olga Hidalgo de Curiel

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En estos días de reflexión cristiana dos cartas vieron la luz pública a través de las redes, Gustavo Coronel le escribe a Eduardo Fernández y éste le responde





La correspondencia de Gustavo Coronel es densa, respetuosa, aprecia la realidad política que nos confronta; a mí entender destaca la ausencia de Eduardo Fernández en diferentes actividades en las que la oposición y sus líderes hacen presencia, su asistencia no ha sido rúbrica al sentir compartido de un pueblo que protesta ante un régimen que no respeta la disidencia, yo agregaría no ha tragado gas del bueno y el otro aspecto no menos importante es develar lo que manifiesta con suspicacia el colectivo, “vox populi”, que hay un entendimiento entre el candidato que él apoya, con anuencia del régimen, que consiste en aceptar que sea el ganador, siempre y cuando sean letra muerta todas las denuncias y sanciones a nivel nacional e internacional se anulen y que todos los implicados en corruptelas sean liberados de responsabilidades, o sea, que los depredadores de la cosa pública y los delitos de lesa humanidad serían eximidos de culpa, con lo que se advierte un pacto de silencio y de complicidad.

La carta respuesta de Eduardo Fernández es un poema a la ingenuidad: “Hoy actúo de la misma manera, pensando en el interés de Venezuela y de los Venezolanos” Aquel Eduardo Fernández parlamentario de trabajo incesante, jefe de partido, orador de masas, líder de oposición y del gobierno en otros tiempos, convicto y confeso demócrata-cristiano, director del IFEDEC que gozó de la guiatura cuasi paternal de su tío político Arístides Calvani y el apoyo innegable, a la vista de todos de Rafael Caldera, en este momento crítico, cruel e insensible se apoya en sus blasones y sus planteamientos de siempre y nos expresa con su sonrisa característica y sus ademanes de estadista en círculo de espera “que piensa en Venezuela” y que su postura es la resultante de sus razonamientos democráticos desde hace mucho tiempo. ¿Piensa en Venezuela? defendiendo una candidatura que se nutre de un régimen comunista manipulado por los Castro responsables de la miseria y el dolor del pueblo cubano que soporta una dictadura que se atornilló con paredón y fusilamientos y que la Democracia Cristiana Venezolana ¿adversó en su tiempo y que hoy invade nuestros espacios descaradamente y pisotea nuestra soberanía?

Que Eduardo Fernández  haga causa común con un candidato engendrado en el vientre feroz del chavismo, golpista de noviembre del 92, camuflageado en la MUD, proponente fervoroso de la candidatura de Lorenzo Mendoza quien no cayó en la trampa de tal propuesta devenida después en la suya propia, convalidando la convocatoria de una ANC ilegitima y fraudulenta; pese a que la Comunidad Internacional sostiene que no reconocerá triunfo alguno, me suena desafinado que un político de su relieve diga “que lo hace por Venezuela”. ¿Será que él formará parte del elenco previsto de un supuesto nuevo equipo de gobierno?.

Muchas cosas son repetidas de diversa forma por avezados conocedores de la política que en distintos momentos dejan a la vista de propios y extraños como éste régimen despótico ha hecho todo siguiendo un guión riguroso de irrespeto a la Constitución y a las leyes. Referéndum para reformar la Constitución lo perdió, posteriormente dictó una serie de decretos-leyes y creó el Estado Comunal; Antonio Ledezma ganó la Alcaldía Metropolitana y mediante decreto se creó la autoridad única metropolitana.

Se ganó la AN con mayoría absoluta 112 diputados y el brazo ejecutor del Ejecutivo el TSJ inhabilitó a cuatro diputados del estado Amazonas y hasta hoy no tienen representación, todo con el fin de quitarle poder a la oposición.

Líderes con responsabilidad de ser candidatos presidenciales están inhabilitados, presos o en el exilio los inhabilita, la Contraloría General de la Republica que no tiene facultad para ello, por cuanto “toda inhabilitación tiene que ser pena accesoria de una pena principal contenida en una sentencia condenatoria y firme dictada por un Tribunal de la República” ¿Dónde estaba el ingenuo de Eduardo Fernández  que convalida con sus razonamientos de ocasión un régimen que golpea la esencia de la Democracia como es la dignidad de la persona humana y sus derechos?

Pienso, que estaba en sus cuarteles de invierno dado a la reflexión y esperando el momento oportuno, sentando su cátedra de estadista que espera su turno ó pensando que su consagración como demócrata fue el 4 de febrero de ingrata recordación, reservándose, para horas estelares que se oscurecen con la revolución del hambre, el exilio, la tumba, la muerte, manoseo y populismo. Sabemos que el hombre va siendo cada día conforme a su circunstancia histórica pero sus cambios vitales deben apuntar hacia la cumbre y nunca hacia el abismo.

Es triste después de tanto nadar ahogarse en la orilla y más triste aún darme cuenta que ese no es el Eduardo Fernández  que sostenía mi confianza junto a millones de Venezolanos que veíamos en él la potencialidad de un desempeño diferente. Tigre con garras de acero al servicio del bien común y la justicia social principios que hilvané con sueños y esperanzas en 1.958 y que fortalecí con fe y convicción en la gloriosa Juventud Revolucionaria Copeyana!