La Cumbre de Putin y Maduro, por Gustavo Azócar Alcalá

Gustavo Azócar Alcalá @gustavoazocara
Gustavo Azócar Alcalá @gustavoazocara

 

La Sala Situacional de Miraflores (SSM), integrada por 21 asesores cubanos, españoles, brasileños, rusos y venezolanos, ha propuesto a Nicolás Maduro  la realización de una cumbre paralela para competir contra la Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Lima, Perú, los días 13 y 14 de abril de 2018. La SSM ha propuesto que la cumbre (cuyo nombre oficial todavía no ha sido definido) la presidan los mandatarios de Rusia y Venezuela y que se invite a todos los presidentes de los países del ALBA y del acuerdo de Petrocaribe.

La fecha de esta cumbre ruso-venezolana tampoco ha sido establecida. Pero la SSM quiere que se lleve a cabo antes de las fraudulentas elecciones adelantadas del 20 de mayo. ¿Por qué una Cumbre en América Latina liderada por Putin y Maduro? Primero, porque Maduro está molesto por el hecho de que le hayan retirado la invitación a la Cumbre de las Américas. Y segundo, porque Putin está “cabreado” con USA no solamente por las sanciones que el gobierno norteamericano aplicó contra Rusia a raíz de la crisis de Ucrania, sino también por el reciente impasse del ex espía Serguei Skripal que dejó al Kremlin sin más de 150 representantes diplomáticos en EEUU y Europa.





La embajada de Caracas en Moscú ha pedido a Putin que incluya en su agenda una visita a Venezuela antes del 20 de mayo de 2018. Al parecer, Maduro quiere utilizar la figura de Putin con dos claros propósitos políticos: 1) enviar un claro mensaje a Donald Trump y a los gobiernos que integran la Unión Europea, para que vean que la revolución socialista de Venezuela no está sola y desamparada; y 2) enviar un mensaje a los venezolanos que todavía siguen creyendo en la revolución, para que vean que Maduro todavía conserva el suficiente liderazgo internacional como para traer a territorio venezolano a uno de los hombres más poderosos del mundo.

Putin no ha respondido todavía a la invitación. Tal parece que el ex agente de la KGB está deshojando la margarita, echando números, y ponderando el costo beneficio que supone una gira a Venezuela en los actuales momentos. La embajada de Rusia en Caracas ha hecho saber que Putin podría considerar su presencia en territorio venezolano en un evento internacional si se  garantizan dos condiciones: una, la presencia de otros presidentes de América Latina (Evo Morales, Daniel Ortega, Raúl Castro, etc) y la firma de un nuevo acuerdo energético que permita a Rosneft (el gigante petrolero de Rusia) el manejo de las cuatro refinerías que hay en este país.

Contrariamente a lo que algunos creen, Putin no ha perdido el interés en Venezuela. La severa crisis económica que afecta a esta nación, como consecuencia de la caída de la producción de Pdvsa y la escasez de divisas, ha permitido que Rusia controle cada día más al gobierno revolucionario de Nicolás Maduro. El distanciamiento entre los gobiernos de EEUU y Venezuela, la poca importancia que los cubanos le están dando al tema venezolano, y el desinterés que han mostrado los chinos, han abierto las compuertas para que los rusos al servicio de Vladimir Putin estén impulsando una agresiva estrategia para quedarse con lo poco que queda en este país suramericano.

Los rusos no solamente han prestado dinero a Maduro. También han vendido el 60% del armamento que sostiene a la revolución y ahora se encuentran al frente del único proyecto que podría, eventualmente, proporcionar nuevas divisas al gobierno socialista venezolano: El Petro. Rusia no sólo proporcionó la asistencia técnica para la creación de esta criptomoneda, sino que además es el único país del mundo que ha anunciado que invertirá en El Petro y que aceptará que Venezuela le pague muchos de los servicios que le ha estado prestando con esa moneda virtual.

“Uno de los temas que tocamos en la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel Rusia-Venezuela fue la posible utilización del petro para las transacciones financieras”, señaló el presidente de la CIAN Rusia-Venezuela y vicepresidente económico, Wilmar Castro Soteldo.

Por su parte, Ryan Rasansej, ministro de Comercio ruso, visitó Caracas la semana pasada y dijo que “se va a ampliar la cooperación entre ambas naciones porque Rusia considera a Venezuela como un socio estratégico”. Los rusos quieren meterse en todos los sectores que tienen que ver con la economía venezolana: minería, producción de equipos de automotriz, construcción, maquinaria pesada, farmacéutica, alimentos y, por supuesto, gas y petróleo.

El viceministro de Industria y Comercio de la Federación Rusa, Oleg Ryazántsev detalló que ambos gobiernos han decidido ampliar la cooperación militar, con la adquisición de helicópteros y trabajar en otras ramas, como por ejemplo la producción de vacunas,  agroquímicos y maquinaria pesada y equipos de construcción por parte de Venezuela.
El Ministro de Desarrollo Minero Ecológico venezolano, Víctor Cano, dijo que una comisión rusa visitará el arco minero del Orinoco, en el estado Bolívar (sur). “En las próximas semanas vamos a tener una visita de técnicos rusos en el arco minero del Orinoco para que vean en pleno campo los yacimientos y las potencialidades que tenemos como país en el tema minero”, indicó.

 

En más de 15 años de intercambio y relaciones Rusia y Venezuela han suscrito más de 260 acuerdos en áreas como medicina, turismo, agricultura, minería y petróleo. Durante la reunión de la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel (CIAN) Venezuela-Rusia que se celebró en Caracas hace una semana, los representantes del Gobierno venezolano estudiaron la posibilidad de que Moscú explore y explote minerales como diamante y oro.

El comercio con Rusia ha aumentado desde 2005. Los acuerdos comenzaron con una empresa conjunta para exportar flores. Pero luego se extendió a otros sectores. Venezuela importó en 2006 $ 967,4 millones, en su mayoría compras militares, mientras que exportaba $ 320,000 dólares en bienes a Rusia. Desde 2006, cuando EEUU se negó a vender tecnología militar a Caracas, Rusia se convirtió en el principal proveedor de armas, pertrechos y helicópteros para las Fuerzas Armadas venezolanas.

 

En 2001 fue creada la Comisión de Alto Nivel Venezuela – Rusia. Luego se firmaron acuerdos de cooperación para la explotación y manejo conjunto de activos estratégicos como el petróleo y gas. En más de 15 años se han suscrito más de 260 acuerdos en áreas como medicina, turismo, agricultura, minería y petróleo.

Rusia y Venezuela cuentan con varias empresas conjuntas en la Faja Petrolífera del Orinoco, territorio que posee las reservas de hidrocarburos certificadas más grandes del planeta. Algunas son: Petro Monagas, Petro Miranda, Petro Victoria, Petro Perijá y Boquerón.

La colaboración entre la petrolera rusa  Gazprom y Venezuela se desarrolla desde 2005. Ambas naciones buscan desarrollar complejos gasíferos en la Península de Paria, en el estado Sucre, concretamente en los campos Patao y Mejillones pertenecientes al Proyecto Mariscal Sucre, uno de los más ambiciosos en materia gasífera que desarrolla Venezuela.

Desde el año 2016 funcionan seis empresas mixtas a través de Pdvsa y las rusas Rosneft y Gazprombank las cuales extraen en total 315.000 barriles diarios de petróleo. Pero los rusos quieren mucho más. Ya lograron apropiarse del 49,9% de las acciones de Citgo en EEUU, gracias a un préstamo por 3 mil millones de dólares a Pdvsa. Ahora buscan controlar las refinerías de Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz, con una compra de 4 mil millones de dólares en la criptomoneda Petro.

Los rusos también quieren utilizar el Petro para vender más armamento y nuevos helicópteros artillados a Venezuela. Dado a que el gobierno de Maduro se ha quedado sin divisas, la única forma de mantener a flote los contratos militares que fueron suscritos entre Hugo Chávez y Vladimir Putin es a través del Petro. Rusia ya ha dicho que está dispuesta a recibir la criptomoneda venezolana como forma de pago.

Y para que no queden dudas del apoyo ruso a la revolución socialista que ha destruido la economía venezolana y que está matando de hambre a 30 millones de seres humanos, Rusia ha prometido mantener viva la cooperación militar con Venezuela. “Hemos recibido el respaldo del presidente Vladímir Putin ante las agresiones que recibe constantemente Venezuela, y nosotros hemos hecho lo propio ante las agresiones que constantemente está recibiendo la Federación Rusa, dijo el ministro de la defensa venezolano Vladimir Padrino López a la agencia de noticias rusa Sputnik, el pasado 4 de abril.

Según Padrino, pilotos de caza rusos vendrán a Venezuela a compartir sus experiencias con nosotros, a volar nuestros aviones, y viceversa, pilotos de caza nuestros también viajarán a Rusia, así como las fuerzas especiales, de las fuerzas terrestres, los blindados, hacer un intercambio humano de experiencias”, explicó a Sputnik el ministro, quien se refirió a los militares del país euroasiático como “compañeros de armas”.

Padrino López destacó que también habló con su homólogo ruso el punto de la cooperación técnico-militar, más allá de la compra de armas y equipos. “No se descarta, por supuesto, la adquisición de nuevo armamento, estamos trabajando más bien para que con transferencia de tecnologías nosotros vayamos soportando nuestra industria militar, dándole base concreta a nuestra industria militar”, dijo el castrense con mayor rango en Venezuela.

Padrino dijo que en Venezuela ya se ha implementado la tecnología rusa, al instalar plantas para el ensamblaje de fusiles de asalto AK-103, que empezaran a fabricarse desde 2019. Informó, además, que a fines de abril esperan una comisión de la Federación Rusa para dar inicio al centro de instrucción simulada de helicópteros en Venezuela.

Como puede observarse, los rusos no están jugando carritos en Venezuela. Vladimir Putin quiere cogerse lo poquito que queda de este país. Ya le pusieron la mano al gas y al petróleo. Con el cuento del Petro, pronto pondrán la mano a las refinerías, minas de oro, hierro, coltán y diamantes. Si Trump y los gobiernos democráticos de América Latina quieren hacer algo para ayudar a salvar a Venezuela tendrán que hacerlo pronto. Mañana, cuando los rusos se lo hayan cogido todo, puede ser demasiado tarde.

 

San Cristóbal, 07 de abril de 2018