Nicolás y Juan Carlos: Amor de un día, por Maria Auxiliadora Dubuc

thumbnailMariaAuxiliadoraDubuc

 

El Gobierno de Venezuela, emitió una Resolución, la cual resultó publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela No. 6369 de fecha jueves 5 de abril de 2018, a través de ella suspende relaciones económicas y financieras con Panamá por un plazo de 90 días, prorrogables. La decisión del Ejecutivo comprende vetos específicos a 22 personas, incluyendo al Presidente Panameño, Juan Carlos Varela, a su vicepresidenta y canciller, Isabel de Saint Maio, y a 46 empresas.





La noticia no nos toma por sorpresa, será porque ya conocemos a Nicolás y sus reacciones, lo que extraña sobremanera es que fue de aquel amor que algún día los unió, esa es la parte que no entendí muy claramente. En este orden, voy con la historia.

Es de todos bien sabido que Nicolás y Juan Carlos mantenían estrecha relación de amistad hace algunos años,  se conocían desde hace rato, ya que ambos habían sido cancilleres de sus respectivos países, así que juntos habían compartido bastante y así fui informada por el propio Varela un buen día, cuando por allá a finales del 2013 estando en plena campaña electoral en Panamá, me indicó enfáticamente: “Como te va a ti con Nicolás, el es mi amigo”.  Y tanto era así que dentro de las promesas, retos o desafíos del gobierno de Varela en agosto de 2014, ya posesionado y en el cargo, se refirió a Nicolás Maduro públicamente como su amigo y dijo que siempre le pediría a Dios que “lo ilumine y le permita conducir a su pueblo en paz”. Varela, sin duda, era su defensor, aseguraba que la elección de Maduro fue cerrada pero “democrática” y daba de algún modo, la cara por él.

Tras la toma de posesión, el gobierno de Varela inició de inmediato el proceso de restablecimiento de relaciones con la administración de Maduro en Venezuela, que se rompieron en marzo luego de que Panamá solicitara una reunión del Consejo Permanente de la OEA para convocar una reunión de consulta de ministros de Relaciones Exteriores con el objetivo de discutir la situación en el país suramericano.

En el 2015 Varela se reúne con Nicolás, en el marco de la 70ª Asamblea General de las Naciones Unidas, quien acompañado de la vicepresidenta y canciller Isabel de Saint Malo, destacó la importancia de mantener el clima de unidad y continuar enfocados en trabajar por el bienestar y la prosperidad de todos, por lo que ambos mandatarios renovaron su deseo de continuar estrechando las relaciones en materia económica, comercial y de cooperación entre Panamá y Venezuela.

Todo armónico, tanto, que incluso posteriormente en 2016, se rumora que Nicolás Maduro podría asilarse en Panamá, todo lo cual  generó gran controversia, pero muchos señalaron que la medida pudiera ser una salida a la crisis que vivía Venezuela,  ya que ante la imposibilidad del dialogo, esa podía ser una opción.  Solución que nos pareció lógica, dada la estrecha amistad entre Maduro y  Varela, como no iba a invitar Varela, a su mejor amigo a quedarse en su casa, de manera que el asilo político resultaba una posibilidad cierta.

Luego, hace casi un año exactamente, las cosas comienzan a cambiar entre estos dos personajes,  Nicolás llama a Varela a pocos días de la reunión en la OEA sobre Venezuela, donde Maduro rechazó el debate sobre posibles sanciones contra el país. Sostienen cordiales conversaciones telefónicas a decir de Nicolás “en ocasión de las acciones intervencionistas que desde la Organización de Estados Americanos (OEA) se vienen desplegando” contra Venezuela y denunció una “flagrante violación a las normas de la OEA y al Derecho Internacional”, al llamar al Consejo Permanente sin “el consentimiento requerido del gobierno venezolano”. En ese momento Varela “ratificó” a Maduro su “apoyo al proceso de diálogo” entre el gobierno venezolano y la oposición, con el acompañamiento del Vaticano y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), congelado desde diciembre y se mostró partidario de que se realicen elecciones en Venezuela para salir de la crisis.

En ese momento la relación amistosa comenzó a deteriorarse, porque Varela reconoció que suscribió  junto a 14 países americanos una declaración conjunta urgiendo a Venezuela a liberar a sus “presos políticos”, devolver todas las facultades al Parlamento controlado por la oposición y convocar elecciones de gobernadores que habían sido postergadas indefinidamente, aun cuando reiteró también, que Panamá respaldaba  el diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición.

Luego para el mes de abril el del año pasado y ante los incidentes que registrados ente opositores y simpatizantes del Gobierno de Nicolás Maduro, Varela hace un llamado a Nicolás y le recomienda que tenga prioridad en “salvaguardar las vidas humanas” a la vez instó a atender el llamado de la Santa Sede y encausar esfuerzos para alcanzar una solución negociada, exhortó que esos acuerdos se dieran a corto plazo y en el marco de las bases previamente pactadas entre ambas partes, haciendo un llamado a todas las partes, Gobierno y oposición, a desistir de demostraciones de fuerza, que solo agravaban la situación económica, social y política de la República Bolivariana de Venezuela.

Posteriormente, en junio pasado, la cosa se pone difícil, complicada, porque Juan Carlos arremete contra Nicolás, responsabilizándolo directamente por la violencia que se  registraba en las calles de Venezuela. De esta manera Varela, que en el pasado se ha referido a Maduro como “mi amigo”, cambia su discurso de apoyo y se distancia del mandatario venezolano. Ya que según él: Enfrentar al pueblo todos los días no es democracia ya que cuando un Presidente le ordena al Ejército confrontar a su pueblo, cuando usa gases lacrimógenos contra la población, se pierde gobernabilidad y la capacidad de gobernar el país”.

A estas alturas del partido y hace apenas unos días, aparece la noticia que Nicolás Maduro junto a 54 funcionarios del régimen, resultaron sancionados por Panamá.  Así fue como a través de medios locales difundieron el listado, 55 personas naturales y 16 jurídicas, elaborado por la Comisión Nacional contra el Blanqueo de Capitales, un ente adscrito al Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá. Es menester recordar que la plataforma financiera panameña ha sido blanco de críticas por entes internacionales, lo que ha llevado a la aprobación en los últimos años de leyes para combatir más férreamente el blanqueo, suprimir las acciones al portador y endurecer la regulación para los sectores no financieros como el inmobiliario, los servicios legales, los casinos y las casas de cambio.

Del amor al odio, pues, de pronto, Nicolás aparece en esa lista panameña de venezolanos políticamente expuestos que deben ser sujetos de supervisión financiera “reforzada”, en el marco de las medidas aplicadas por el país Panameño en la lucha contra el blanqueo y la financiación del terrorismo. De acuerdo a la Ley panameña, las personas políticamente expuestas son nacionales o extranjeros que cumplen funciones destacadas de alto nivel, como jefes de Estado políticos, funcionarios gubernamentales, militares de altos rangos, o ejecutivos de empresas y corporaciones estatales.

De esta manera lo establece el “Anexo A de la Resolución 02-2018 de 27 de marzo de 2018. El Ministerio de Economía informó que emitió dos Resoluciones mas en el marco de sus medidas, una de ellas, la adopción de las listas publicadas por otros países, de personas venezolanas políticamente expuestas. Al respecto, el Ministerio pidió a las compañías panameñas a tener en cuenta los nombres de estas personas, si es que ya habían realizado o tenían previstos contratos comerciales con los funcionarios implicados, a fin de que tomen previsiones o alerten a las autoridades correspondientes.

La sanción prohíbe de manera específica, a los funcionarios enlistados, cualquier operación financiera o comercial en Panamá. Además de Maduro, aparecen en la lista “de personas provenientes de la República Bolivariana de Venezuela consideradas de alto riesgo en materia de Blanqueo de Capitales, Financiamiento del Terrorismo y Financiamiento de la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva, altos funcionarios venezolanos como el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel José Moreno, y el Fiscal General, Tarek William Saab, la Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena; la rectora principal, Socorro Hernández; el jefe del gobierno del Distrito Capital y excomandante de la Guardia Nacional, Antonio José Benavides, además de Néstor Reverol, Adán Chávez, hermano del fallecido gobernante y padre de la revolución bolivariana Hugo Chávez y el dirigente Diosdado Cabello.

En lo relativo a las personas jurídicas sancionadas, diez de las 16 empresas venezolanas registradas en la lista de la Comisión Nacional contra el Blanqueo de Capitales en Panamá, son propiedad del sobrino de la esposa de Nicolás Maduro, Cilia Flores,  los nombres de 3 de ellas,  Maritime Tanker Services, S.A, Marine Investment Group, Inc. o Technical Support Trading. Carlos Erik Malpica Flores, desempeñó funciones como Tesorero de Venezuela en estas empresas,  también participan como parte de la junta directiva los padres de Malpica Flores, Carlos Malpica Torrealba y Eloísa Flores, y su tía Evelyn Malpica Torrealba”.  La “roja, rojita” familia Malpica registró más de una docena de sociedades anónimas desde el año 2015, de las cuales varias ya han sido disueltas por la junta directiva y otras por morosidad de impuestos al fisco panameño, siete de ellas fueron disueltas a principios de enero de 2016, mientras que su tiempo de vida fue de escasos cuatro meses.

Y así resultó que 8 días después, Nicolás reaccionó, convirtiendo a Panamá, en el primer país al que el Ejecutivo venezolano le aplicó el criterio  diplomático de la reciprocidad y este Gobierno que nunca había respondido con tanta contundencia a las medidas administrativas de otra Nación, sanciona a Panamá, por lo que valdría la pena preguntarse por qué el Gobierno de Nicolás Maduro no hace lo propio a Estados Unidos, a Canadá y a otros países, en el mismo orden. Esta respuesta ante Panamá genera suspicacias y deja vacios a la imaginación, todo lo cual debe dar pie a que se profundicen aun más las investigaciones que se realizan en ese país.

Y esta es la historia, ya que después de tanto nadar, morir en la orilla fue la opción, tras una larga tensión bilateral, Panamá y Venezuela entraron en una nueva crisis de connotaciones bien graves, a mí entender.  Nicolás se pone bravísimo, acto seguido elabora su lista y rompe relaciones con Panamá, ese es el lamentable titular de esta semana, suspendiendo toda actividad comercial y financiera con un grupo de funcionarios y empresas panameñas, como una supuesta “medida de protección del sistema financiero, económico y comercial”.

El Gobierno argumenta que el Poder Ciudadano de este país ha determinado en sus investigaciones “el uso recurrente del sistema financiero panameño por parte de sujetos nacionales venezolanos para movilizar dinero y bienes provenientes de delitos contra el patrimonio público”, y que tal cosa se hace con el auxilio y la colaboración de ciudadanos panameños, así que  procedió a hacer su lista también,  y así llegamos a donde estamos: el tema de una Resolución conjunta emitida por los Ministerios de Economía y Finanzas, Comercio Exterior, e Interior, Justicia y Paz, que ha entrado en vigor, de acuerdo al comunicado oficial.  A través de ella, el gobierno venezolano prohibió por 90 días realizar cualquier actividad financiera, comercial y económica con 22 figuras panameñas, entre quienes figura su gran amigo de otrora, el mandatario panameño Juan Carlos Varela, a la canciller panameña, Isabel de Saint Malo; el ministro de la Presidencia, Álvaro Alemán; y la ministra de Gobierno, María Luisa Romero y 46 empresas del país centroamericano, entre ellas Supercentro Casanova, Casablanca, Noratex, Pan Colombia Travel, Ratan Zona Libre, Samsung Electronics Latinoamérica Zona Libre y Yamaha Music Latin America y  la Compañía Panameña de Aviación (Copa), una de las pocas aerolíneas extranjeras que operaba en Venezuela.

Sin duda la respuesta del Gobierno de Nicolás a las sanciones panameñas es legal, pero excesiva. Cada país dentro de su soberanía tiene el derecho y la potestad de asumir estas medidas dentro de su marco jurídico, lo que ocurre es que mientras Panamá sancionó a funcionarios y a empresas del estado presuntamente vinculadas con blanqueo de capitales, Venezuela también incluyó a empresas privadas. Pocas horas después de las sanciones, Panamá devuelve el golpe, y la Cancillería retiró a su embajador en Venezuela, Miguel Mejía y solicitó a Caracas hacer lo mismo con el embajador Jorge Durán Centeno.

El Gobierno de Varela considera que las sanciones son una reacción política, una represalia, que carece de sustento, y se adopta fuera del marco jurídico internacional, digamos una malcriadez de Nicolás, de modo que las autoridades panameñas evalúan el impacto de dichas medidas en el ámbito económico y comercial, a fin de identificar otras posibles futuras acciones. La realidad es que este pleito entre amigos nos afecta a todos, se hace evidente ahora que estamos ante una crisis que provoca que las relaciones entre ambos países se tornen álgidas, sin tomar en cuenta el importante flujo migratorio de venezolanos al país centroamericano por decir lo menos, una altísima cantidad de empresas y capitales venezolanos se han instalado en Panamá en estos años, ya que los efectos del régimen los han expulsado del país.

Creemos que esta Resolución Venezolana redundará en un mayor aislamiento para el país, con sus consabidas consecuencias sociales y económicas. Nicolás intentará de seguro negociar con su dilecto amigo, me imagino que sobre ambas Resoluciones a ver que logra, Varela es hombre de dialogo, por lo menos eso predica, así que se verá. Lo cierto es que esta amistad presidencial que comenzó en la cancillería, hoy día en franco deterioro, fue simplemente amor de un día, ambos sacaron las garras, hoy Valera acusó a Nicolás de haber reaccionado cantinflericamente, por lo que estamos a la espera de la respuesta de Nico, que de seguro, no tardará, porque apenas esta novela apenas comienza, mientras tanto el pueblo como siempre, en medio, el más afectado, esperando con mucha fe el desenlace, un milagro, la respuesta del altísimo a las oraciones, de Varela por Nicolás.

MARIA AUXILIADORA DUBUC P.

@mauxi1