La propuesta de dolarización por el desfiladero ético, por Rosana Sosa García

La propuesta de dolarización por el desfiladero ético, por Rosana Sosa García

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Ética y economía han viajado juntas por la historia. No puede haber divorcio entre ellas. Platón, Aristóteles, Hume, Smith y muchos otros pensaron en su relación. Se impone la razón ética en la economía. La orfandad ética del dolarizador. Maniqueísmo, falacias y medias verdades. ¿Dolarización un guiño al gobierno y sus corruptos? ¿Venezuela futuro paraíso para el lavado?





La razón ética de la economía

A propósito del debate sobre la propuesta de la Dolarización vale recordar que la ética no está reñida con la economía. Ambas deben ir de la mano. La relación entre ellas es de vieja data. Pensadores griegos antiguos le dedicaron reflexión. La consideraban vital para la vida pública.

Advirtiendo sobre los efectos de la avaricia, Platón nos recuerda que “la pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos”. Señalamiento al cual no pocos deberían prestar atención.

El mismísimo Aristóteles se encargó de dejar para la posteridad una frase sobre lo público y lo privado, su vigencia ha soportado el peso del tiempo: “lo que es común a muchos obtiene un mínimo de cuidado, pues todos se preocupan de sus cosas propias y menos de lo común, o tan solo en lo que les atañe”.

La evolución del pensamiento registra destacadas contribuciones, la del historiador y economista escocés David Hume puso el acento en separar el análisis de la realidad objetiva de la subjetiva.

El padre del liberalismo económico, el británico Adam Smith, planteó las leyes económicas como el resultado de hechos constantes que se repiten, en la que el sentido estrictamente economicista se profundiza.

La razón ética en la teoría económica y su praxis es imprescindible. Es clave en el éxito del desenvolvimiento económico de una sociedad. Su observancia garantiza el cumplimiento de las expectativas de la población y genera bienestar a la mayoría de los ciudadanos.

Se nota de bulto la ausencia de la ética en la postura de quienes emergen desde una vocería de carácter político como virtuales gurúes de la economía en Venezuela.

Falacias y maniqueísmo de las medias verdades

Veamos algunos ejemplos didácticos de la ausencia de ética en los argumentos empleados por el economista Francisco Rodríguez para sostener la tesis de la Dolarizacion.

1- Ignorando los resultados de experiencias como la de Argentina con la Caja de Conversión, Rodríguez insiste en que “la dolarización prohíbe el financiamiento monetario del déficit. Esto aumenta el costo de mantener niveles de gasto insostenibles. Y puede por tanto promover disciplina fiscal”. Semejante temeridad la desmiente el incremento significativo del nivel de endeudamiento argentino, pasó de 46.351 millones de dólares en 1991 a 82.842 millones de dólares en 2001, un aumento del 79 %.

2- Con fines inconfesables argumenta el proponente que sólo a través de la dolarización se logrará credibilidad en el ejercicio de un programa económico. Negando con ello que un programa económico coherente y avalado por el Fondo Monetario Internacional y los multilaterales tendrá la suficiente credibilidad para los agentes económicos.

3- Rodríguez fundamenta, acertadamente, la creación de un fondo de estabilización macroeconómica en que “al adoptar la moneda de otro no se pueden llevar adelante ajustes en el tipo de cambio nominal para asimilar choques externos tales como la caída de los precios del petróleo”. Cierto, pero no es ético proponer balancear esta vulnerabilidad con un Fondo sin explicar con qué se hará su financiamiento en los inicios de la conversión monetaria, etapa crítica de la Dolarización. Porque simplemente la Dolarización no aporta ingresos fiscales, ni crea un mecanismo automático que los genere y mucho menos para constituir el fondo de estabilización.
Más bien la recompra de base monetaria al Banco Central de Venezuela tendría un costo que variará conforme al incremento de ésta, agravando la escasez de divisas necesarias para importar alimentos y bienes para recuperar la industria. No existe un contrargumento económico que pueda debilitar esta realidad fáctica.

4- El uso de verdades relativas para argumentar a favor es otro de los recursos de Rodríguez con cierto barniz ético al reconocer que la Dolarización “elimina la discrecionalidad del Estado sobre la asignación de divisas, reduciendo así los incentivos a la corrupción”. Sin embargo, deja el tema ahí sin advertir que no solo se producen hechos de corrupción en la asignación de divisas que es una parte de la administración financiera del Estado que incluye a PDVSA y a todas las operaciones de crédito público y de toda la administración de las empresas financieras y no financieras del Estado en su totalidad.

5- Igual postura maniqueísta se registra cuando afirma: “La dolarización per se no afecta el stock de los compromisos financieros del gobierno”. Correcto, admite que licúa la deuda interna, pero esconde que no representa ninguna salida para garantizar el pago de la deuda externa.

6- La ausencia de ética se refleja también en el recurso de las comparaciones falaces al sostener que: “Los requerimientos del financiamiento de una economía que necesita reservas elevadas para defender una paridad cambiaria pueden terminar siendo mucho mayores a los necesarios para dotar a la economía de medios de pago”. Puesto que la comparación obedece a un período inicial al dolarizar para viabilizar la conversión frente al desenvolvimiento de las variables macroeconómicas en un período no determinado, es una suposición sin fundamento debido en la temporalidad de los hechos.

7- Otro tanto anti ético se anota Rodríguez al decir: “El apoyo de los organismos multilaterales depende de la viabilidad del programa fiscal y no del régimen cambiario que adopte la economía”. Desconoce deliberadamente que los multilaterales y la credibilidad en un programa de reformas depende de la armonización entre todas las áreas de la macroeconomía: cambiaria, fiscal, monetaria, sector real / crediticio y sector externo, eso reflejará la coherencia o no en su ejecución y sus pronósticos. Esto, además de las experiencias estudiadas, representa una sola plataforma de estudio y análisis.

8- Y al momento de tocar el sensible tema de los salarios, Rodríguez acentúa su desamparo ético, le baja volumen al problema, pega un salto y cambia la realidad a placer. ¿Qué pasa con los salarios? “En una economía -afirma- con bajos niveles de inflación, el cambio de moneda no debería afectar directamente los salarios.” Cuando es obvio que no estamos hablando de una baja inflación sino de una hiperinflación. Por lo que la conversión inicial del salario es automática según el tipo de cambio, y con la fuente actual de ingresos fiscales quedarían las remuneraciones del sector público en niveles de pobreza y hambre. Además la Dolarización no trae per se la recuperación del salario real. Al contrario, compromete la productividad factorial al tener que igualarse a la de nuestros principales socios comerciales, en términos de precios relativos para preservar alguna capacidad exportadora, totalmente inviable en este momento, el país requiere una competitividad interna que se alejaría con la Dolarización.

9.- ¿Qué niveles de salarios podría pagar Venezuela? “Esto depende -sostiene Rodríguez- de la estimación del PIB y de la carga fiscal”. De nuevo dice lo que no es. Ya que la sostenibilidad fiscal depende de la necesaria restructuración y/o refinanciamiento de la deuda, el incremento de los ingresos fiscales petroleros y no petroleros y el balance de gastos conforme a estos escenarios. La reforma monetaria y cambiaria no puede ir aislada de la fiscal.

10.- El rediseño del marco institucional para la inversión privada es necesario, pero no suficiente, y en el colapso actual el país requiere financiación internacional para recuperar la industria petrolera y no petrolera, la capacidad de adaptación de la industria a los niveles de competitividad de los estándares internacionales con la adopción de la Dolarización frenaría el crecimiento del sector real exportador de la economía haciendo inviable sus posibilidades de recuperación.

¿Un guiño a la corrupción?

Es muy oportuno destacar que Venezuela presenta unas condiciones muy graves en todos los sectores de la vida nacional y no se puede teorizar fríamente sin calcular las consecuencias políticas y sociales que traería un fracaso consecutivo a esta debacle, pues un error nos podría hacer retroceder a algo similar a lo que tenemos.

La sensatez es y será ahora mas que nunca un ingrediente necesario para el desarrollo de las políticas públicas venideras.

Aplicar los principios éticos que garanticen paz social y la aplicación de un programa sostenible de corto, mediano y largo plazo es menester de todos los venezolanos y en especial del ámbito de académicos preocupados por el bienestar de la población .

Esa es nuestra línea de acción y nuestro deber .

Por último, dejo para otra oportunidad el desarrollo del tema del guiño a la corrupción que puede significar la Dolarización, el “Paraíso fiscal” en el cual se puede convertir a Venezuela, en una lavandería gigante de dólares, ahora que Suiza y Panamá dictan sanciones ¿Imaginan a los corruptos sancionados? ¿Todas sus cuentas externas han sido detectadas? ¿Y los que no han sido sancionados? Piensen un poco en los no sancionados que tienen dólares escondidos en el país … Es gigantesca la masa monetaria en dólares producto de la corrupción en medio de la mayor bonanza petrolera de la historia venezolana …