“La gente que muerde la mano que los alimenta normalmente lame la bota que los patea” Eric Hoffer
Con el antejuicio iniciado en Bogotá, el TSJ en el exilio está convalidando a una persona que cometió el delito de lesa humanidad, comprobado con Maduro, porque lo que le señalan a Maduro se lo tienen que señalar a ella, Luisa Ortega Díaz, (https://www.youtube.com/watch?v=wzbaVmaRoUM) que está acusando al violador del cual fue cómplice, o sea, se convirtió en una delatora buscando beneficios netamente personales, que entre los fundamentos para solicitar el antejuicio de mérito, está, ni más ni menos, que las contrataciones de Odebrecht no pasaron por la Asamblea Nacional, que no fueron ratificadas en el hemiciclo, violentando ese principio constitucional, y que ese fue el punto de partida de todas esas irregularidades. Cabe preguntarse: ¿cuándo desconocieron a la Asamblea Nacional, desde los inicios de los contratos con Odebrecht en tiempos del Difunto Eterno, que hizo la Fiscalía para abrirle un procedimiento al Presidente?
En ese principal argumento, Luisa Ortega Díaz usa un cuchillo para su garganta, porque fue solidaria, alcahueteó todas las vagabunderías relacionadas con Odebrecht y muchas más. Entonces uno se pregunta ¿cómo esta persona ahora se sienta con algunos Magistrados electos, para pedirles la cabeza de Maduro, violentando los procedimientos, cuando ella es corresponsable, al igual que Rodríguez Torres, Gabriela Ramírez, de todo lo que está pasando en el país, si tenemos las mejores vías y las mejores gentes, honorables y altamente capacitadas, para hacerlo? Lo hace porque está acostumbrada a violentar todos los procedimientos legales que existen.
¿Qué pasó con Ledezma (https://www.youtube.com/watch?v=ka7XD3qeOt8) cuando lo sacaron a punta de golpes de su Despacho? ¿Dónde queda lo que le hicieron a Ledezma, a Leopoldo, a todos los presos políticos y sus familias, incluyendo menores de edad, hostigados, vilipendiados? ¿Dónde quedad lo que le hicieron a los policías metropolitanos, al comisario Simonovis, a la Juez Afiuni, a (https://www.youtube.com/watch?v=uS4ZdnMZ6t8) Franklin Brito? ¿Qué hizo la institución que representa “Mi Reina” ante esos hechos violatorios de los derechos humanos? ¿Qué hizo Rodríguez Torres, Gabriela Ramírez? Convalidar, aupar esos atropellos. Vienen ahora a hablar de qué, cuando sus actuaciones son la máxima expresión de la ilegalidad.
Luisa Ortega procede en este caso del antejuicio con su habitual desvergüenza, igual como cuando le violentó los derechos humanos al preso político Kamel Salame, (https://www.youtube.com/watch?v=O9ERpiOuis8) con premeditado cinismo, sabiendo que era “No culpable” lo confinó al maltrato permanente y a la enfermedad sin tratamiento viendo que tenía un liderazgo político, cumpliendo a cabalidad su canallesca tarea en contra de miles de inocentes, sus víctimas gratuitas, para que al fin pudiera cumplir, impunemente, el artero designio de sacrificar a unos cuantos para complacencia del régimen, todos afligidos por la enfermedad y por la tortura física o del retraso procesal, aislamiento y la negación de todo tipo de visitas, a quienes se continúa sacrificando en la sombra, ya hecha a fuerza de terror adentro y afuera de las cárceles.
Ese es el legado de Luisa Ortega Díaz, la que pidió la cabeza de Maduro, violentando procedimientos, del mismo modo que pidió la cabeza de cientos de presos políticos que al día de hoy no tienen la menor esperanza de salir bajo el desgobierno de Maduro, que los siguen manteniendo secuestrados para acabar con la vida democrática del país. Esa es la catadura moral y perversa de quien funge de accionante en una farsa inútil, como lo es el antejuicio que pidió en Bogotá, porque no puede ser llevado hasta su final.
Manuel Isidro Molina no dejó lugar a dudas cuando hablando de “La mafia de fiscales extorsionadores que se estructuró en el Ministerio Público, bajo rectoría de LOD”, aseguró que Luisa Ortega Díaz fue una “Fiscal General mediocre y gestora de la impunidad de los beneficiarios del latrocinio sostenido durante casi dos décadas”. Eso lo he venido denunciando con insistencia y lo seguiré haciendo, sin importar que me censuren los pontífices de sumatorias que rayan en el beneplácito de verse al lado de criminales de lesa humanidad, esencialmente de andar de mano de quien “pasó a erigirse en “defensora de la Constitución” y “acusadora” de micrófono de protuberantes casos delictivos engavetados durante su gestión”.
Molina igualmente se refirió a una realidad a la cual se le quiere restar importancia, con la permisividad característica de quienes solo persiguen acuerdos que nada tienen que ver con las aspiraciones de los venezolanos, según él, “Germán Ferrer -el marío de Luisa Ortega- no es más que un capo pudrimillonario que utilizó la política dizque “revolucionaria” para fabricarse una riqueza… Con su huida, dejó en Venezuela a selectos “socios” con quienes se reunía habitualmente en el “Gourmet Market de El Rosal, Caracas”… con quienes acostumbraba a disfrutar las mieles femeninas de una cadena de prostitución cinco estrellas”.
El Fiscal General de la República designado por la ANC, Tarek William Saab, por razones obvias, insistió en que “una persona acusada de corrupción no puede llamarse perseguido político”, refiriéndose al “Chino Ferrer”, (https://www.youtube.com/watch?v=II2GBXdq_Do) a confesión de parte queda claro, clarísimo, que poniendo en contexto a Luisa Ortega Díaz y su marío pretenderían concretar objetivos reprensibles, especialmente “Mi Reina”, que es modelo de discreción en el ensañamiento, que a través de ella el régimen logró el objeto que se propuso: fustigar ciudadanos en el ejercicio de sus derechos, herir de muerte por el encarcelamiento, la tortura, la enfermedad y el desgaste orgánico a supuestos instigadores y líderes políticos, y tornar alto difícil la vida democrática del país “segando cabezas enemigas”. Simplemente estamos ante una insolencia, como pocas en nuestra historia patria.
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