Joaquín Chaparro O: Alegría tísica

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La historia política venezolana, ha demostrado a nivel electoral una trayectoria llena de apasionantes eventos, pero también de errores políticos, de contundentes victorias y fracasos. El tránsito de regímenes especiales dictatoriales a sistemas democráticos ha caracterizado nuestro acontecer político e institucional durante más de la mitad del siglo XX y las dos décadas del presente siglo, revelando en los últimos 80 años que los ganadores más notables suelen encontrar obstáculos desgarradores antes de triunfar, porque el camino no es, ni ha sido fácil, pero es el camino democrático que optamos los Demócratas Cristianos del Zulia y de toda nuestra querida Venezuela.

Como demócrata, me siento persuadido y motivado a continuar en la lucha social y política por el rescate de la democracia, único sistema habitable por los ciudadanos, porque constituye el modelo genuino garante de los derechos humanos e impulsor del progreso, la paz, la justicia social, la libertad y el desarrollo económico. Por eso, me niego a desanimarme, no me siento derrotado y como Presidente del Copei-Zulia, jamás me rendiré, pero en las actuales circunstancias, me veo obligado a fijar una posición política sobre el pasado proceso electoral del 20-M.





Lo digo con orgullo, Copei-Zulia aportó más de 100.000 votos para Falcón, una votación que nos compromete aún más con el Zulia, nos ubica en una posición de liderazgo emergente de las organizaciones políticas regionales, razón por la cual debo agradecerles a los electores copeyanos por tan noble y valiente decisión, porque frente a la campaña abstencionista promovida y planificada desde el interior de nuestra propia dirigencia, obtuvo los resultados esperados, es decir, consolidar los votos para la dictadura, quienes si le sacaron provecho político a tan absurda decisión asumida por nuestros amigos de la MUD G4.

En el proceso del pasado domingo, presencie con tristeza que la envidia y el odio van de la mano, nunca había visto tanta confabulación junta hacia una causa como la de Copei-Zulia, por quienes en un arrebato abstencionista, decidieron cruzarse de brazos, mientras el verdadero enemigo, con un rechazo de más del 80%, movilizaba sus votos de manera obligada, llevando a su militancia a golpe y porrazo hacia los centros de votación, lo cual evidencia, la debilidad agonizante de este régimen, que pena, que lamentable haber perdido esa oportunidad histórica. Esos turbios sentimientos, impiden mirar hacia delante a muchos dirigentes unitarios, el 20 de Mayo, el régimen estaba derrotado, pero las trampas y la abstención ineficaz, le dieron vida con alegría tísica al agonizante.

Así es la política, con subidas emocionantes y con bajones frustrantes, pero no doblegaremos nuestro esfuerzo, ni nuestra consciencia, ni dejaremos sólo a los zulianos, estos números, son el resultado del esfuerzo conjunto de la dirigencia copeyana en todo el Zulia, del trabajo en equipo, sobre todo en Maracaibo, una acción que permitió unir a viejos amigos y simpatizantes porque en 14 semanas construimos un gran y poderoso partido, haciendo de lo ordinario, algo extraordinario.

En ese proceso, el fraude fue la vedette, reconocido y admitido por observadores locales e internacionales, con “Puntos Rojos” a sólo 50 metros de los centros de votación, con un soborno electoral de Bs. 10.0000.000 por elector, por dos cajas Clap a cada movilizador (se las gano de gratis), el ventajismo por utilizar el aparato estatal en la campaña, utilizar el sistema de medios a nivel nacional para el candidato del gobierno, las violatorias cadenas de radio y TV, que denunciamos en su debido momento ante el ministerio electoral y no fuimos escuchados, más el inescrupuloso y aberrante voto asistido, entre otros ventajismos del régimen, nos obligan a desconocer contundentemente los resultados ante el CNE por el incumplimiento del acuerdo electoral, un contrato que suscribieron y le dieron publicidad hasta el cansancio, pero que no lo cumplieron, por todo eso Maduro, tu eres un presidente ilegitimo.

Twitter: @joaquinchaparro