Un mal diagnóstico y una falsa solución, por Danilo González Giral

Un mal diagnóstico y una falsa solución, por Danilo González Giral

Danilo Gonzalez Giral

 

El pasado 28 de mayo, el autoproclamado afirmó “No es el Socialismo el que está fallando, es el capitalismo. Ese viejo salvaje que está vivo como un zombie. Saca sus manos debajo de la tierra para clavarle sus garras al pueblo e impedirle comprar con sus altos precios” tras esas torpes y anacrónicas palabras, se decidió la “toma de todos los mercados municipales para ponerle fin a las mafias”. Es obvio, un mal diagnóstico, un mal remedio y una falsa solución.





En nota publicada por Shari Avendaño, tras un recorrido por los mercados municipales de San Martin, Catia, Quinta Crespo y Guaicaipuro, los comerciantes revelan lo que a todas luces quedó demostrado “el gobierno no sabe cómo se mueve el comercio”. Y tienen razón.

Los comerciantes tienen problemas para transportar mercancías (vehículos dañados, repuestos carísimos y alcabalas matraqueras), deben pagar personal, servicios e insumos cada vez más costosos y, además, soportar la acusación persistente, obra del régimen, de que son ellos los culpables del incremento de precios. Y el Estado, que no publica las cifras de inflación en los últimos 5 años en medio de controles de precios primitivos, pues, se lava las manos.

El gobierno sabe que no son los comerciantes formales, los que pagan impuestos y tienen sus puestos en los mercados, los que generan la escasez, ni los altos precios, ni menos la crisis del efectivo, esos comerciantes solo son un eslabón en la cadena de comercialización y muchos productos que deberían ser fabricados por empresas expropiadas simplemente brillan por su ausencia. Pero claro, es más fácil ver la viga en el ojo ajeno.

En todo caso, este nuevo capítulo del plan de destrucción económica nacional que estamos presenciando, solo es la búsqueda de un chivo expiatorio. Culpar al carnicero, al verdulero y al panadero de las malas prácticas de los ministros y del autoproclamado.

Ahora bien, ¿qué efectos puede traer estas acciones sobre los mercados municipales caraqueños? Lo esperable es que no ocurra nada, se den uno o dos shows mediáticos contra algún comerciante y luego, se olviden de los mercados y el nuevo actor en ellos, los funcionarios y efectivos destacados allí por obra y gracia del madurísimo, usen sus nuevas prerrogativas para convertirse en privilegiados gerentes del hambre aplicando la ley del embudo: “Lo ancho para mi y lo angosto para los demás”.

Danilo González Giral /[email protected] / @danilogonzagira