William Anseume: Finalmente en Venezuela sí hay y hubo presos políticos

William Anseume: Finalmente en Venezuela sí hay y hubo presos políticos

thumbnailWilliamAnseume

Hoy nos visita Gregory Sanabria en la Asociación de Profesores de la USB. Medio liberado, en la calle después de la persecución, de las torturas de todo tipo: físicas y psicológicas, de la prisión en el CICPC de El Rosal y en el SEBIN del Helicoide, donde con frecuencia lo saludamos el profesor Jhonathan Arteaga y mi persona por la APUSB. Calamitoso, penoso, tránsito para un estudiante tan joven, el paso por las mazmorras dictatoriales. Antes le había dedicado un artículo: El preso de Vielma Mora. No era el único preso político ni el único de Vielma. Quedan más tras las rejas. Tampoco era el único universitario en cautiverio por el régimen. Está fuera después de más de tres años. Hoy lo celebro.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “Todos los seres humanos nacen libres…”. Y que: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad…”. Y que: “nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Y que: “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso, ni desterrado”. Y que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones…”. Todas son bagatelas cuando se trata de un régimen tiránico, por lo menos mientras dura su accionar en el país en el que se establece. Y ahí voy al punto.





Finalmente, el gobierno venezolano reconoció el haber cometido delitos contra la humanidad, contra los Derechos Humanos. Hizo esto en boca de la fulana presidenta de ese bodrio que se inventaron en contra de nuestra Constitución, esa vaina que denominan Asamblea Nacional Constituyente, por buscar algo que oponer a la legítima Asamblea Nacional, nuestro parlamento, reconocido sí, en todo el mundo. Delcy Rodríguez, presidenta también de esa otra cosa que denominan Comisión de la verdad, ¿cuál verdad?, refirió que Maduro ordenó liberar a los presos “por motivos políticos”, liberar por grupos a los “presos políticos”. Reconocen así que había presos por pensar distinto y por manifestar ese pensamiento distinto, como los estudiantes presos, como los profesores presos, como los miembros de partidos políticos presos, diputados, principalmente de Voluntad Popular. Reconocen públicamente ante la humanidad sus delitos de lesa humanidad. ¿Soltarán a Leopoldo, o esperarán más presión internacional, como ésta que provocó la apertura de las rejas? Y ahí voy al otro punto.

¿Quién provocó la apertura de las rejas? En efecto hay una olla de presión en estallido fuera del país contra el gobierno que nos somete, liderada por los EEUU, por Luis Almagro, por el Grupo de Lima, por expresidentes, por la Unión Europea y varios congresos de países verdaderamente amigos de los venezolanos. Pero, ¿fue ésa la causa? ¿Fue la liberación y el cantar de Josh Holt? ¿Fue la intervención de Bob Corker? ¿Fue la golpiza a Gregory en el Sebin y su trascendencia? ¿Fueron todas las posibilidades anteriores juntas? ¿Presión económica nada más? Algún día lo sabremos. Solos no salieron. Solos jamás hubieran salido. Algo muy trascendente conmovió los hasta ahora inquebrantables muros de las prisiones.

Tampoco es exactamente libertad; siguen a la buena del gobierno, silenciados, acallados en sus ideas, en regímenes de presentación cada ciertos días, acosados. Pero afuera. Claro, nada hay que agradecer. Falta ver cómo el estado venezolano resarcirá los daños y perjuicios de tal cantidad de personas afectadas y falta ver cómo se va a pronunciar la Corte Penal Internacional, si le dará a estos terroristas algún beneficio que los libre de estar luego de por vida en cautiverio al reconocer su delito imperecedero. A quienes ellos torturaron, a quienes mataron, a quienes encarcelaron ya no podrán devolverles su vida, es lógico, pero ahí quedan como huella indeleble de las atrocidades del régimen. Para que la historia y la memoria guarden para siempre el recuerdo de esta tragedia humana, provocada por el interés de unos inescrupulosos por el sostenimiento del poder mal nacido y mal habido.