Luis Velázquez Alvaray: El balón redondo

Luis Velázquez Alvaray: El balón redondo

Voz que rebotaba en las montañas libertarias de la Mérida de Venezuela. Voz que se escuchaba en el Pico Bolívar.

“El balón rodando y Daniel de Jesús Trejo narrando” (QEPD). Relatando a trueno vivo emociones infinitas de colores, peleando con el césped de ilusiones desatadas, universitarios arriba y abajo, en una ciudad que contaba sus historias entremezcladas. Balón de pasatiempos estudiantiles.





El balón rodando, ahora por todo el globo, que desde hoy encuentra razones y argumentos que inundan de felicidad la tierra y sus rincones. Ofrecer esperanzas a todos los competidores. Argumentos sobrenaturales para justificarlas.

El balón rodando, marca en cada uno de sus pasos, las gloriosas letras que le han dedicado los imaginantes del planeta.

Camus atribuía su saber moral al futbol. Bolaños, con sus sorpresas literarias, se atrevió a escribir: “un autogol es un gesto de independencia”. Sabiduría pura, contradictoria. Wilde lo calificaba como un juego de bárbaros sin desdeñar la caballerosidad de estos gladiadores.

Son sabias sus afirmaciones, simplemente porque fueron sabios. Sartre exclamó: “EL futbol es complicado, por la presencia de otro equipo”.

García Márquez, conocedor de las calles latinoamericanas, narró como pasamos del béisbol, -en Venezuela las famosas caimaneras-, al futbol. Se ha encendido una llama universal: todo un espectáculo.

Desde el álbum caza jugadores, hasta el digitalizado FIFA, juego donde la emoción se puede repartir hasta en 4 almas, que mueven a los 22 más famosos, como si fueran estrellas en el firmamento. Las mayores enseñanzas comerciales y de mercado están presentes hoy en el futbol.

Nada en el mundo suspende el pase glorioso de la pelota, con el fervor patrio sin frontera, porque la bola se mueve encarnando la libertad y sus particularidades.

El balón rodando es una fiesta en este mes, que une primaveras y veranos. Ningún invierno es capaz de acumular el fango necesario para frenarlo. Por eso es muestra de libertad.

Obviamente, cosas feas también suelen suceder. Los escándalos que conmocionaron el mundo y algo tan horrible como este señor que se llama Maradona, grotesco, muestra de lo antideportivo, cruel caricatura para el joven y palafrenero vendido a las dictaduras de todos los signos.

Pero a pesar de todo, el esférico sigue zigzagueante y algún día veremos a Venezuela en un mundial. Primero tendrá que rodar poderoso el balón de la democracia.