Moscú, la “capital del mundo” por este mes, y lugar donde también se encuentra atravesando un verano sumamente caluroso, volvió a ser gélida gracias al fútbol regalado por una selección proveniente de la mismísima patagonia.
Ayer brilló Cristiano Ronaldo frente a España con un Hat-Trick, su contraparte, Lionel Messi, no fue el faro que iluminó el juego de una Argentina que no pudo pasar del empate a un gol (1-1) frente a una gran Selección de Islandia que demostró una increíble solidez en defensa.
Lucho Suárez | LaPatilla.com
La mañana celeste en el corazón de Rusia comenzó con buena cara para los latinos: El conjunto argentino manejó los hilos del partido desde el principio del duelo. Las órdenes desde el vestuario fueron claras: Todos los balones deben ir a Messi.
De alguna forma, esa posesión concluyó en el 18′ con el primer tanto albiazul convertido por Sergio Agüero. El “Kun” cogió un balón en el centro del área islandesa y con una media vuelta a velocidades indescriptibles, fusiló al guardameta Halldórsson.
La felicidad duró poco para los pupilos de Jorge Sampaoli. Cuatro minutos más tarde, un balón rifado por parte de la defensa argentina en su propia parcela propició que Alfreð Finnbogason empujara la número cinco al fondo del arco defendido por el experimentado Willy Caballero.
Un cambio de actitud monumental… pero para mal
A pesar de contar con el dominio del choque, Argentina acusó de ansiedad, y dicha condición se evidenció en la elaboración de jugadas colectivas, y sobre todo, en el fútbol plasmado por Lio Messi sobre el césped del Otkrytiye Arena.
El momento de inflexión en el cual los sudamericanos mostraron su mayor desesperación, fue cuando el crack del FC Barcelona falló una pena máxima sancionada en el minuto 63.
Messi se mostró nervioso momentos previos al lanzamiento, algo que no es costumbre para el cinco veces ganador del Balón de Oro, pero aún así, chutó el cobro a la derecha de Halldórsson, y éste pudo adivinar el disparo que, con sus dos manos desvió hacia un costado.
La actual subcampeona del mundo intentó darle marcha atrás a la situación con un vendaval de ataques, pero los pupilos de Heimir Hallgrímsson demostraron que poseen un muro defensivo infranqueable y que a la larga, pueden complicar a más de una selección.
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