Enrique Viloria Vera: Ángeles bolivarianos

Podemos negar que nuestros ángeles existen. Convencernos de que no son reales. Pero de todas formas aparecen. En lugares extraños. Gritarán a través de demonios si es necesario. Retándonos, desafiándonos a pelear.

Tanto en el cristianismo y el judaísmo como en el islam, existe la creencia en los ángeles. Se concibe a los ángeles como seres creados de luz y dedicados totalmente al servicio de Dios, por cuyo mandato realizan determinadas tareas, como introducir el alma en el cuerpo de los neonatos, recoger el alma de los que mueren, registrar determinados hechos de la vida o servir de mensajeros divinos. Los ángeles, al contrario que los seres humanos, no comen ni procrean.

Por efecto de la inepta, hablachenta e ineficiente Revolución Bolivariana sus ex súbditos han pasado ser verdaderos ángeles no del cristianismo ni del judaísmo, sino del Socialismo del siglo XXI. Veamos:





  • No son corpóreos, son puro pellejo, esqueletos escuálidos que por falta de comida, carbohidratos y proteínas deambulan por la República en busca del Paraíso Terrenal.
  • Con el exigido y obligatorio carné de la patria están sometidos a un demiurgo robusto y guasón.
  • De los neonatos de J.M. de los Ríos se encargan porque no hay Estado que provea por ellos.
  • Y de los muertos cotidianos ni se diga, andan permanente en búsqueda de cajas de cartón para darles cristiana sepultura en camposantos depredados y violados por paleros y malandros.
  • Van de país en país anunciando la mala nueva del socialismo inhumano del siglo XXI.
  • Ahora levitan e intentan volar debido a que no hay transporte público que los lleve al trabajo o sus hogares.
  • Se les obliga a adorar a un ángel caído, verdadero Luzbel que en vez de tridente usa las cajas CLAP para asegurar la lealtad de los sufridos ángeles bolivarianos.
  • Nuestros ángeles tampoco procrean porque no hay preservativos ni píldoras anticonceptivas, son prudentes y cada vez más asexuados como quiere el moralista gurú de Miraflores.

En todo caso, como dice El Gabo, en mensaje a nuestros ángeles caídos que nos desgobiernan, es bueno recordarles lo siguiente:

A los demonios no hay que creerles ni cuando dicen la verdad.

Gabriel García Márquez