Juan Viale Rigo: A mi abuelo Sebastián, un hombre dedicado a la educación

La vida forma maestros con duras pruebas, para que al final quiénes las superen y resistan, enseñen desde el ejemplo; tal es el caso de mi abuelo Sebastián Viale Rigo, quién desde muy joven no culpó a la vida de sus escasas posibilidades economicas, más bien decidió hacerse cargo y luchar día tras día hasta llegar a ser el profesional que muchos recuerdan.

Uno de los mayores ejemplos que dejó tras su partida, fue que sin importar que tan grandes sean los problemas los sueños se pueden hacer realidad cuando se piensa en grande y se vive tras su busqueda sin culpar a nadie de nuestras caídas; porque como dice aquel poema de Benedetti mientras haya fuego en tu alma, habra vida en tus sueños.

Mi abuelo fue un insigne venezolano que pasó toda su vida luchando por la dignificacion y promoción de la educación, desde los pasillos de destacadas universidades venezolanas. En este artículo comparto un fragmento de una carta que escribí hace algunos años a quién en vida fue: Fundador de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (UNERG); Máxima autoridad de la Casa de Estudio de la Región Central nombrado por el Ejecutivo Nacional; Director y Decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Central de Venezuela y lo más importante, mi querido abuelo.





Querido abuelo…

Esta mañana me he levantado pensando en ti, como cada triste día del padre. Siempre recuerdo ese día en el que partiste justo, después de haberme dicho que cuidara a las gallinas. ¿Cómo olvidar al héroe que me impulsó a cumplir mis sueños y, por quien intento cada día ser mejor? A quien quisiera enorgullecer en cualquier lugar donde te encuentres.

Mi abuelo ¡Gran amigo de la sabana! Te imagino con tu característico bigote y aquellos lentes cuadrados que posaban sobre tu nariz, sembrando hectáreas de merey, en las sendas del cielo. Debo contarte… Hace ya varios años que los pájaros no pasan como antes. Esa esquina del corredor donde siempre te encontraba tapado por aquel periódico, se ha vuelto fría… aún quedan las colillas de aquellos últimos cigarrillos o alguna que otra mancha de café en alguno que otro periódico viejo.

Como lamento que te hayas ido sin ver el final de esta pesadilla. Quisiera poder regalarte un pasaje que te traiga del recuerdo, a aquella Universidad Central de Venezuela donde soñaste y creciste. Quisiera poder mentirte y decirte que aquella UNERG que construiste con sacrificio, está como soñaste. No se puede olvidar a quien con experiencia,hablaba de la importancia de hacer llegar la educación, a los más desposeídos. De abrir las puertas de las universidades a la sociedad, porque tú más que nadie sabía que la cura de la pobreza y la mediocridad, es la educación. Mi abuela siempre me cuenta la historia de cómo jamás te rendiste. De aquel niño que tenía que apretarse una almohada en las noches para no sentir el hambre, ese que se convirtió en un hombre exitoso y clemente a quien todos engrandecían por su inagotable paciencia. Humildemente, el tiempo te recompensó cuando finalmente, formaste a muchas generaciones de estudiantes y profesionales quienes, por cierto, aún me preguntan por ti.

En cualquier lugar del cielo en el que te encuentres, quiero hacerte saber que no olvido ninguna de las mañanas que me llevaste a la escuela, ni cuando me llevabas a comprar chucherías al salir de ella. Tampoco, las tardes hablando de política y, como no sabía mucho, siempre me explicabas cada cosa. Cuando te llevaba animales desconocidos para que los identificaras o cuando los curábamos juntos. Eres y serás un héroe en mi vida. Gracias por todo lo que construiste y por aquel tiempo valioso que compartiste conmigo.

— Tu nieto, Vialecito.