Legitimidad poco eficaz, por José Luis Centeno

 

El TSJ en el exilio está usando un lema que entraña perplejidad: “Muchos creen que no podemos hacer nada, pero podemos hacer más de lo que muchos creen”; con el uso del verbo “poder” en condicional simple, del modo indicativo, reconocen que “podrían”, sin trascender la hipótesis contenida en esa proposición. A nivel de la percepción ciudadana, en la calle, donde situó el presente análisis, “todo suena muy bonito pero es ineficaz”, en la práctica, ningún acto emanado del TSJ en el exilio ha tenido efecto interno, haciendo entendible la impaciencia de mucha gente, pues lo que se sobrevive dentro es insoportable y se le pide confiar en ese juzgado.





A la percepción de ser ineficaz, se suma la de una actuación incongruente, de entrada se argumenta, si técnica y jurídicamente hablando Maduro jamás ha sido presidente legítimo de Venezuela, aparte de robarse elecciones, no tendrían sentido acciones en su contra, inexistiendo fuerza coactiva para ejecutar sus determinaciones el asunto se torna en afrenta a la racionalidad ciudadana. Decir, “ese TSJ es simbólico”, como lo están demostrando con hechos, plantea un punto que se quiere soslayar, la concreción de la ejecución de sus decisiones. Seguir intentando acciones con ese órgano jurisdiccional serían “piropos a la luna”, coincidiendo en eso con mi buen amigo el Dr. Carlos Ramírez López.

Esas percepciones conducen a una sensación con tendencia a posicionarse en verdad indiscutible, concebir al TSJ en el exilio como creación de “la falsa oposición”, cuyo objetivo es darle al venezolano algo a que aferrarse aunque todo sea una pantomima. Esa filiación con la oposición colaboracionista que controla la Asamblea Nacional, que los designó y poco le para a sus actos jurídicos, lleva a concluir que ese TSJ forma parte del performance de falsa oposición, en el mejor de los casos, es reflejo de esa ineficaz oposición. Ineficacia, incongruencia y falsedad que, a modo de percepciones respecto a tan altas instancias, obligan a revertir esa perspicacia popular quitándose las máscaras de héroes.

Los Magistrados en el exilio deben ser serios, evitar que se le sigan viendo las costuras, menos por boca de leales colaboradores suyos, urgidos de respuestas, revelando también retardos insólitos en tramitaciones de recursos ejercidos, esa circunstancia la conozco de primera mano luego de presentar, conjuntamente con el Dr. Robert Alexander Alvarado López, una “Solicitud de Avocamiento” en fecha 20/11/2017, sobre el particular solo recibimos la promesa de hacer justicia a través de su cuenta en twitter mediante un mensaje, parecido al dirigido a Tibisay Lucena con la petición de RT masivo para que admitiera la anulación de la convocatoria a elecciones del 20M.

Creer en ese alto tribunal, que reconoce tácitamente que “podrían”, sin concretar, en un estado sin ley no ayuda mucho. Ese optimismo desligado de toda realidad, más que un signo alentador, es deprimente. En la mesa hay propuestas, muchas de ellas formalizadas a fin de materializar ese “podemos” en el ámbito internacional con alternativas de acción más realistas y con fundamento valedero, dicho de otro modo, sería bueno pasar de las palabras a los hechos, no se trata sólo de sentar precedentes o crear doctrina y jurisprudencia de carácter vinculante nacional e internacionalmente, para los que a diario se enfrentan a los“abusos masivos de factores de poder”, es tener la certeza que esto es para rato.

Disculpen Magistrados, se agradece la intención, pero, ¿para cuándo la eficacia que realmente los legitime?

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