San Antonio del Táchira, un pueblo fantasma en ruinas

(Foto La Nación)

 

“San Antonio del Táchira, otrora pujante municipio, orgullo de sus habitantes emprendedores, donde la industria y el comercio fueron puntales básicos de la generación de empleo y desarrollo económico de la región, hoy, 20 años después, de la aplicación de un modelo rojo fracasado, es un pueblo fantasma convertido en ruinas, donde el dolor y la desesperanza de miles de venezolanos, se vive y aprecia más que en otras regiones del país”, afirmó el abogado, empresario Jorge Valenzuela, publica La Nación.

Asegura que “ahora convivimos y compartimos las angustias y miserias de estos compatriotas, que ante la crisis humanitaria venezolana, están produciendo uno de los mayores desplazamientos humanos de toda la historia, quizá superando a la huida de Egipto del pueblo judío para atravesar el desierto en busca de la tierra prometida, esta realidad ha convertido este paso obligado de frontera en una verdadera tragedia, por las penurias y sufrimientos que deben pagar quienes huyen de un país caotizado y miserable donde indolentes gobernantes, culpables del desastre, hablan de un Venezuela Potencia”.





No entiende Valenzuela como a pesar de la situación conocida, “el Gobierno niegan el ingreso de ayuda humanitaria, porque supuestamente no la necesitamos. Esta migración sin precedentes hacia Colombia y países vecinos, provocada por el hambre, la falta de medicamentos, servicios básicos, seguridad personal, atención hospitalaria, obliga a correr riesgos para buscar mejores condiciones de subsistencia”.

—Son múltiples las humillaciones e inconvenientes para el paso de frontera; llegar a San Antonio con un transporte caotizado someterse a controles por parte de funcionarios enfermos de poder y prepotencia, que abusan en el ejercicio de sus funciones, servicio de migración deficiente en funcionarios y calidad de atención, abusos, usura, maltratos, extorciones, violación de derechos humanos y demás penurias, son ingredientes del día a día que deben enfrentar quienes huyen del infierno rojo-, destacó.

Para Valenzuela, “ afortunadamente, sólo al llegar a territorio colombiano, se respira un ambiente de libertad, trato humano, solidaridad atención y ayuda inmediata para quienes lo requieran. Esta diáspora humana, ha contribuido al aumento de los problemas de la población en materia de servicios públicos y de seguridad. Ahora en mayor acumulación de desechos sólidos y menor la recolección de los mismos: Calles abarrotadas de todo tipo de basura y gente conviviendo en medio de la pichera y hediondez generada, perros, zamuros y hasta personas hurgando en los desperdicios, contaminación que generan enfermedades, ausencia de autoridades sanitarias, alcaldía inexistente, gente desesperada porque tiene meses sin servicios de agua y gas domésticos, otros miles en largas y tediosas colas en las autoridades bancarias, en los pocos abastos que aún quedan en busca de efectivo y comida, otros esperando que llegue combustible para retornar al hogar al final del día con las manos y el estómago vació a esperar que llegue la luz, para oír y ver las noticias de la hiperinflación de la hombruna, los muertos la crisis hospitalaria y pare de contar”.

—Total, como dice la gaita “Qué más nos puede pasar que nonos haya pasado “, nosotros los pendejos de siempre seguiremos soñando esperanzados que la situación cambie; y ,mientras morimos de mengua como el personaje de la obra Garcíamarquiana ´El Coronel no tiene quien le escriba´ los escuálidos que un día, intentaron la toma del poder de manera violenta hoy están tan buchones que no caben en su vestimenta, disfrutando a manos llenas las delicias del poder y señalando a otros como culpables del desastre que se niegan a reconocer-, sentenció el abogado y empresario de la frontera.

Augusto Medina