William Anseume: Diálogo de los drones cargados

Dron 1.- Dron 1 a dron 2. Responde de inmediato.

Dron 2.- Deja los nervios. Aquí estoy.





Dron 1.- ¿La carga?

Dron 2.- Deja los nervios. Todo en su lugar.

Dron 1.- ¿Avistaste el blanco?

Dron 2.- Sí, el negro no está.

Dron 1.- Deja la joda. Esto es serio.

Dron 2.- ¿Te parece? ¿Y si el negro no está, pues? Es verdad. No es joda.

Dron 1.- Somos un anuncio. (Pausa larga). ¿Sigues ahí? ¿Por qué no respondes?

Dron 2.- Deja los nervios. Estoy comunicándome con Cuba. El a-nuncio… Suena religioso (ríe).

Dron 1.- ¿Vas a seguir? Me tienes crispado.

Dron 2.- Crispados van a quedar esos mamis cuando nos oigan con el estallido. Verás la carrera. No querían diálogo. Aquí va el primer mensaje. A ver si esta vez lo entienden. ¿Qué, no hay aparatos voladores en Cuba? Eso crees tú.

Dron 1.- Ni saben cómo somos, por eso es más fácil llegarles, sólo saben de teléfonos y wilkie toquis. Ahí sí interceptan. De tecnología moderna, ni idea.

Dron 2.- Ese eres tú que te crees cachaco. Y eso que Iván aún no asume. Me siento es gringo, gringuito y poderoso, como un marine, no el cigarrillo, el hombre fornido, músculos acerados. Tipo Trump, moderno, explosivo.

Dron 1.- No hay mucha gente. Eso nos protegerá.

Dron 2.- ¿Qué gente va a haber? Ni la mamá tan mentada lo quiere. Debe irse.

Dron 1.- Tú cumple tu misión.

Dron 2.- ¿Sin bono? Quiero mi clap (Ríe a carcajadas) militarizado. Para eso sí sirven, y para esquilmar en las calles y los saqueos y arrestar viejecitos y estudiantes, tortúralos y matarlos, ahí sí demuestran la hombría de la que carecen, contradictoriamente. También para hacer que cuidan a este panzón y ganarse mejores sueldos en medio del hambre generalizada y los bajos salarios.

Dron 1. Está muy gordo. Somos insuficientes. Dilo.

Dron 2.- ¿Para qué? Somos un anuncio.

Dron 1.- ¿De quién? ¿De los del gobierno, de los de la oposición, de los colombianos, de los EEUU? (Separa estas vocales burlando con la boca), de los cubanos, de los árabes, de los rusos, de los judíos, de quién somos? Qué azore, qué dédalo. ¿Para quién trabajamos finalmente? Tanta bella cientificidad para explotar, sin más. Si al menos cumpliéramos una enorme misión, pero esto…
Dron 2.- ¿Ves? También te burlas.

Dron 1.- ¿Quién no? Tú los ves: uniformados, metedores de miedo, engalanados, con sus medallotas relucientes de hojalata barnizada, ya verás, con cualquier triqui- traqui defecan.

Dron 2.- No. Son la digna representación de nuestro glorioso ejército libertador. Son héroes o sus herederos. ¿Recuerdas a Delgado Chalbaud? Para mí lo mató Pérez Jiménez. Era el único beneficiado.

Dron 1.- Tampoco está claro. En Venezuela las cosas más importantes quedan a oscuras, siempre. También Zamora es una oscurana, pero se combatía gallardamente, ahora no. Si no es por las armas convencionales no asustan ni prendidos en candela, como la sayona. Cuando Betancourt era otra cosa. Había valor. Ahora hay comerciantes de alimentos y cortadores de pelo, con embeleso y embeleco homo.

Dron 2.- Si nos descubren, se lucen.

Dron 1.- No lo harán. No saben de nosotros, de nuestros funcionamientos. Seremos su sorpresita.

Dron 2.- Éste es el diálogo que me gusta. El que les dice que son más vulnerables que el carrizo (Eufemismo, a propósito, puede el lector colocar carajo; es diálogo sin completitud). Que cualquiera como nosotros o el muchacho que mataron, les puede llegar facilito. ¿Qué dirán los países enemigos acerca de la vulnerabilidad y la cobardía?

Dron 1.- Los amigos, igual. Los desnudaremos en su fantochada.

Dron 2.- Tan lindos que nos vemos. No es justo que debamos morir como un árabe o un japonés cualquiera. No creo en otras vidas. Soy y no seré en unos segundos. Me dan ganas de llorar.

Dron 1.- Pero no puedes llorar. Te está vedado. Lo importante es cumplir la meta. Ridiculizar y advertir al mundo que son blanco fácil en medio de tanta parafernalia.

Dron 2.- ¿A quién le gusta morir?

Dron 1.- Es tu sino. Deja la mariquera. Pareces del partido o de las FFAA. Además, como ellos, vas armado. Sé valiente por una vez. Es tu deber.

(Se produce una primera estruendosa explosión. Caen los fragmentos. Cunde el pánico. Primeros galopes, sombrilla y colchonetas antiproyectiles sobre él, únicamente. El galopar es poemático, de digna recordación universal).

Dron 2.- Adiós amigo mío, querido, casi hermano, casi morocho, tan bello y muerto, por esto. (Estalla).

Dron 1.- (Después de muerto) Desmembrado y hablo, ¿Qué es esto? Todos corren desesperados, espantados. No era para tanto.

Dron 2.- Te veías mejor entero. ¿Viste la estampida? A mí me dio pena muy ajena, por cierto. Pero misión cumplida. Le dijimos al mundo y a ellos de las posibilidades de perforación de estos carajos. Ése no se presenta más, puede más el culillo.

Dron 1.- No soy el mismo.

(Son detenidos y torturados por las fuerzas especiales con la finalidad de determinar de dónde provienen, si de Colombia, de EEUU, de la izquierda, de la derecha, del mundo árabe o judío, de Cuba o de Perú. “¿De dónde serán? ¡Ay mamá! Serán de La Habana”… porque inteligencia sí que no hay. Así termina, por ahora, este otro episodio tragicómico de nuestra historia contemporánea. Diálogo intervenido, interrumpido, como un coito parado).

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