Los 15 dólares que separan a un venezolano en Ecuador del sueño peruano

Cientos de emigrantes venezolanos que se hallaban a la intemperie son trasladados a refugios temporales hoy, martes 14 de agosto del 2018, en la parte norte de Quito (Ecuador), hasta que logren reunir los 15 dólares necesarios para seguir viaje a Perú, una opción que persiguen el 80 por ciento de ellos. EFE/José Jácome

Cientos de emigrantes venezolanos que se hallaban a la intemperie fueron trasladados a refugios temporales en Quito hasta que logren reunir los 15 dólares necesarios para seguir su viaje a Perú, una opción que persiguen el 80 por ciento de ellos.

La estancia en los albergues habilitados por la Municipalidad de la Capital ecuatoriana es de un máximo cinco días, una medida decidida en el marco del estado de emergencia humanitaria decretado en la urbe después de que cientos de emigrantes llevaran semanas en campamentos improvisados o amparados por lugareños en la ciudad.

El Gobierno de Ecuador decretó la semana pasada la emergencia en las provincias de Carchi, El Oro y Pichincha, por la afluencia masiva de venezolanos y las largas esperas en áreas fronterizas.





“Vino la Cruz Roja nos montaron en una camioneta y dijeron que vayamos al refugio, que vamos a estar más cómodos”, relató hoy a Efe Pedro López, venezolano de 33 años que llegó a Quito desde Cojebes.

El viaje duró 22 días y lo ha hecho junto a su hija de 8 años y un niño de un año y ocho meses, con el objetivo de reunirse con su mujer que ya se encuentra en Perú y ha encontrado trabajo.

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López y sus hijos fueron trasladados el sábado al Centro Temporal de Tránsito de “la Y”, en el norte de Quito, uno de los seis que ha dispuesto el Municipio de la capital para prestar ayuda humanitaria de primera necesidad de grupos familiares y personas en situación de vulnerabilidad como menores, discapacitados, embarazadas o mayores.

Cómo él, son numerosas las familias venezolanas que comparten un espacio de menos de 100 metros cuadrados en un inmueble perteneciente al Cuerpo de Bomberos en norte de la ciudad.

“Estamos cómodos”, reconoce el emigrante mientras cubre a sus hijos con una manta, aunque lamenta no recibir “la ayuda necesaria”.

“Me vine caminado desde Colombia para acá y la mayoría de la ropa de los niños la tuve que votar”, explica.

Agotados por el viaje, los niños del centro duermen, mientras los adultos buscan una solución conjunta para poder alcanzar Perú, a 605 kilómetros, un viaje que cuesta 15 dólares, pero los recursos de la mayoría de ellos se han agotado.

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Tras cruzar la frontera, una odisea de tres días por la masiva afluencia de emigrantes este agosto, llegaron a la terminal de autobuses de Carcelén, donde cientos de venezolanos han levantado un asentamiento con carpas de plástico en un parterre.

López cuenta que allí, aunque dormían a la intemperie “sí llegaban las ayudas”, y subraya que los cinco días de albergue son insuficientes para juntar el dinero, porque, entre otras razones, no les dejan salir a trabajar.

Una realidad, la del trabajo informal, a la que precisamente quiere poner fin la Municipalidad, según el secretario de Inclusión Social Municipio de Quito, César Mantilla.

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En declaraciones a Efe señaló que el Ayuntamiento desea “restablecer el orden y la seguridad en los exteriores del terminal, que se ven afectados estos últimos meses en la ciudad de Quito”.

Desde comienzos de año, aproximadamente 547.000 venezolanos han ingresado a Ecuador a través de la frontera colombiana, según la Cancillería ecuatoriana.

Sin embargo, la afluencia aumentó en la primera semana de agosto, en la que ingresaron al país cerca de 30.000 venezolanos, más de 4.000 por día, por un rumor de que el nuevo presidente colombiano, Iván Duque, iba a cerrar las fronteras.

El caso de Xavier Zambrano, de 27 años y quien vino desde Caracas con su esposa y tres hijos de entre cinco y siete, es distinto al de López.

Él desea permanecer en Ecuador, y si bien aprecia el refugio ofrecido porque “es difícil para uno tener que salir de sus país a la intemperie y pasar frío, hambre, necesidad, en las calles”, advierte que en cinco días no se puede obtener la visa.

Insta a las autoridades ecuatorianas a que le faciliten los trámites para poder trabajar legalmente y permanecer en el país.

En el centro reciben un kit de aseo y alimentación, aunque Zambrano recuerda que una noche sus hijos tuvieron que acostarse sin comer: “Tenía unos panes con atún guardados, tuve que darles para que amortiguaran el hambre”.

Para agilizar el paso de los emigrantes, Ecuador analiza la posibilidad de abrir un corredor entre Tulcán, en el norte, y Huaquillas, en el sur, informó hoy la Cancillería.

Otra posibilidad que se baraja es aceptar el ofrecimiento de instituciones y empresas privadas de financiar los 15 dólares que cuesta el pasaje hasta Perú.

EFE