Fastos y nefastos de la semana “Caos” Por José Luis Farías @FariasJoseLuis

José Luis Farías @FariasJoseLuis

En alguna parte de su “Autobiografía de Fidel Castro”, Norberto Fuentes recuerda el gusto del dictador cubano por el “caos”. Mao Tse Tung le había servido de fuente de inspiración tras practicarlo sistemáticamente, primero con el “El gran salto adelante” y después con la refasta “Revolución Cultural”. Tanto Mao como Castro encontraron siempre en el desorden el ambiente más propicio para mantenerse en el poder. Nada como enmarañar las cosas para favorecerse, generar confusión les divertía y les proporcionaba provecho.

Precisemos. Maduro sigue esos nefastos pasos, aunque con menos suerte. El plan de Maduro, sí de Maduro, no es improvisado. Ha insistido en que es su hechura, que lo ha “meditado”. Y claro está, no es un plan económico. Es un plan dirigido a crear más caos del que ya sufrimos porque es un plan de destrucción económica. En lo cual tiene amplia experiencia. Va dirigido a acabar con cualquier vestigio de propiedad privada, producción o crecimiento económico. Comunismo puro y duro. Con el debido respeto a los amigos economistas, cualquier consideración de la teoría económica respecto al plan de Maduro es pérdida de esfuerzo y tiempo.

Maduro se sabe débil, con poco o nulo chance de continuar en el poder y corre hacia adelante, siembra el caos como en su momento lo hicieron Mao y Fidel. Con el plan de Maduro seguiremos descubriendo que siempre se puede estar peor. Cuanto dijo Maduro es para generar mayor desorden.





La coexistencia de los dos conos monetarios, por ejemplo, es una maraña terrible para los ciudadanos, para las empresas y hasta para toda la gestión pública de cualquiera de las instancias ejecutivas. Los anuncios de internacionalización del precio de la gasolina y el subsidio solo a los dueños de vehículos censados esconde el racionamiento del combustible, ergo bachaqueo de la gasolina y mayor caos en el transporte público.

¿Por qué el caos de Maduro?

Con la desmesura de los 180 millones de sueldo mensual liquida a la empresa privada, no sólo porque ninguna empresa puede asumirlo sino porque la carnada del subsidio de los 90 días a la pequeña empresa también lleva en sus entrañas la confiscación de todas. En tanto lo del anclaje del salario en el Petro es vana ilusión para tontos.

El plan de Maduro es aprovechar ese caos para exprimirle el bolsillo al consumidor subiendo de 12% a 16% el IVA, mordiendo todo el movimiento bancario con un Impuesto de Transacciones Bancarias (ITF) de 4%. Todo lo cual va a disparar la hiperinflación a la estratosfera, colocándonos a todos en los límites de la supervivencia, mientras él obtiene recursos para aumentar el control social y perpetuarse en el poder.

¿Dónde está su preocupación?

La figura mediocre y resentida de Maduro dio un paso crucial -aunque desesperado- enmarcando sus anuncios en un plan represivo para inhibir la iniciativa política opositora. Lo fundamenta en el fulano “atentado” con los drones, le eleva los decíbeles al conflicto con Colombia, escarnece a Requesens y usa la política del rejo y la zanahoria con el sector militar.

La oposición no le preocupa a Maduro, por ahora. Apenas le sirve como chivo expiatorio para montar un show, provocarla o estimularla a buscar la violencia como camino para justificar o desatar su ira cada vez que sus nervios se descomponen; por cierto, una patología cada vez más frecuente en el personaje.

El verdadero dolor de cabeza de Nicolás Maduro es la Fuerza Armada Nacional. Por eso le dedicó hace días largas horas para con una mano halagarla lanzándole ofertas viles, confiando en el efecto perverso de las mismas; y con la otra, fustigarla a grados penosos, seguro de que con ello la mantendrá en estado de total sumisión.

Sin embargo, respecto a ese motivo de preocupación nada parece calmarlo. Los rumores continúan.

“Maracaibo marginada y sin un voltio”

El parafraseo de la famosa frase de la gaita del “monumental” Ricardo Aguirre es del hijo de una vieja amiga orgullosa de su estirpe zuliana. Una frase que lo dice todo, que resume el drama que vive hoy el “estado más rico del país”, sin luz, sin servicios, gobernado por el hampa. Una frase que recoge la calamitosa cotidianidad de la gente durmiendo en las azoteas de sus casas para sobrevivir al calor de las calurosas noches de la región, del tránsito restringido por el puente, de las pérdidas millonarias de comercios y empresas, del hambre que azota a millones, de las mentiras de Motta Domínguez.

Las noches de Maracaibo son de conflicto, por donde se transite hay protestas. Manifestaciones que no recoge ningún medio de comunicación. La dirigencia política opositora del Zulia debe revisar su estrategia de lucha, sus llamado a marchas de día, a pleno sol, a las que no concurre nadie, o agotándose en reuniones en Caracas sin llevar un plan de lucha con objetivos claros que deriven en un mensaje que organice la protesta en el estado.

El TSJ designado por la AN

Nicolás Maduro fue condenado por el llamado TSJ legítimo a 18 años y unos meses de prisión. Si es posible o no ejecutar esa decisión, ese no es el problema, por ahora. Lo importante es que a partir de la investigación solicitada por la fiscal Luisa Ortega Díaz, con la aprobación de la Asamblea Nacional para su enjuiciamiento, el TSJ tomó la decisión contra el comandante en jefe del fracaso, el mismo que ha llevado al desastre a PDVSA, Corpoelect, CVG y una larga lista de empresas e instituciones del Estado venezolano. Ya le llegará su momento.

Ojo avizor

Pendientes de la investigación de los 1.200 millones de dólares, los hilos son de una madeja más grande que conduce hacia nombres de muchos impresentables.

La preocupación de la gente es si puede conservar su trabajo después de los anuncios irresponsables de Maduro.

¡Mosca con ese llamado a paro!

No se puede seguir improvisando