La mañana de este miércoles un nuevo sismo alarmó a Ciudad Guayana. El movimiento telúrico de 5.7 grados de magnitud tuvo su epicentro localizado al noreste de Yaguaraparo, estado Sucre, donde se registró el temblor ocurrido la tarde del martes 21 de agosto, de 6.3 según Funvisis, 7.3 de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos; y de 7.7, según reportó el de Colombia, publica Correo del Caroní.
De acuerdo con el balance que ofreció el alcalde de Caroní, Tito Oviedo, se reportaron 48 afectaciones, de las cuales -mencionó- solo 22 presentaron daños menores de mampostería y una afectación de mayor gravedad en una vivienda ubicada en la parroquia 11 de Abril en San Félix.
“Las edificaciones que han sido revisadas, todas están perfectamente habitables, con las excepciones de los daños que se han hecho en paredes que son daños menores”, afirmó Oviedo.
Él dice, pero…
Sin embargo, los residentes de los edificios que sufrieron daños no están tan seguros. Aunque el alcalde aseveró que no hay orden de desalojo, luego de la inspección realizada la noche del martes en Los Raudales, Protección Civil recomendó a vecinos desalojar la Torre I por los daños sufridos en el piso dos, cuyo pasillo quedó lleno de escombros. En la Torre III también hubo daños.
Residentes del Bloque 2 de Unare, en Puerto Ordaz, comentaron que la recomendación que recibieron fue el desalojo del edificio por 48 horas, lo cual reiteraron luego del sismo de la mañana del miércoles. El gobernador de Bolívar, Justo Noguera Pietri informó que en esta torre hay un total de 98 familias afectadas.
Jorge Piamo, del movimiento Somos Venezuela, detalló que esas 98 familias representan 227 personas e indicó que Inviobras realizaría nuevas inspecciones en el lugar.
A pesar de las afectaciones, muchos vecinos se quedaron en sus apartamentos. Otros, como los de Unare, durmieron afuera; pero la mayoría armó una maleta con lo primordial para refugiarse en casa de un familiar o amigo.
“Yo me tuve que quedar en mi apartamento pero no pude dormir. La mayoría se quedó porque no tienen familia acá, la mía casi toda se ha ido del país”, comentó Yunnis Colmenarez, quien habita en el piso 9 del Bloque 2 de Unare.
“Nosotros tuvimos que irnos a una posada. En mi apartamento no pasó nada, pero por los menos el 45% está afectado, sobre todo el piso dos. Recomendaron desalojar por 48 horas y hoy lo volvieron a recalcar”, agregó Ronny Noriega.
No quieren pañitos de agua tibia
En la noche del martes Noguera estuvo con las familias afectadas en Unare e hizo una serie de ofrecimientos cumplidos a medias. Vecinos indicaron que les llevaron comida, los productos del CLAP, pues tanto la llave de agua como la de gas fueron cerradas por medidas de seguridad.
Para representantes de la Gobernación y el movimiento Somos Venezuela se trata de algo destacable, pero para los vecinos no era suficiente, pues el agua, por ejemplo, no era potable.
“Nos dicen que nos van a traer una carpa y se presentan a la 1:00 de la mañana con una carpa donde nadie puede dormir, amanecimos con tres guardias solamente. El agua supuestamente potable era negra, nos dijeron que llenáramos los tobos para bajar las pocetas, pero qué baños vamos a usar si no podemos entrar a nuestros apartamentos, hemos tomado agua por los vecinos de las casitas que nos han dado”, denunció Aurisbel Jiménez, habitante del Bloque II de Unare.
“Ya te traje la comida”, fue la respuesta de la secretaria de misiones y del movimiento Somos Venezuela en Bolívar, ante los reclamos.
“Lo que quiero también es que nos entiendan, estamos prestándoles el apoyo incondicional, ya mandamos a pedir los nutricereales para hacérselos llegar también, pero entiéndanos, también estábamos atendiendo en otras partes”, agregó.
Los vecinos no dejaron de hacer los reclamos, incluso la falta de una ambulancia -también ofrecida por Noguera-, sobre todo por la cantidad de personas con problemas de tensión en el lugar.
“El gobernador dijo que traería 260 comidas y no han traído nada, estamos deshidratados, tengo un niño de siete meses que no ha recibido alimento. ¿Cómo hacemos si no tenemos agua y gas?”, reclamó Johanna Gordonez.
Los reportes indican que no solo hubo daños de mampostería: tanto en Puerto Ordaz como en San Félix hubo rupturas de tuberías de agua, fugas de gas, erosión del suelo y daños en juntas de dilatación.