En el punto de quiebre, por Rosana Sosa García

En el punto de quiebre, por Rosana Sosa García

El último suspiro de la revolución. Escepticismo en el régimen. Padrino evidencia el descontento. No hay recursos para la locura. Descapitalizados, sin activos y endeudados. Solo dinero inorgánico. El Petro es un disparate. De la destrucción a la reinvención. No se perpetuará el comunismo. Vamos al renacer de un país. La diáspora será decisiva. Los jóvenes serán la clave.

El inviable paquete de Maduro representa para Venezuela un punto de quiebre, el último suspiro de la revolución. Marca un hito en la historia hacia el abismo permanente del comunismo puro. ¿Destruirnos o reinventarnos?





A unos pocos días luego del anuncio del desequilibrado paquete ideado por el propio Nicolás Maduro, la ola de escepticismo embarga hasta el propio epicentro del poder político y económico que sustenta al régimen.

No en vano las elocuentes declaraciones del general Padrino López con respecto a que no se aplicarán los ajustes salariales en el sector militar porque es imposible evidencian el descontento. Una clara señal que advierte de la propia incapacidad matemática del régimen y su gabinete en medir el impacto salarial en la nómina del sector público que pasará de 134 millones de dólares a 5.500 millones de dólares incluyendo las pensiones. Unos recursos que obviamente no tienen ni van a tener.

Un país quebrado

La reacción al ascenso del dólar paralelo no se hizo esperar y el impacto de la inflación diluía cualquier asomo de ilusión monetaria. Las reservas Internacionales que oscilan en los 7.000 millones de dólares solo tienen una porción líquida que no supera los 900 millones de dólares.

El país no puede cubrir ni las importaciones de bienes básicos, ni el pago de la deuda externa. Desde 2017 hemos experimentado la caída más importante de la historia en materia de importaciones, año que cerró con una disminución del 80% y una cesación de pagos, o default, momento en el cual ya se había acumulado una deuda externa aproximada de 178 millardos de dólares.

El financiamiento monetario del déficit y la emisión de dinero inorgánico nos sitúan como la inflación más alta del mundo y luego de las medidas luce incuantificable cualquier aproximación dada la magnitud esperada.

Sin vislumbrarse ningún mecanismo realista de financiación, la amenaza de cierre masivo de empresas y comercios nos aproxima a la paralización sistemática y progresiva del país, caracterizada por una ola de despidos masivos que completarán el espectro de hambre y miseria.

El gobierno mientras tanto vende pedacitos de oro virtual empaquetado en un papelito como parte de una ilusión infantil, para aquellos que quieran comprar el mensaje y participar de una esquizofrenia colectiva.

Un anclaje al Petro o moneda virtual que carece de racionalidad económica como activo forman parte del acervo de disparates que encarna el plan ideado por el mismo Nicolas Maduro.

Descapitalizados, sin activos y endeudados

No solo se conformaron con acabar con toda la riqueza petrolera producto de los ingresos en la bonanza, sino que nos descapitalizaron, nos dejaron sin activos y nos sobre endeudaron.

“Hoy por hoy la deuda financiera de Venezuela (incluyendo gobierno central, PDVSA, deuda con multilaterales, además de China y Rusia) equivale a cuatro veces exportaciones.

Cuando se incorporan las deudas con instituciones no-financieras; según este indicador, la deuda en Venezuela es más de tres veces el promedio de América Latina (1,8).” Haussman. 2018

Recordemos que hasta colocaron 2 veces las acciones de Citgo que fueron utilizadas como colateral del canje de deuda de USD 2.799 millones y, a su vez, como colateral del préstamo de USD 1.500 millones de Rosneft a Pdvsa. Los bonistas, los rusos, Conoco Phillips y hasta Cristallex exigen compensaciones sobre el mismo activo.

De la destrucción a la reinvención

No ha habido ninguna evidencia que demuestre que hayan construido algo, el propio plan de la patria hablaba de que el grueso de la deuda había sido adquirido para financiar unos planes de expansión que, permitirían aumentar la capacidad de producción petrolera a 4 millones de barriles diarios (4,00 mb/d) en 2014 y 6,00 mb/d en 2019; y el resultado es que la producción nacional actual apenas llega a los 1,2 mb/d, según fuentes OPEP.

Han dejado solo destrucción a su paso por esta hermosa república y ahora la incertidumbre se apodera del país y muchos avizoran del último intento del Régimen para deslastrarse de lo que queda de la clase media y promover una estampida migratoria que al mejor estilo cubano termine por minar cualquier esperanza y concentre una futura y desolada nación provista de lo mínimo para subsistir y anclada en varios siglos antepasados de pobreza, diezmando la dignidad de aquello que simplemente no pueden irse.

Este escenario sería la culminación de un proceso de destrucción que se inició hace 20 años siendo el peor episodio de nuestra historia contemporánea.

No obstante, no creemos en que éste será el desenlace. Existen varias razones por las cuales en Venezuela no se perpetuará el comunismo bajo ninguna forma, entre ellas porque tiene una ubicación estratégica que la coloca en un lugar potencialmente atractivo como eje del comercio internacional. Y a las potencias aledañas no les conviene un comunismo en la región.

Hay muchas alertas de países vecinos (Colombia, Brasil, Ecuador, Perú) y no tan vecinos, el flujo migratorio ya representa un problema nacional.

Una estampida colapsaría las fronteras e incrementaría el flagelo. Hay una fuerte motivación internacional en combatir el narcoestado creando centros anticorrupción y lavado de dinero

Renacer de un Páis:

Venezuela aún cuenta con riquezas en el subsuelo que al ser utilizadas como fuente de inversión reproductiva aún pueden generar un progresivo crecimiento del PIB industrial tanto petrolero como no petrolero.

Si bien las últimas dos décadas acentúan la brecha hacia el desarrollo, éste no es un objetivo imposible si se cuenta con la visión de un estadista que quiera transformar las ruinas y la miseria en un aprendizaje histórico que conduzca a la creación y resurgimiento de una nueva nación.

No es imposible. La esperanza en la reconstrucción ya ha puesto en marcha las mayores aptitudes de venezolanos que habiendo triunfado en las esferas internacionales se sumarán a los esfuerzos de reinventarnos.

La diáspora contribuirá a generar un plan de la nación activo. Contaremos con venezolanos de excelencia que gracias a los medios digitales coadyuvarán presencialmente o no en el aporte de voluntades científicas y tecnológicas al servicio del crecimiento económico.

El apoyo de los multilaterales y la adopción de un plan para restituir las libertades económicas en el más amplio concepto de devolverle a la nación los derechos democráticos fundamentales será nuestro propósito.

Devolverle la esperanza a la generación de jóvenes venezolanos que merecen porvenir. Quedarán rezagados aquellos “políticos” que no supieron estar a la altura de las circunstancias y vendieron sus almas como mercaderes pasivos.

El futuro estará en manos de los mejores, aquellos cuyas capacidades adornen más allá de los conocimientos una moral sobresaliente que aliente una sinergia cívica en la construcción de una nueva conciencia colectiva, marcada por valores y ética.

No es un cambio de paradigma, es y será nuestra realidad próxima que habrá de construirse con nuevas bases de enseñanza real del precio que se tuvo que pagar en estos 20 años del peor accidente de nuestra historia.

La esperanza y el compromiso de todos marcará un nuevo capítulo en Venezuela.

Rosana Sosa García
Economista PHD