Luis Alberto Buttó: Los factores anti-cambio

Luis Alberto Buttó: Los factores anti-cambio

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

Por la misma razón que los deseos no preñan, el hecho de que en determinada sociedad se acumulen grados masivos de descontento para con el modelo de dominación sociopolítico en ella imperante, no necesariamente implica el desmontaje de éste y su sustitución por otro emergente, por lo menos en el corto y mediano plazo. Es más, la certeza de que tal sistema sea inviable no significa que su tiempo de duración sea pequeño, medido ello en función de la cronología de las personas atrapadas en las correspondientes redes de trituración social. La revolución bolchevique, como todo socialismo, fue un fracaso desde sus pinitos y, sin embargo, cuando menos tres generaciones de soviéticos soportaron inconmensurables penurias en la extinta U.R.S.S. Hace ya casi seis décadas el sufrimiento del pueblo cubano es manifiesto y el gobierno revolucionario se mantiene incólume. Obviamente, las circunstancias históricas son diferentes y el asunto no puede plantearse en términos automáticos. La interconexión global cambió las reglas de juego y dificulta los procesos de dominación. Eso es verdad, tan verdad como que desde mediados del siglo pasado las aguas del Caribe no han variado su dirección y el rezago autoritario en Los Urales continúa campante. En otras palabras, el eje central del argumento aquí desarrollado no ha perdido vigencia.

El rechazo masivo a un determinado sistema político y/o económico no significa, al mismo tiempo, que éste no pueda mantener algún tipo de respaldo entre la población, independientemente de las razones que motiven tales grados de anuencia, complicidad, conformidad y/o resignación. En primer lugar, siempre hay sectores que se benefician con la permanencia en el tiempo de la opción política en el poder. A dichos sectores, con tal de preservar sus intereses, les importa bien poco el destino de las mayorías. En estos casos, el cálculo es la idea a defender. En una acera, con participar en acciones deleznables para granjearse la bendición del poder, o siendo parte del mismo, tienen. El procedimiento es acumular suficientes puntos canjeables. En otra acera, con lavarse las manos, guardar silencio, o palabrear sobre la necesidad de cambio y hacer todo lo contrario de lo que se requiere para que éste se produzca, es suficiente. Ni siquiera es ley de la selva y sálvese quien pueda. Son los que piensan: primero yo y los demás que arreen. Las capacidades discursivas para justificar estas conductas son inagotables.

En segundo lugar, es infantil desestimar la capacidad de sometimiento que ciertos mecanismos de sujeción implantados desde el poder constituido tienen sobre la población. Frente a necesidades ingentes, la gente puede, y efectivamente lo hace, doblegar su voluntad ante la posibilidad de que, en alguna que otra medida, tales necesidades sean atendidas. Quien clama por pan encuentra un respiro si le es provisto aun en cantidades ínfimas. Mero deseo de supervivencia, comprensible sin discusión alguna. Por ello, en tantas oportunidades, caen en el vacío los llamados al que vive al día para sumarse a un paro, por ejemplo. Para muchísima gente no existe la opción dejar de salir a buscar en la calle los alimentos que le son imprescindibles para horas venideras, en especial si no se le ha convencido de que hay un horizonte distinto y cercano. A ello hay que agregarle la creencia anidada en muchos de que se debe y puede recibir sin dar nada a cambio. A partir de esta convicción, cualquier cosa obtenida es ganancia. No es peyorativo reconocer que existe tal cultura ni fatalista asumir que la misma no se desmonta de la noche a la mañana. Por último, pero no por ello menos importante, está presente el factor miedo que, como se sabe, suele andar con bastante libertad. El miedo frena, coarta, inmoviliza. Eso hay que entenderlo y enfrentarlo.





Los factores descritos ralentizan los cambios políticos. Es obligatorio construir una narrativa que no los desestime y ayude a desmontarlos.

Historiador
Universidad Simón Bolívar
@luisbutto3